La bacteria E. coli, llamada realmente Escherichia coli por el nombre de su descubridor, el pediatra alemán Theodor Escherich. Es un tipo de bacteria que se encuentra naturalmente en el tracto intestinal, pero que también puede causar enfermedades.

Microorganismos como las bacterias residen en el intestino de todos los seres humanos y juegan un papel importante en la salud, ayudando en la digestión y previniendo infecciones. Sin embargo, si salen del tracto intestinal, pueden volverse muy peligrosos, E. coli es la causa más común de infecciones bacterianas.

La bacteria E. Coli, se multiplican muy rápidamente. Entran en el cuerpo, por ejemplo, al beber agua potable contaminada o comer alimentos contaminados,  causando daños en la salud. 

Algunas cepas de la bacteria E. Coli produce toxinas, estas toxinas interrumpen la función de las células de la mucosa intestinal, impidiendo que el agua y los nutrientes entren en la sangre. Estos trastornos funcionales también pueden ocurrir hasta 72 horas después de la ingestión de la bacteria.

Para bebés, niños y personas con un sistema inmunitario débil, los síntomas asociados con una infección por la bacteria E. coli representan un riesgo particular para la salud.

En los peores casos (p. ej., una infección por la variante E.coli entero hemorrágica) no solo se ve afectado el intestino, sino que también el torrente sanguíneo y los riñones pueden sufrir daños graves. E.Coli es una de las causas más comunes de infecciones de la vejiga.

Es un hecho grave de que la causa de estas infecciones reside en el agua del grifo, que utilizamos diariamente.

Las bacterias intestinales también pueden penetrar en otras partes del cuerpo, en el caso de una higiene del baño no correcta o insuficiente o a través de infecciones en heridas no tratadas. 

El hecho de que tengamos conocimiento que el agua potable que consumimos diariamente tenga tanta bacteria no solo es normal, sino muy alarmante.

En uno de los informes del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) y en el reporte de Servicios para el Desarrollo (SER), organización que trabaja con Farmamundi se evidenció que más del 90% de las fuentes de agua en Guatemala tienen contaminación bacteriológica, incluso residuos fecales provocando enfermedades diarreicas.

Según el informe, a pesar de que el estado guatemalteco ratificó la declaración de las Naciones Unidas que establece “el agua potable como un derecho humano”, la atención que se le ha prestado al problema es mínima. En Guatemala no contamos con una Ley Nacional de Aguas, ni con un ente regulador, lo cual impide al Estado garantizar el derecho humano al agua. Para colocarle la guinda al pastel, nos encontramos con una serie de normas confusas, las cuales son sujetas a ser interpretadas al que más le beneficia. Por lo cual, el resultado es que las aguas residuales no son tratadas y los municipios descargan sus residuos directamente en los ríos y lagos, aumentando de manera irresponsable la contaminación del agua, lo cual, como leímos anteriormente, son la causante de enfermedades gastrointestinales, de la piel y de transmisión por agua, como la hepatitis, las principales causas de la morbimortalidad, especialmente en la niñez.

Es importante realizar las denuncias por la calidad del agua potable que reciben las familias en todos los Municipios de Guatemala, invitar a representantes del Ministerio de Salud, para tomar muestras del agua y ser analizadas en los laboratorios correspondientes, para determinar el nivel de contaminación del agua.

Además, involucrar a la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH), para iniciar con un proceso de investigación porque con la salud de la población no se puede jugar.