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¿Estaremos por el mismo camino?

La simbiosis entre narcos y cleptócratas es una alianza que será difícil romper. Poco a poco, nuestro subsuelo se ha ido erosionando, y la consecuencia de ello es fatal, un hundimiento difícil de arreglar. 

.
Salvador Paiz |
25 de enero, 2024
El contenido en la sección de Opinión es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la postura o la línea editorial de República.
 

Imagínense estar en la comodidad de su casa después de un largo día de trabajo, listos para ver el noticiero y enterarse del acontecer nacional. Encienden la televisión y ponen el canal que más les gusta. De repente la transmisión del noticiero esinterrumpida por un grupo de delincuentes armados. Ante las cámaras, en vivo y a todo color, los criminales insultan y amenazan con armas de fuego y explosivos la vida de los presentadores de noticias, productores y demás trabajadores del canal. Parece algo sacado de una película de acción, pero no, es la vida real. Esto sucedió apenas hace algunos días en Ecuador.

El martes 9 de enero, Ecuador vivió un día de terror. Bombas, balaceras, ataques armados, fuga de criminales y hasta el asalto en un canal de televisión en plena transmisión del noticiero. Todo esto ha evidenciado la audacia de los criminales que han sumergido al país en una ola de violencia. Tras estos terribles y lamentables sucesos, el presidente Noboa declaró estado de excepción y toque de queda nocturno. 

Todo esto parece ser algo súbito e inesperado, como uno de los enormes hundimientos que repentinamente aparecen en las calles y colonias de la ciudad de Guatemala, pero no lo es. 

Lamentablemente la situación en Ecuador ha empeorado poco a poco, su institucionalidad se ha debilitado a lo largo de varios años y hoy es incapaz de sostener al país. Como una gotera molesta, Ecuador ha experimentado la infiltración del narco y redes criminales dentro de sus instituciones. Estos grupos terroristas tienen fuertes vínculos con el cartel de Sinaloa y el cartel Jalisco Nueva Generación y ya han demostrado su alto nivel de organización. También se han infiltrado en el país grupos criminales de Albania, Croacia, Montenegro, Rusia y Serbia, todos actores con fuertes influencias del narcotráfico. 

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Según el Índice Global del Crimen Organizado, realizado por Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional (GI-TOC), los niveles de criminalidad en Ecuador han incrementado significativamente (+0,82). Hoy ya es uno de los 10 países con más crimen organizado del mundo. En 2023 se duplicaron los homicidios en Ecuador, con respecto al 2022. Lo preocupante es que Ecuador no era así de violento. Sin embargo, los homicidios han aumentado más de un 700 por ciento desde 2016.

Ecuador es el vivo ejemplo de lo que sucede cuando las cosas se salen de control. Cuando el narco y las redes criminales se incrustan en un país, nada bueno sucede. La violencia, el crimen y el miedo inundan todos los rincones. Poco a poco van corroyendo las estructuras y "de repente" parecen controlar a la nación entera.

Geográficamente, Ecuador está en una posición complicada. Por un lado tiene a Perú y por el otro a Colombia, los dos mayores productores de cocaína del mundo. Para complicar su panorama, ambos países han aumentado considerablemente su producción de cocaína. Toda esta situación convierte a Ecuador en el punto estratégico principal para el almacenaje y el trasiego de droga.Ciertamente el presidente Noboa no es el culpable de la penetración del narco. Esto es consecuencia de años de corrosión. Sin embargo, es a quien le tocó responder ante esta crisis. 

No quiero sonar fatalista, pero nuestro país va por un camino similar. Estamos tan solo unos cuantos meses detrás de Ecuador. Los síntomas son los mismos: penetración del narcotráfico, grupos criminales, pandillas (maras), corrupción, debilitamiento de las instituciones. La erosión institucional quizás sea imperceptible hasta que llega el momento en que se desmorona. 

El mismo reporte de GI-TOC indica que en 2021 Ecuador era ligeramente más seguro que Guatemala. Sin embargo, era propenso a un deterioro repentino debido al socavamiento y deterioro institucional. Hoy el hoyo del hundimiento es evidente y prácticamente imposible de cerrar. Eso nos debe dar mucho sobre que pensar en Guatemala. De no ser revertido, el proceso de degradación y cooptación institucional por parte del crimen organizado y la cleptocracia continuará. “De repente” estaremos viendo a hombres enmascarados tomando violentamente nuestros noticieros, nuestras calles y nuestro país. Debemos actuar hoy y con sentido de urgencia para librarnos de esos “Cuerpos Ilegales” que operan dentro del Estado.

Coexistencia con el crimen organizado 

Desde hace años, en Guatemala le hemos puesto poca atención al grado de penetración del narcotráfico en nuestras instituciones. Estamos coexistiendo con el crimen organizado, como si fuera algo normal. La simbiosis entre narcos y cleptócratas es una alianza que será difícil romper. Poco a poco, nuestro subsuelo se ha ido erosionando, y la consecuencia de ello es fatal, un hundimiento difícil de arreglar. 

He escrito de este problema repetidamente a lo largo de los años. Este no es un tema nuevo ni culpa de esta administración sino de todas las que le anteceden. Pero si será responsabilidad de todos los actuales actores de la cadena de seguridad y justicia el corregirlo. Sin prejuicio a que algún empresario pueda tomar ventaja al ser parte de esa corrupción o al comercializar ilícitos, la gran mayoría son actores que cumplen con la ley y que se ven afectados por la erosión al estado de derecho. Necesitamos generar condiciones que promuevan la empresarialidad “lícita” pues eso es lo único que nos llevará a la generación de empleo y a la prosperidad.

Como ya dije, no quiero ser fatalista. De hecho, me gusta ver el vaso medio lleno, y no medio vacío. Estoy seguro que aún estamos a tiempo de corregir el rumbo. No podemos ni debemos esperar una guerra abierta entre el narco y las fuerzas de seguridad. 

Podemos actuar ahora para sacar a estos “cuerpos ilegales y aparatos clandestinos de seguridad” de las instituciones. Pero eso requiere decisión y valentía de todos, pero particularmente de las instituciones de seguridad y justicianacionales. 

El presagio ecuatoriano no es inevitable. Estamos en un momento crítico, aún a tiempo para reaccionar. No podemos ignorar que la erosión de nuestras instituciones amenaza con acabar con la estabilidad que aún mantenemos. La corrupción y el crimen organizado seguirán socavando. El futuro de Guatemala está en nuestras manos, y juntos podemos escribir un futuro alternativodonde la legalidad y el estado de derecho triunfen.

 

El autor de esta columna es Salvador Paiz.
www.salvadorpaiz.com

¿Estaremos por el mismo camino?

La simbiosis entre narcos y cleptócratas es una alianza que será difícil romper. Poco a poco, nuestro subsuelo se ha ido erosionando, y la consecuencia de ello es fatal, un hundimiento difícil de arreglar. 

Salvador Paiz |
25 de enero, 2024
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El contenido en la sección de Opinión es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la postura o la línea editorial de República.
 

Imagínense estar en la comodidad de su casa después de un largo día de trabajo, listos para ver el noticiero y enterarse del acontecer nacional. Encienden la televisión y ponen el canal que más les gusta. De repente la transmisión del noticiero esinterrumpida por un grupo de delincuentes armados. Ante las cámaras, en vivo y a todo color, los criminales insultan y amenazan con armas de fuego y explosivos la vida de los presentadores de noticias, productores y demás trabajadores del canal. Parece algo sacado de una película de acción, pero no, es la vida real. Esto sucedió apenas hace algunos días en Ecuador.

El martes 9 de enero, Ecuador vivió un día de terror. Bombas, balaceras, ataques armados, fuga de criminales y hasta el asalto en un canal de televisión en plena transmisión del noticiero. Todo esto ha evidenciado la audacia de los criminales que han sumergido al país en una ola de violencia. Tras estos terribles y lamentables sucesos, el presidente Noboa declaró estado de excepción y toque de queda nocturno. 

Todo esto parece ser algo súbito e inesperado, como uno de los enormes hundimientos que repentinamente aparecen en las calles y colonias de la ciudad de Guatemala, pero no lo es. 

Lamentablemente la situación en Ecuador ha empeorado poco a poco, su institucionalidad se ha debilitado a lo largo de varios años y hoy es incapaz de sostener al país. Como una gotera molesta, Ecuador ha experimentado la infiltración del narco y redes criminales dentro de sus instituciones. Estos grupos terroristas tienen fuertes vínculos con el cartel de Sinaloa y el cartel Jalisco Nueva Generación y ya han demostrado su alto nivel de organización. También se han infiltrado en el país grupos criminales de Albania, Croacia, Montenegro, Rusia y Serbia, todos actores con fuertes influencias del narcotráfico. 

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Según el Índice Global del Crimen Organizado, realizado por Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional (GI-TOC), los niveles de criminalidad en Ecuador han incrementado significativamente (+0,82). Hoy ya es uno de los 10 países con más crimen organizado del mundo. En 2023 se duplicaron los homicidios en Ecuador, con respecto al 2022. Lo preocupante es que Ecuador no era así de violento. Sin embargo, los homicidios han aumentado más de un 700 por ciento desde 2016.

Ecuador es el vivo ejemplo de lo que sucede cuando las cosas se salen de control. Cuando el narco y las redes criminales se incrustan en un país, nada bueno sucede. La violencia, el crimen y el miedo inundan todos los rincones. Poco a poco van corroyendo las estructuras y "de repente" parecen controlar a la nación entera.

Geográficamente, Ecuador está en una posición complicada. Por un lado tiene a Perú y por el otro a Colombia, los dos mayores productores de cocaína del mundo. Para complicar su panorama, ambos países han aumentado considerablemente su producción de cocaína. Toda esta situación convierte a Ecuador en el punto estratégico principal para el almacenaje y el trasiego de droga.Ciertamente el presidente Noboa no es el culpable de la penetración del narco. Esto es consecuencia de años de corrosión. Sin embargo, es a quien le tocó responder ante esta crisis. 

No quiero sonar fatalista, pero nuestro país va por un camino similar. Estamos tan solo unos cuantos meses detrás de Ecuador. Los síntomas son los mismos: penetración del narcotráfico, grupos criminales, pandillas (maras), corrupción, debilitamiento de las instituciones. La erosión institucional quizás sea imperceptible hasta que llega el momento en que se desmorona. 

El mismo reporte de GI-TOC indica que en 2021 Ecuador era ligeramente más seguro que Guatemala. Sin embargo, era propenso a un deterioro repentino debido al socavamiento y deterioro institucional. Hoy el hoyo del hundimiento es evidente y prácticamente imposible de cerrar. Eso nos debe dar mucho sobre que pensar en Guatemala. De no ser revertido, el proceso de degradación y cooptación institucional por parte del crimen organizado y la cleptocracia continuará. “De repente” estaremos viendo a hombres enmascarados tomando violentamente nuestros noticieros, nuestras calles y nuestro país. Debemos actuar hoy y con sentido de urgencia para librarnos de esos “Cuerpos Ilegales” que operan dentro del Estado.

Coexistencia con el crimen organizado 

Desde hace años, en Guatemala le hemos puesto poca atención al grado de penetración del narcotráfico en nuestras instituciones. Estamos coexistiendo con el crimen organizado, como si fuera algo normal. La simbiosis entre narcos y cleptócratas es una alianza que será difícil romper. Poco a poco, nuestro subsuelo se ha ido erosionando, y la consecuencia de ello es fatal, un hundimiento difícil de arreglar. 

He escrito de este problema repetidamente a lo largo de los años. Este no es un tema nuevo ni culpa de esta administración sino de todas las que le anteceden. Pero si será responsabilidad de todos los actuales actores de la cadena de seguridad y justicia el corregirlo. Sin prejuicio a que algún empresario pueda tomar ventaja al ser parte de esa corrupción o al comercializar ilícitos, la gran mayoría son actores que cumplen con la ley y que se ven afectados por la erosión al estado de derecho. Necesitamos generar condiciones que promuevan la empresarialidad “lícita” pues eso es lo único que nos llevará a la generación de empleo y a la prosperidad.

Como ya dije, no quiero ser fatalista. De hecho, me gusta ver el vaso medio lleno, y no medio vacío. Estoy seguro que aún estamos a tiempo de corregir el rumbo. No podemos ni debemos esperar una guerra abierta entre el narco y las fuerzas de seguridad. 

Podemos actuar ahora para sacar a estos “cuerpos ilegales y aparatos clandestinos de seguridad” de las instituciones. Pero eso requiere decisión y valentía de todos, pero particularmente de las instituciones de seguridad y justicianacionales. 

El presagio ecuatoriano no es inevitable. Estamos en un momento crítico, aún a tiempo para reaccionar. No podemos ignorar que la erosión de nuestras instituciones amenaza con acabar con la estabilidad que aún mantenemos. La corrupción y el crimen organizado seguirán socavando. El futuro de Guatemala está en nuestras manos, y juntos podemos escribir un futuro alternativodonde la legalidad y el estado de derecho triunfen.

 

El autor de esta columna es Salvador Paiz.
www.salvadorpaiz.com