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Los megacorruptos nos quieren gobernar

Los megacorruptos del mundo que se han incrustado cual garrapatas en los gobiernos de distintos países han presionado con decretos que permiten a depravados entrar y usar los sanitarios y vestidores de mujeres y niñas.

.
Warren Orbaugh |
24 de julio, 2023

Los socialistas, así como los comunistas, de quienes difieren sólo en el hecho de que llegan al poder por el voto y el fraude en lugar de por la revolución armada, son megacorruptos. El corrupto es deshonesto, ladrón, vil. El megacorrupto, además de ser todo lo anterior, corrompe, pudre, descompone todo lo que puede. Lo hemos visto a lo largo de los años de existencia de estos grupos.

En los deportes los socialistas siempre fomentaron hacer trampa por medio del dopaje para prevalecer. El juego limpio no es un valor para ellos. Les importa un bledo. Lo único que les importa es conseguir lo que quieren a como dé lugar.

Corrompieron el antes prestigioso Premio Nobel al concedérselo a Rigoberta Menchú aun sabiendo que ella no es la autora del libro Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia, escrito por Elizabeth Burgos y conscientes de que cuanto allí dice no es verdad sino pura ficción.

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Corrompieron a la ONU al incluir entre su Consejo de Derechos Humanos a Cuba, Venezuela, Bolivia, China, y Emiratos Árabes Unidos, los que en lugar de promover el respeto para los Derechos Humanos los violan al ser países altamente represivos.

Así mismo han corrompido el lenguaje, sabiendo que éste es el instrumento del pensar y que, si se hace confuso e indefinido, razonar bien se vuelve imposible. Por ejemplo, destruyeron la universalidad de “todos”. Usándolo bien, con lógica, “todos” incluye a cada singular subsumido de la extensión de determinada categoría, concepto o unidad sintética. Un silogismo válido es: «Todo ser humano es mortal; Ana es ser humano; por tanto, Ana es mortal». Pero según los socialistas o progres como gustan llamarse ahora, decir: «Todo ser humano», excluye a toda mujer, por lo que uno debiera decir: «Todo ser humano y toda sera humana son mortales y mortalas», y luego alegan que esa forma de hablar (por demás ilógica e incorrecta) también es excluyente y por tanto se debiera decir: «Todo ser humano y toda será humana y todxs serx humanxs son mortales, mortalas y mortalxs». Esta tontería es el procedimiento contrario al de formación de conocimiento. Es tratar de llevar a las personas a un nivel subhumano cuyo conocimiento se limita a concretos. El conocimiento se construye creando conceptos.

Los conceptos son integraciones o unidades mentales sintéticas, como archivos abiertos donde se sintetizan una diversidad de concretos o conceptos según sus similitudes obviando sus diferencias específicas y distinguiéndolas de otros concretos que son menos similares. Por ejemplo, al formar el concepto humano, diferenciamos ciertos seres animados de los que no son animados. Luego notamos otras diferencias entre unos animales y otros. Unos razonan mientras que los otros no. Así que clasificamos al humano como animal racional, y esta etiqueta denota una unidad mental que subsume a todo concreto que tiene las características mencionadas, las que se convierten en la característica esencial de la clasificación. El común denominador conceptual, como lo bautizara Ayn Rand. Parecido a como cuando creas carpetas en tu computadora e incluyes en ellas documentos o fotos según un criterio determinado (presupuestos o fotos de las vacaciones de 1990, etc.), que puedes identificar al etiquetarlas. La ventaja de ordenar y sintetizar toda esta información en unidades sintéticas o conceptos consiste en que podemos reducir a pocas unidades una gran cantidad de conocimiento, imposible para una mente que no sea conceptual. No podemos diferenciar una distancia perceptualmente más que como lejos o cerca, pero conceptualmente podemos concebirla con precisión si decimos que el sitio está a 100 kilómetros. Los progres quieren destruir tu mente al corromper el proceso de conceptualizar.

Una vez logrado corromper el lenguaje, pretenden desintegrar los juicios. Un juicio o su expresión verbal, la proposición, es una afirmación de que algo es o no es el caso. Necesariamente es verdadero o falso. Es verdadero si describe el caso, es decir la realidad. Y es falso si su afirmación o negación no describe la realidad. Es el pensar mismo. Los megacorruptos pretenden convencerte de que la verdad del juicio no es su concordancia con los hechos, sino con lo que alguien sienta. Así afirman, que una mujer no es un ser objetivo, independientemente de lo que quieras o sientas, un ser que es un humano fecundable, sino que es una condición, es como uno se sienta o “auto perciba”, corrompiendo a la vez el concepto de percibir que es darse cuenta de la realidad. Habiendo arruinado la capacidad de pensar de la gente, varones degenerados y cobardes, afirmando que se auto perciben como mujeres, proceden a competir en deportes y eventos femeninos. Compiten en boxeo, lucha y rugby masacrando a las mujeres. Compiten en atletismo, ciclismo y natación aplastando a las atletas. Hoy, la miss España y la miss Holanda son varones. Y la gente, habiendo sido reducida a niños incapaces de pensar por sí mismos, a inmaduros incapaces de poder entender sin la tutela de otro que les dice qué creer, que opinar, consienten esta insensata degeneración, esta locura, tolerando y premiando a varones, en competencias de féminas.

Los megacorruptos del mundo que se han incrustado cual garrapatas en los gobiernos de distintos países han presionado con decretos que permiten a depravados entrar y usar los sanitarios y vestidores de mujeres y niñas.

 Los megacorruptos pervierten a los niños con libros pornográficos en las escuelas y espectáculos de prostitutos travestis. Promueven además la pedofilia como práctica normal y aceptable. Desfilan exhibiéndose, pretendiendo que el dejarse fornicar por el ano por otro hombre es meritorio de orgullo. Destruyen todo aquello que verdaderamente debe valorarse y pretenden sustituirlo por la veneración de la inmundicia.

Los megacorruptos, una vez en el gobierno, deterioran la economía. Siguiendo políticas keynesianas gastan más de lo que producen y desincentivan el ahorro. Una economía sana se basa en el ahorro que procura el capital para la producción y no en el consumo. El consumo sólo es posible cuando se han producido los bienes de consumo. Sólo cuando uno intercambia lo que ha producido por algo que otro ha producido y desea. Los megacorruptos pretenden hacer lo contrario. Para ello hacen lo que al ciudadano común le prohíben hacer. Si un ciudadano común y corriente imprime dinero para poder comprar lo que desee, lo meten preso por falsificador. El criminal pretende intercambiar mero papel, moneda sin valor por el producto de otros. Pero el gobierno megacorrupto hace lo mismo sin castigo porque está por encima de la ley.

Los megacorruptos envician al periodismo haciéndolo abandonar toda objetividad y convirtiéndolo en órgano de propaganda para pintar una imagen a su conveniencia producto de la ideología socialista. De esa manera tienen un instrumento para falsear los hechos e influir en la opinión de los inmaduros incapaces de pensar críticamente por sí mismos.

Los megacorruptos corroen la sociedad civil, promoviendo el conflicto y enfrentamiento entre asociados en lugar de la cooperación por medio de la división del trabajo y el intercambio voluntario de bienes y servicios. Así, USAID, ahora usada como instrumento de los comunistas norteamericanos o demócratas, en lugar de ayudar a grupos marginalizados a construir capacidades para reducir la pobreza, salvar vidas, fortalecer la gobernabilidad y ayudar a las personas a progresar, preparan y ayudan al Victory Institute LGBTQ+ que capacita y apoya a candidatos de izquierda en Guatemala.

Los megacorruptos pudren la política. Mienten descaradamente. Antes de tomar el poder en Cuba, Fidel Castro juró, prometió y garantizó que no era comunista. «No hay comunismo ni marxismo en nuestra idea. Nuestra filosofía es democracia representativa y justicia social en una economía bien planificada», dijo Fidel. Igual mintió Hugo Chávez antes de llegar al poder en Venezuela. «Yo no soy socialista … entregaré el poder a los cinco años … no tengo intención de nacionalizar absolutamente nada …», dijo en la entrevista que le hiciera Jorge Ramos en 1998. A Bernardo Arévalo le preguntaron en una entrevista de Emisoras Unidas si era o no comunista y respondió: «Je je, por supuesto que no. Es más, me han acusado de ser un liberal … yo soy un progresista socialdemócrata y siempre le digo a la gente que la democracia es el elemento fundamental de la justicia social, no hay justicia social sin democracia». Parecido a las palabras de Fidel. Pero no olvidemos el refrán español que aparece en el Quijote que reza: «Dime con quien andas, y te diré quien eres». Y el Movimiento Semilla se alía con WINAQ y URNG MAIZ. Así que …

Y siendo consistentes con la corrupción del lenguaje, las palabras que usan no significan para nada lo que aparentan. “Justicia social” no tiene nada que ver con la justicia. Más bien es todo lo contrario. Lo que realmente significa es que el gobierno se convierte en ladrón legal, viola el derecho de propiedad de algunos ciudadanos, les roba lo suyo y lo distribuye entre aquellos que arbitrariamente elige. Y la palabra “progresista” no significa alguien que busca el progreso mediante ideas modernas y adelantadas, sino todo lo contrario, realmente expresa “comunista”.

Cuando le preguntaron sobre que pensaba acerca de la ideología de género, Arévalo contestó: «No la conozco, no sé lo que es». Sin embargo, en su página Web defiende la ideología de género. Y en el 25 de junio de 2023 escribió en su cuenta de Twitter: «Es necesario una reforma educativa. Lxs niñxs deben aprender que hay otros géneros, para empezar una generación de igualdad». [Resaltado mio].

Mentir es pues, lo de ellos. La verdad, la justicia, la veracidad, la honradez, la confiabilidad, y la sinceridad, no tienen ningún valor para los megacorruptos. El Grupo Semilla inscribió a su partido por medios fraudulentos. Cometió un delito. Ahora pretenden impunidad. Procuran que los ciudadanos acepten el fraude como algo normal, sin importancia; una mera banalidad, una frivolidad, una nimiedad que no amerita castigo ni quedar eliminados de la contienda. El juego limpio, consideran, es un valor burgués y por tanto algo del pasado, obsoleto. Su lema de combate a la corrupción es tan solo una frase vacía, sin contenido real. Es una contradicción de los hechos. Un partido megacorrupto, que se inscribe por medios corruptos, que miente para esconder sus verdaderas intenciones y ser electos mediante el embuste, pretende hacernos creer que va a combatir la corrupción. ¡Vaya pues!

Ahora el conglomerado de megacorruptos, al ver que sus lacayos del Grupo Semilla están en problemas por su mal actuar, saltan en su auxilio. Inmediatamente crean comunicados exigiendo se respete el debido proceso y que las elecciones del 20 de agosto sean entre el Grupo Semilla y la UNE. En realidad, el “debido proceso” no significa nada para ellos, pues el debido proceso exige por ley que los partidos se inscriban correctamente. Y al ver que sus exigencias de que no se aplique la ley y de que se altere el orden constitucional no eran obedecidas subieron el tono de la presión. Los representantes de gobiernos extranjeros, del G 13, de la Unión Europea, y de la ONU, amenazaron con sancionar al país. Lo mas reciente fue la publicación de la Lista Engel, supuestamente de “actores corruptos y antidemocráticos” centroamericanos, pero realmente de “actores que no se pliegan a los deseos de los megacorruptos”, actualmente en el poder del gobierno estadounidense a quien han desvelado ahora graves problemas de corrupción. La susodicha lista es un instrumento político de presión y sanciones violatoria del principio de inocencia que se esgrime sin presentar pruebas que respalden sus acusaciones. Es una práctica que nos regresa al siglo XV, donde con acusaciones e instrumentos similares se acusaba de brujas a mujeres a las que se pretendía despojar de sus propiedades. ¡Vaya progresismo!

Los megacorruptos, nacionales e internacionales, quieren forzarnos a someternos a sus deseos, para que actuemos en contra de la ley y constitución guatemalteca que pone que el Estado tiene como deber garantizarles a los habitantes de la República la vida, la libertad, la justicia, la seguridad, la paz y el desarrollo integral de la persona. No dice que el Estado debe plegarse a los deseos de Todd Robinson y sus protegidos. Intentan tratarnos como si fuéramos su colonia.

Los megacorruptos nos quieren gobernar como provincia del anhelado nuevo gobierno mundial.

Los megacorruptos nos quieren gobernar

Los megacorruptos del mundo que se han incrustado cual garrapatas en los gobiernos de distintos países han presionado con decretos que permiten a depravados entrar y usar los sanitarios y vestidores de mujeres y niñas.

Warren Orbaugh |
24 de julio, 2023
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Los socialistas, así como los comunistas, de quienes difieren sólo en el hecho de que llegan al poder por el voto y el fraude en lugar de por la revolución armada, son megacorruptos. El corrupto es deshonesto, ladrón, vil. El megacorrupto, además de ser todo lo anterior, corrompe, pudre, descompone todo lo que puede. Lo hemos visto a lo largo de los años de existencia de estos grupos.

En los deportes los socialistas siempre fomentaron hacer trampa por medio del dopaje para prevalecer. El juego limpio no es un valor para ellos. Les importa un bledo. Lo único que les importa es conseguir lo que quieren a como dé lugar.

Corrompieron el antes prestigioso Premio Nobel al concedérselo a Rigoberta Menchú aun sabiendo que ella no es la autora del libro Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia, escrito por Elizabeth Burgos y conscientes de que cuanto allí dice no es verdad sino pura ficción.

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Corrompieron a la ONU al incluir entre su Consejo de Derechos Humanos a Cuba, Venezuela, Bolivia, China, y Emiratos Árabes Unidos, los que en lugar de promover el respeto para los Derechos Humanos los violan al ser países altamente represivos.

Así mismo han corrompido el lenguaje, sabiendo que éste es el instrumento del pensar y que, si se hace confuso e indefinido, razonar bien se vuelve imposible. Por ejemplo, destruyeron la universalidad de “todos”. Usándolo bien, con lógica, “todos” incluye a cada singular subsumido de la extensión de determinada categoría, concepto o unidad sintética. Un silogismo válido es: «Todo ser humano es mortal; Ana es ser humano; por tanto, Ana es mortal». Pero según los socialistas o progres como gustan llamarse ahora, decir: «Todo ser humano», excluye a toda mujer, por lo que uno debiera decir: «Todo ser humano y toda sera humana son mortales y mortalas», y luego alegan que esa forma de hablar (por demás ilógica e incorrecta) también es excluyente y por tanto se debiera decir: «Todo ser humano y toda será humana y todxs serx humanxs son mortales, mortalas y mortalxs». Esta tontería es el procedimiento contrario al de formación de conocimiento. Es tratar de llevar a las personas a un nivel subhumano cuyo conocimiento se limita a concretos. El conocimiento se construye creando conceptos.

Los conceptos son integraciones o unidades mentales sintéticas, como archivos abiertos donde se sintetizan una diversidad de concretos o conceptos según sus similitudes obviando sus diferencias específicas y distinguiéndolas de otros concretos que son menos similares. Por ejemplo, al formar el concepto humano, diferenciamos ciertos seres animados de los que no son animados. Luego notamos otras diferencias entre unos animales y otros. Unos razonan mientras que los otros no. Así que clasificamos al humano como animal racional, y esta etiqueta denota una unidad mental que subsume a todo concreto que tiene las características mencionadas, las que se convierten en la característica esencial de la clasificación. El común denominador conceptual, como lo bautizara Ayn Rand. Parecido a como cuando creas carpetas en tu computadora e incluyes en ellas documentos o fotos según un criterio determinado (presupuestos o fotos de las vacaciones de 1990, etc.), que puedes identificar al etiquetarlas. La ventaja de ordenar y sintetizar toda esta información en unidades sintéticas o conceptos consiste en que podemos reducir a pocas unidades una gran cantidad de conocimiento, imposible para una mente que no sea conceptual. No podemos diferenciar una distancia perceptualmente más que como lejos o cerca, pero conceptualmente podemos concebirla con precisión si decimos que el sitio está a 100 kilómetros. Los progres quieren destruir tu mente al corromper el proceso de conceptualizar.

Una vez logrado corromper el lenguaje, pretenden desintegrar los juicios. Un juicio o su expresión verbal, la proposición, es una afirmación de que algo es o no es el caso. Necesariamente es verdadero o falso. Es verdadero si describe el caso, es decir la realidad. Y es falso si su afirmación o negación no describe la realidad. Es el pensar mismo. Los megacorruptos pretenden convencerte de que la verdad del juicio no es su concordancia con los hechos, sino con lo que alguien sienta. Así afirman, que una mujer no es un ser objetivo, independientemente de lo que quieras o sientas, un ser que es un humano fecundable, sino que es una condición, es como uno se sienta o “auto perciba”, corrompiendo a la vez el concepto de percibir que es darse cuenta de la realidad. Habiendo arruinado la capacidad de pensar de la gente, varones degenerados y cobardes, afirmando que se auto perciben como mujeres, proceden a competir en deportes y eventos femeninos. Compiten en boxeo, lucha y rugby masacrando a las mujeres. Compiten en atletismo, ciclismo y natación aplastando a las atletas. Hoy, la miss España y la miss Holanda son varones. Y la gente, habiendo sido reducida a niños incapaces de pensar por sí mismos, a inmaduros incapaces de poder entender sin la tutela de otro que les dice qué creer, que opinar, consienten esta insensata degeneración, esta locura, tolerando y premiando a varones, en competencias de féminas.

Los megacorruptos del mundo que se han incrustado cual garrapatas en los gobiernos de distintos países han presionado con decretos que permiten a depravados entrar y usar los sanitarios y vestidores de mujeres y niñas.

 Los megacorruptos pervierten a los niños con libros pornográficos en las escuelas y espectáculos de prostitutos travestis. Promueven además la pedofilia como práctica normal y aceptable. Desfilan exhibiéndose, pretendiendo que el dejarse fornicar por el ano por otro hombre es meritorio de orgullo. Destruyen todo aquello que verdaderamente debe valorarse y pretenden sustituirlo por la veneración de la inmundicia.

Los megacorruptos, una vez en el gobierno, deterioran la economía. Siguiendo políticas keynesianas gastan más de lo que producen y desincentivan el ahorro. Una economía sana se basa en el ahorro que procura el capital para la producción y no en el consumo. El consumo sólo es posible cuando se han producido los bienes de consumo. Sólo cuando uno intercambia lo que ha producido por algo que otro ha producido y desea. Los megacorruptos pretenden hacer lo contrario. Para ello hacen lo que al ciudadano común le prohíben hacer. Si un ciudadano común y corriente imprime dinero para poder comprar lo que desee, lo meten preso por falsificador. El criminal pretende intercambiar mero papel, moneda sin valor por el producto de otros. Pero el gobierno megacorrupto hace lo mismo sin castigo porque está por encima de la ley.

Los megacorruptos envician al periodismo haciéndolo abandonar toda objetividad y convirtiéndolo en órgano de propaganda para pintar una imagen a su conveniencia producto de la ideología socialista. De esa manera tienen un instrumento para falsear los hechos e influir en la opinión de los inmaduros incapaces de pensar críticamente por sí mismos.

Los megacorruptos corroen la sociedad civil, promoviendo el conflicto y enfrentamiento entre asociados en lugar de la cooperación por medio de la división del trabajo y el intercambio voluntario de bienes y servicios. Así, USAID, ahora usada como instrumento de los comunistas norteamericanos o demócratas, en lugar de ayudar a grupos marginalizados a construir capacidades para reducir la pobreza, salvar vidas, fortalecer la gobernabilidad y ayudar a las personas a progresar, preparan y ayudan al Victory Institute LGBTQ+ que capacita y apoya a candidatos de izquierda en Guatemala.

Los megacorruptos pudren la política. Mienten descaradamente. Antes de tomar el poder en Cuba, Fidel Castro juró, prometió y garantizó que no era comunista. «No hay comunismo ni marxismo en nuestra idea. Nuestra filosofía es democracia representativa y justicia social en una economía bien planificada», dijo Fidel. Igual mintió Hugo Chávez antes de llegar al poder en Venezuela. «Yo no soy socialista … entregaré el poder a los cinco años … no tengo intención de nacionalizar absolutamente nada …», dijo en la entrevista que le hiciera Jorge Ramos en 1998. A Bernardo Arévalo le preguntaron en una entrevista de Emisoras Unidas si era o no comunista y respondió: «Je je, por supuesto que no. Es más, me han acusado de ser un liberal … yo soy un progresista socialdemócrata y siempre le digo a la gente que la democracia es el elemento fundamental de la justicia social, no hay justicia social sin democracia». Parecido a las palabras de Fidel. Pero no olvidemos el refrán español que aparece en el Quijote que reza: «Dime con quien andas, y te diré quien eres». Y el Movimiento Semilla se alía con WINAQ y URNG MAIZ. Así que …

Y siendo consistentes con la corrupción del lenguaje, las palabras que usan no significan para nada lo que aparentan. “Justicia social” no tiene nada que ver con la justicia. Más bien es todo lo contrario. Lo que realmente significa es que el gobierno se convierte en ladrón legal, viola el derecho de propiedad de algunos ciudadanos, les roba lo suyo y lo distribuye entre aquellos que arbitrariamente elige. Y la palabra “progresista” no significa alguien que busca el progreso mediante ideas modernas y adelantadas, sino todo lo contrario, realmente expresa “comunista”.

Cuando le preguntaron sobre que pensaba acerca de la ideología de género, Arévalo contestó: «No la conozco, no sé lo que es». Sin embargo, en su página Web defiende la ideología de género. Y en el 25 de junio de 2023 escribió en su cuenta de Twitter: «Es necesario una reforma educativa. Lxs niñxs deben aprender que hay otros géneros, para empezar una generación de igualdad». [Resaltado mio].

Mentir es pues, lo de ellos. La verdad, la justicia, la veracidad, la honradez, la confiabilidad, y la sinceridad, no tienen ningún valor para los megacorruptos. El Grupo Semilla inscribió a su partido por medios fraudulentos. Cometió un delito. Ahora pretenden impunidad. Procuran que los ciudadanos acepten el fraude como algo normal, sin importancia; una mera banalidad, una frivolidad, una nimiedad que no amerita castigo ni quedar eliminados de la contienda. El juego limpio, consideran, es un valor burgués y por tanto algo del pasado, obsoleto. Su lema de combate a la corrupción es tan solo una frase vacía, sin contenido real. Es una contradicción de los hechos. Un partido megacorrupto, que se inscribe por medios corruptos, que miente para esconder sus verdaderas intenciones y ser electos mediante el embuste, pretende hacernos creer que va a combatir la corrupción. ¡Vaya pues!

Ahora el conglomerado de megacorruptos, al ver que sus lacayos del Grupo Semilla están en problemas por su mal actuar, saltan en su auxilio. Inmediatamente crean comunicados exigiendo se respete el debido proceso y que las elecciones del 20 de agosto sean entre el Grupo Semilla y la UNE. En realidad, el “debido proceso” no significa nada para ellos, pues el debido proceso exige por ley que los partidos se inscriban correctamente. Y al ver que sus exigencias de que no se aplique la ley y de que se altere el orden constitucional no eran obedecidas subieron el tono de la presión. Los representantes de gobiernos extranjeros, del G 13, de la Unión Europea, y de la ONU, amenazaron con sancionar al país. Lo mas reciente fue la publicación de la Lista Engel, supuestamente de “actores corruptos y antidemocráticos” centroamericanos, pero realmente de “actores que no se pliegan a los deseos de los megacorruptos”, actualmente en el poder del gobierno estadounidense a quien han desvelado ahora graves problemas de corrupción. La susodicha lista es un instrumento político de presión y sanciones violatoria del principio de inocencia que se esgrime sin presentar pruebas que respalden sus acusaciones. Es una práctica que nos regresa al siglo XV, donde con acusaciones e instrumentos similares se acusaba de brujas a mujeres a las que se pretendía despojar de sus propiedades. ¡Vaya progresismo!

Los megacorruptos, nacionales e internacionales, quieren forzarnos a someternos a sus deseos, para que actuemos en contra de la ley y constitución guatemalteca que pone que el Estado tiene como deber garantizarles a los habitantes de la República la vida, la libertad, la justicia, la seguridad, la paz y el desarrollo integral de la persona. No dice que el Estado debe plegarse a los deseos de Todd Robinson y sus protegidos. Intentan tratarnos como si fuéramos su colonia.

Los megacorruptos nos quieren gobernar como provincia del anhelado nuevo gobierno mundial.