Ya sea que esté orando, meditando o hablando con Dios como un amigo, todos deberían poder elegir en qué creen y cómo quieren expresar esa creencia. Considero la religión y la fe son un asunto muy personal y privado, pero la religión y la fe también son los grandes constructores de la identidad colectiva, porque crea una narrativa para los pueblos.

Para muchas personas religiosas también es agradable vivir su fe en compañía, por ejemplo, rezar o hablar sobre sus creencias. La mayoría de las religiones tienen festivales donde todos celebran juntos y a menudo hay regalos, buena comida y casi siempre se celebra en la  familia, con amigos u otros creyentes.

Las comunidades se forman a través de una creencia compartida y festivales compartidos. En estos momentos es cuando se puede desarrollar un fuerte vínculo entre las personas y donde se dan apoyo mutuamente. Los sitios religiosos (edificios, lugares), el culto (por ejemplo, días festivos, festivales) y los símbolos religiosos juegan un papel importante en esta fe compartida.

Para mí la religión es confiar en que el mundo está gobernado por un amor inmenso y en ese espacio religioso creemos que cada criatura tiene un lugar único y ordenado por Dios en la vida. La teología se ocupa de la cuestión del sentido de la vida, de cómo puedo moldear mi vida de manera significativa y ponerla al servicio de los demás. Y, por supuesto, se trata de la cuestión de la existencia de Dios, es decir, de la cuestión de si el mundo está acompañado o no de un amor infinito. Con este fin, la teología se ocupa de los textos sagrados, de los textos que han tenido y tienen una función significativa en la historia de la humanidad y de sus culturas. Al hacerlo, intenta interpretar estos textos, y abrir su significado para el presente.

La fe significa saber que estás apoyado a lo largo de la vida, tanto en los momentos felices como en los más difíciles. Creer también significa que uno puede errar y cometer errores y aun así no estar perdido. Pero también significa transmitir el amor que experimentas y aprender a dar gracias por la existencia del mundo.

Las religiones a menudo cometen el error de creer que cuentan con la “exclusividad” de pertenecer a Dios, entonces se idolatran a sí mismas y son propensas a la violencia y la intolerancia, como históricamente ya lo hemos visto. Pero la religión también puede significar que reconocemos nuestros errores, miedos y caos mental, también que humildemente reconocemos que no somos monedita de oro para todo el mundo y que tenemos la certeza que durante el espacio que tenemos de vida en el plano terrenal todos estamos conectados en Dios. De esta manera, las religiones pueden convertirse en una universidad de compasión y humildad, lo cual es un requisito previo importante para la democracia y la política.

Como seres humanos, siempre nos preguntamos por el sentido de la vida y, con suerte, siempre estaremos abiertos al misterio de la vida, el amor y la belleza del mundo. ¿Con suerte, y quizás lo más importante, siempre estaremos listos para preguntar por qué y de donde? Para afrontar la vida. Esto sucede tanto en contextos religiosos como no religiosos. ¿La religión y la fe, es cada vez más importante o menos importante? Quizás es muy difícil responder a la pregunta, porque hoy en día cada vez más personas combinan aspectos religiosos y no religiosos.

Entonces, los límites entre lo religioso y lo no religioso son mucho más abiertos, lo cual creo que es importante para una sociedad más tolerante.