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La voluntad popular

Si ponemos en un hilo conductor los hechos que he descrito antes, las condiciones para que se diera la Independencia estaban pintados tal y como sucedió: “y lucharon sin choque sangriento”

.
Francisco Beltranena |
11 de septiembre, 2023

El tiempo pasa y con él los acontecimientos que marcan el sendero por el que Guatemala ha transitado a través de los años. Estamos por celebrar el 202 aniversario de la Independencia. En aquellos tiempos los acontecimientos que se venían dando desde la invasión francesa a España de Napoleón Bonaparte y el secuestro del Rey Fernando VII habían marcado los cambios que desde la Península llegaban a estas tierras a partir 1808.

Mientras otros territorios de la Corona Española peleaban guerras de Independencia, los acontecimientos que se daban en las Provincias de Guatemala denominadas Reino de Guatemala agarraban otros rumbos.

A raíz de la caída del Rey, en 1810, representantes de América y España se reunieron en las Cortes de Cádiz y para 1812 surge una Constitución democrática, (conocida como la Pepa) que a partir de la restauración de  Rey Fernando VII en 1814 veta al asumir de nuevo el trono.

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Estos territorios no fueron ajenos a la restauración y el poder de la Corona ya que el Capitán General José Bustamante y Guerra se había encargado de mantener la lealtad a la Corona y no reconocer la Constitución de Cádiz. De ahí los levantamientos que se dieron en San Salvador y los de la Conjura de Belén fueron aplastados y la ausencia de los diputados centroamericanos a las Cortes de Cádiz. Experimentado militar en el Uruguay y el Río de la Plata al que la lealtad a la Corona le sonrió al darle la razón con la restauración de Fernando VII de 1814-1820.

En palabras chapinas, el Capitán General José Bustamante y Guerra había sido un dictador yuca. Mantuvo el orden de la Corona incólume en estos territorios y mandó por un tubo el grito que se diera el 19 de marzo de 1812 de ¡Viva la Pepa!

Pero sus servicios a la Corona fueron recompensados y regresó a la Península habiéndole reemplazado el Capitán General Carlos Urrutia y Montoya (cubano de nacimiento). El pueblo de Guatemala le recibió con la esperanza de que no fuera a ser tan yuca como Bustamante dada la avanzada edad y epilepsia que sufría.

En marzo de 1820 se daría la restauración de la Constitución de Cádiz y Urrutia se encargó que la misma fuera jurada en la Ciudad de Guatemala y con ello dio espacio para que aquellos que quería la emancipación de España pudieran expresar sus opiniones de “fiebres” como se les apodó por los monarquistas.

Pero el pobre Capitán General Urrutia y Montoya sufriría un ataque cerebro vascular y quedó paralizado de la mitad de su cuerpo. Ante esas circunstancias Urrutia entregó el cargo el 9 de marzo de 1821 al subinspector general del Ejército brigadier Gabino Gaínza quien recientemente había llegado de Quito, Ecuador y que resultaría casualmente encomendado a ser Jefe de Gobierno en los sucesos posteriores de la Independencia.   

Si ponemos en un hilo conductor los hechos que he descrito antes, las condiciones para que se diera la Independencia estaban pintados tal y como sucedió: “y lucharon sin choque sangriento”

No es pues de extrañar que los conciliábulos llevaran a la necesidad de la emancipación como sucedió el 13 de septiembre de 1821 cuando se conoció la emancipación de Chiapas noticias que preocuparon a la aristocracia y que motivaron a la convocatoria a la reunión del 14 de septiembre en el Palacio.

“Que siendo la independencia del gobierno español la voluntad general del pueblo de Guatemala, y sin perjuicio de lo que determine sobre ella el Congreso que debe formarse, el señor jefe político la mande publicar, para prevenir las consecuencias que serian temibles en el caso de que la proclamase de hecho el mismo pueblo.” 

Así dice el Acta de Independencia la que fue escrita en papel sellado de la Corona para que mantuviera su juridicidad y no hubiese males mayores.

Han pasado 202 años desde aquellos acontecimientos que dieron origen a lo que eventualmente se convertiría en la República de Guatemala un cuarto de siglo más tarde, pero la voluntad popular como argumento y la judicialización de los procesos continúen como argumento con el fin de evitar males mayores. ¡Que viva la Pepa! ¡Que Viva Guatemala! ¡Hasta la próxima!

La voluntad popular

Si ponemos en un hilo conductor los hechos que he descrito antes, las condiciones para que se diera la Independencia estaban pintados tal y como sucedió: “y lucharon sin choque sangriento”

Francisco Beltranena |
11 de septiembre, 2023
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El tiempo pasa y con él los acontecimientos que marcan el sendero por el que Guatemala ha transitado a través de los años. Estamos por celebrar el 202 aniversario de la Independencia. En aquellos tiempos los acontecimientos que se venían dando desde la invasión francesa a España de Napoleón Bonaparte y el secuestro del Rey Fernando VII habían marcado los cambios que desde la Península llegaban a estas tierras a partir 1808.

Mientras otros territorios de la Corona Española peleaban guerras de Independencia, los acontecimientos que se daban en las Provincias de Guatemala denominadas Reino de Guatemala agarraban otros rumbos.

A raíz de la caída del Rey, en 1810, representantes de América y España se reunieron en las Cortes de Cádiz y para 1812 surge una Constitución democrática, (conocida como la Pepa) que a partir de la restauración de  Rey Fernando VII en 1814 veta al asumir de nuevo el trono.

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Estos territorios no fueron ajenos a la restauración y el poder de la Corona ya que el Capitán General José Bustamante y Guerra se había encargado de mantener la lealtad a la Corona y no reconocer la Constitución de Cádiz. De ahí los levantamientos que se dieron en San Salvador y los de la Conjura de Belén fueron aplastados y la ausencia de los diputados centroamericanos a las Cortes de Cádiz. Experimentado militar en el Uruguay y el Río de la Plata al que la lealtad a la Corona le sonrió al darle la razón con la restauración de Fernando VII de 1814-1820.

En palabras chapinas, el Capitán General José Bustamante y Guerra había sido un dictador yuca. Mantuvo el orden de la Corona incólume en estos territorios y mandó por un tubo el grito que se diera el 19 de marzo de 1812 de ¡Viva la Pepa!

Pero sus servicios a la Corona fueron recompensados y regresó a la Península habiéndole reemplazado el Capitán General Carlos Urrutia y Montoya (cubano de nacimiento). El pueblo de Guatemala le recibió con la esperanza de que no fuera a ser tan yuca como Bustamante dada la avanzada edad y epilepsia que sufría.

En marzo de 1820 se daría la restauración de la Constitución de Cádiz y Urrutia se encargó que la misma fuera jurada en la Ciudad de Guatemala y con ello dio espacio para que aquellos que quería la emancipación de España pudieran expresar sus opiniones de “fiebres” como se les apodó por los monarquistas.

Pero el pobre Capitán General Urrutia y Montoya sufriría un ataque cerebro vascular y quedó paralizado de la mitad de su cuerpo. Ante esas circunstancias Urrutia entregó el cargo el 9 de marzo de 1821 al subinspector general del Ejército brigadier Gabino Gaínza quien recientemente había llegado de Quito, Ecuador y que resultaría casualmente encomendado a ser Jefe de Gobierno en los sucesos posteriores de la Independencia.   

Si ponemos en un hilo conductor los hechos que he descrito antes, las condiciones para que se diera la Independencia estaban pintados tal y como sucedió: “y lucharon sin choque sangriento”

No es pues de extrañar que los conciliábulos llevaran a la necesidad de la emancipación como sucedió el 13 de septiembre de 1821 cuando se conoció la emancipación de Chiapas noticias que preocuparon a la aristocracia y que motivaron a la convocatoria a la reunión del 14 de septiembre en el Palacio.

“Que siendo la independencia del gobierno español la voluntad general del pueblo de Guatemala, y sin perjuicio de lo que determine sobre ella el Congreso que debe formarse, el señor jefe político la mande publicar, para prevenir las consecuencias que serian temibles en el caso de que la proclamase de hecho el mismo pueblo.” 

Así dice el Acta de Independencia la que fue escrita en papel sellado de la Corona para que mantuviera su juridicidad y no hubiese males mayores.

Han pasado 202 años desde aquellos acontecimientos que dieron origen a lo que eventualmente se convertiría en la República de Guatemala un cuarto de siglo más tarde, pero la voluntad popular como argumento y la judicialización de los procesos continúen como argumento con el fin de evitar males mayores. ¡Que viva la Pepa! ¡Que Viva Guatemala! ¡Hasta la próxima!