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La barca de la gobernabilidad

El calibre de los líderes que tenemos determina los alcances de los logros a los que podemos aspirar. Son indispensables los líderes poderosos.

.
Carlos Dumois |
30 de agosto, 2023

¿Entendemos qué requiere una empresa para multiplicar su valor?

La presentación sobre la gobernabilidad en negocios familiares tuvo un fuerte impacto en el grupo de empresarios. Uno de ellos nos comentó al final: “Ahora por fin entiendo por qué la sinergia organizacional es la clave para multiplicar el valor de la empresa.”

La gobernabilidad de cualquier empresa, más aún si es familiar, se sustenta en ocho vectores que se entrelazan entre sí para complementar los talentos y aportaciones de sus integrantes. Cuando esos factores no se desarrollan con fuerza, sino mediocremente, la empresa apenas puede sobrevivir sin generar nueva riqueza. Si su desempeño es insuficiente, se destruye valor y al final muere.

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Describo a continuación los ocho vectores que son como los remos de una barca que han de impulsarse sincronizadamente y con creciente fuerza para multiplicar el valor en cualquier compañía.

Calidad de liderazgo. Nada cambiará en una organización si no cuenta con líderes fuertes, comprometidos, visionarios, que tengan apertura y empatía para construir con las ideas de los demás. Si no contamos en la cima con el carácter para mirar lejos, pensar en grande y afrontar adversidades, la empresa fácilmente se estancará. El calibre de los líderes que tenemos determina los alcances de los logros a los que podemos aspirar. Son indispensables los líderes poderosos.

Calidad de followership. Los grandes líderes no van solos. Saben hacerse de un equipo ganador que a su vez contagia al resto de la gente y traduce sus enfoques en lineamientos y acciones que organizan  todo hacia la visión concertada. Hacen falta seguidores con criterio e iniciativa.

Manejo de discrepancias. La gobernabilidad no proviene de la disciplina y obediencia. Eso solo permite seguir haciendo bien lo que ya dominamos. Si queremos un equipo de gente pensante que cuestione y aporte, necesitamos una enorme capacidad de negociación y diálogo. El trabajo de llegar a acuerdos fruto de las diferencias demanda paciencia y trabajo arduo. No nos de miedo enfrentar diferencias con madurez.

Momentos positivos predominan sobre momentos agrios. Las relaciones entre socios, consejeros y ejecutivos no son de fiesta, pero tampoco de continuo enfrentamiento. La pasión que necesitan los grandes proyectos se cultiva en ambientes seguros donde todos se sienten aceptados y valorados. El trabajo ha de ser una actividad que se disfruta, no que se sufre. No nos hace falta gente amargada.

Ecuanimidad con control de reacciones. Hacer escándalo por tonterías no ayuda a madurar el trabajo de conjunto. Exagerar las respuestas a comentarios duros, si no tienen mayor trascendencia, solo hace más difícil engranarnos aprovechando los talentos de todos. El comportamiento ecuánime ayuda a lubricar el manejo de diferencias.

Fluidez con mínimo desgaste. La perfección es enemiga del avance, pretenderla hasta el más mínimo detalle nos retrasa. La fluidez es una postura mental que nos conduce a empujar con rapidez para no convertirnos en cuellos de botella. Como un equipo de futbol bien integrado donde las jugadas brotan una tras otra con agilidad. No hay espacio para necedades ni pérdidas de tiempo por nimiedades. No nos ayudan los perfeccionistas ni nos hacen falta los que pretenden saberlo todo.

Actitud de apoyo prevalece sobre la actitud de crítica. El espíritu de colaboración exige flexibilidad y buena disposición. El que está al acecho de los errores y defectos para señalarlos aporta poco.

Expectativas superan a resultados. El conformismo promueve la mediocridad. No nos interesa que nuestra gente busque aparentar que hizo, que logró, cuando en realidad se quedó corta y podría necesitar ayuda. Las organizaciones han de ser hambrientas y ambiciosas, pero con humildad y desprendimiento. Los pretensiosos estorban.

Llevarse bien no es suficiente. Eso no multiplica el valor. La gobernabilidad es fruto del trabajo de un equipo integrado que crea sinergia. Cada vector potencia a los demás. La médula radica en saber compartir el poder.

La gobernabilidad es para moverse, no para seguir. Rememos con fuerza y sincronía.

 

http://www.cedem.com.mx

Carlos A. Dumois es Presidente y

Socio Fundador de CEDEM.

 

 

* “Dueñez® es una marca registrada por Carlos A. Dumois

 

La barca de la gobernabilidad

El calibre de los líderes que tenemos determina los alcances de los logros a los que podemos aspirar. Son indispensables los líderes poderosos.

Carlos Dumois |
30 de agosto, 2023
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¿Entendemos qué requiere una empresa para multiplicar su valor?

La presentación sobre la gobernabilidad en negocios familiares tuvo un fuerte impacto en el grupo de empresarios. Uno de ellos nos comentó al final: “Ahora por fin entiendo por qué la sinergia organizacional es la clave para multiplicar el valor de la empresa.”

La gobernabilidad de cualquier empresa, más aún si es familiar, se sustenta en ocho vectores que se entrelazan entre sí para complementar los talentos y aportaciones de sus integrantes. Cuando esos factores no se desarrollan con fuerza, sino mediocremente, la empresa apenas puede sobrevivir sin generar nueva riqueza. Si su desempeño es insuficiente, se destruye valor y al final muere.

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Describo a continuación los ocho vectores que son como los remos de una barca que han de impulsarse sincronizadamente y con creciente fuerza para multiplicar el valor en cualquier compañía.

Calidad de liderazgo. Nada cambiará en una organización si no cuenta con líderes fuertes, comprometidos, visionarios, que tengan apertura y empatía para construir con las ideas de los demás. Si no contamos en la cima con el carácter para mirar lejos, pensar en grande y afrontar adversidades, la empresa fácilmente se estancará. El calibre de los líderes que tenemos determina los alcances de los logros a los que podemos aspirar. Son indispensables los líderes poderosos.

Calidad de followership. Los grandes líderes no van solos. Saben hacerse de un equipo ganador que a su vez contagia al resto de la gente y traduce sus enfoques en lineamientos y acciones que organizan  todo hacia la visión concertada. Hacen falta seguidores con criterio e iniciativa.

Manejo de discrepancias. La gobernabilidad no proviene de la disciplina y obediencia. Eso solo permite seguir haciendo bien lo que ya dominamos. Si queremos un equipo de gente pensante que cuestione y aporte, necesitamos una enorme capacidad de negociación y diálogo. El trabajo de llegar a acuerdos fruto de las diferencias demanda paciencia y trabajo arduo. No nos de miedo enfrentar diferencias con madurez.

Momentos positivos predominan sobre momentos agrios. Las relaciones entre socios, consejeros y ejecutivos no son de fiesta, pero tampoco de continuo enfrentamiento. La pasión que necesitan los grandes proyectos se cultiva en ambientes seguros donde todos se sienten aceptados y valorados. El trabajo ha de ser una actividad que se disfruta, no que se sufre. No nos hace falta gente amargada.

Ecuanimidad con control de reacciones. Hacer escándalo por tonterías no ayuda a madurar el trabajo de conjunto. Exagerar las respuestas a comentarios duros, si no tienen mayor trascendencia, solo hace más difícil engranarnos aprovechando los talentos de todos. El comportamiento ecuánime ayuda a lubricar el manejo de diferencias.

Fluidez con mínimo desgaste. La perfección es enemiga del avance, pretenderla hasta el más mínimo detalle nos retrasa. La fluidez es una postura mental que nos conduce a empujar con rapidez para no convertirnos en cuellos de botella. Como un equipo de futbol bien integrado donde las jugadas brotan una tras otra con agilidad. No hay espacio para necedades ni pérdidas de tiempo por nimiedades. No nos ayudan los perfeccionistas ni nos hacen falta los que pretenden saberlo todo.

Actitud de apoyo prevalece sobre la actitud de crítica. El espíritu de colaboración exige flexibilidad y buena disposición. El que está al acecho de los errores y defectos para señalarlos aporta poco.

Expectativas superan a resultados. El conformismo promueve la mediocridad. No nos interesa que nuestra gente busque aparentar que hizo, que logró, cuando en realidad se quedó corta y podría necesitar ayuda. Las organizaciones han de ser hambrientas y ambiciosas, pero con humildad y desprendimiento. Los pretensiosos estorban.

Llevarse bien no es suficiente. Eso no multiplica el valor. La gobernabilidad es fruto del trabajo de un equipo integrado que crea sinergia. Cada vector potencia a los demás. La médula radica en saber compartir el poder.

La gobernabilidad es para moverse, no para seguir. Rememos con fuerza y sincronía.

 

http://www.cedem.com.mx

Carlos A. Dumois es Presidente y

Socio Fundador de CEDEM.

 

 

* “Dueñez® es una marca registrada por Carlos A. Dumois