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Música de la democracia

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Francisco Beltranena |
20 de febrero, 2024

La historia de la democracia guatemalteca moderna no es de muy largo tiempo de desarrollo, aunque ya sobrepasa la del siglo XX. Basta recordar que el primer gobierno de la democracia, bajo la actual Constitución Política de la República (CPRG), dio inicio el 14 de enero de 1986, es decir hace 38 años. La vida democrática no ha sido una sin sobresaltos y sin el acompañamiento del Ejército de Guatemala, probablemente no hubiera aguantado los primeros cinco años de gobierno del Presidente Vinicio Cerezo, total, fue el segundo presidente de la era democrática quien, en un golpe de Estado, decidió clausurar el Congreso en lo que la historia contemporánea ha denominado El Serranazo.

Vinicio Cerezo llegó al poder en pleno Enfrentamiento Armado Interno, como resultado de la decisión estratégica del Ejército de Guatemala de acabar con los gobiernos militares, convocar a la elección de la Asamblea Nacional Constituyente, permitir la libre discusión de la Constitución y en el momento acordado entregar el poder a quien resultó electo en las primeras elecciones democráticas. La vida democrática era un arma contra insurgente. Los grupos alzados en armas se quedaban sin uno de sus principales argumentos para mantener el asalto al poder por las armas. Ahora, si querían el poder, tendrían que participar en la vida política, constituir uno o varios partidos y ganar por medio del voto popular los puestos de elección que estipulaba la CPRG.

El Enfrentamiento Armado Interno provocó que la izquierda internacional apoyara a los grupos armados insurgentes. Es más, hasta el gobierno de los EE. UU. presidido por Jimmy Carter había quitado el apoyo militar a Guatemala y hubo de encontrarse otras fuentes de aprovisionamiento en Europa Oriental (las antiguas Yugoeslavia y Checoslovaquia) e Israel. La pistola de servicio de los oficiales en combate se volvió la CZ hecha en Checoslovaquia, los fusiles sin retroceso yugoeslavos y, el fusil de asalto, el Galil de fabricación israelita.

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Las decisiones estratégicas del Ejército de Guatemala incluyeron el Golpe de Estado del 23 de marzo de 1982 y el relevo en el mando del 8 de Agosto de 1983. Ambas decisiones causaron inmensa división entre la oficialidad del ejército. Surgieron, así, el bando de los rudos y el de los institucionales. Los rudos, encabezados por Efraín Ríos Montt, y los institucionales por Óscar Mejía Víctores. Ríos Montt, quizás sin entender el diseño estratégico de los institucionales, pretendía gobernar Guatemala como lo hizo Pinochet en Chile; Mejía Víctores, lideró a los institucionales a lograr la Asamblea Nacional Constituyente y la entrega del poder al gobierno democráticamente electo.

De aquella primera elección, llegó al poder el Partido Democracia Cristiana Guatemalteca el de la Estrella Blanca sobre el fondo verde como decía la propaganda y al que la contraparte denominó el partido de la sandía: verde por fuera pero rojos por dentro.

Las asonadas militares estuvieron a la orden del día. Los grupos golpistas como Los Oficiales de la Montaña llevaron a cabo al menos dos levantamientos reconocidos por el Alto Mando del Ejército. Los oficiales institucionales no la tuvieron fácil y el General Héctor Alejandro Gramajo Morales, ministro de la Defensa Nacional, menos.

Mientras tanto, la vida democrática institucional tomaba forma. El aislacionismo en el que se había colocado a Guatemala requería de romperse. Estratégicamente, el siguiente paso era ni más ni menos que el inicio del proceso de paz. Ya había una democracia y había que actuar en el marco de la misma. Contactos más y un activo accionar permitieron los primeros contactos para que Guatemala fuese abriéndose espacios en el Concierto de Naciones.

La primera gira de Vinicio Cerezo como presidente fue a Centroamérica en lo que fue la continuación de los esfuerzos de Contadora, que fue un esfuerzo multilateral para promover la paz en América Central. Los esfuerzo del gobierno militar, liderado por Mejía Víctores, permitieron al canciller Andrade Díaz Durán ser parte de ese esfuerzo. El Grupo Contadora, que se conformaba al margen de los intereses de los Estados Unidos, el que incluso llegó no ver con buenos ojos su conformación, no obstante sería el origen del llamado Acuerdo de Esquipulas, el que se dio a los cinco meses de la toma de posesión de Cerezo Arévalo.

El diseño de la política exterior era cuestión estratégica. El periplo de Vinicio por Europa era música de democracia, como decía el propio Vinicio. Pero representaba precisamente la obtención de los objetivos estratégicos contra insurgentes, que daría paso los Acuerdos de Paz Firme y Duradera años más tarde.

Recuerdo un episodio de Vinicio. Era un 15 de Septiembre y el desfile terminó en el Estadio Mateo Flores (como se llamaba). El estadio casi se llenó.  Cuando se hizo sonar La Granadera al ingreso del Presidente Constitucional de la República se escuchó una sonora chifladera. La gente no estaba contenta. La esperanza que había desencadenado el primer gobierno democrático había quedado muy grande para la capacidad de satisfacerla. En la gramilla del Estadio la prensa tuvo acceso al presidente Cerezo y le preguntaron que pensaba de la chiflada que le habían dado, a lo que Vinicio respondió: música de la democracia. ¡Hasta la próxima!

Música de la democracia

Francisco Beltranena |
20 de febrero, 2024
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La historia de la democracia guatemalteca moderna no es de muy largo tiempo de desarrollo, aunque ya sobrepasa la del siglo XX. Basta recordar que el primer gobierno de la democracia, bajo la actual Constitución Política de la República (CPRG), dio inicio el 14 de enero de 1986, es decir hace 38 años. La vida democrática no ha sido una sin sobresaltos y sin el acompañamiento del Ejército de Guatemala, probablemente no hubiera aguantado los primeros cinco años de gobierno del Presidente Vinicio Cerezo, total, fue el segundo presidente de la era democrática quien, en un golpe de Estado, decidió clausurar el Congreso en lo que la historia contemporánea ha denominado El Serranazo.

Vinicio Cerezo llegó al poder en pleno Enfrentamiento Armado Interno, como resultado de la decisión estratégica del Ejército de Guatemala de acabar con los gobiernos militares, convocar a la elección de la Asamblea Nacional Constituyente, permitir la libre discusión de la Constitución y en el momento acordado entregar el poder a quien resultó electo en las primeras elecciones democráticas. La vida democrática era un arma contra insurgente. Los grupos alzados en armas se quedaban sin uno de sus principales argumentos para mantener el asalto al poder por las armas. Ahora, si querían el poder, tendrían que participar en la vida política, constituir uno o varios partidos y ganar por medio del voto popular los puestos de elección que estipulaba la CPRG.

El Enfrentamiento Armado Interno provocó que la izquierda internacional apoyara a los grupos armados insurgentes. Es más, hasta el gobierno de los EE. UU. presidido por Jimmy Carter había quitado el apoyo militar a Guatemala y hubo de encontrarse otras fuentes de aprovisionamiento en Europa Oriental (las antiguas Yugoeslavia y Checoslovaquia) e Israel. La pistola de servicio de los oficiales en combate se volvió la CZ hecha en Checoslovaquia, los fusiles sin retroceso yugoeslavos y, el fusil de asalto, el Galil de fabricación israelita.

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Las decisiones estratégicas del Ejército de Guatemala incluyeron el Golpe de Estado del 23 de marzo de 1982 y el relevo en el mando del 8 de Agosto de 1983. Ambas decisiones causaron inmensa división entre la oficialidad del ejército. Surgieron, así, el bando de los rudos y el de los institucionales. Los rudos, encabezados por Efraín Ríos Montt, y los institucionales por Óscar Mejía Víctores. Ríos Montt, quizás sin entender el diseño estratégico de los institucionales, pretendía gobernar Guatemala como lo hizo Pinochet en Chile; Mejía Víctores, lideró a los institucionales a lograr la Asamblea Nacional Constituyente y la entrega del poder al gobierno democráticamente electo.

De aquella primera elección, llegó al poder el Partido Democracia Cristiana Guatemalteca el de la Estrella Blanca sobre el fondo verde como decía la propaganda y al que la contraparte denominó el partido de la sandía: verde por fuera pero rojos por dentro.

Las asonadas militares estuvieron a la orden del día. Los grupos golpistas como Los Oficiales de la Montaña llevaron a cabo al menos dos levantamientos reconocidos por el Alto Mando del Ejército. Los oficiales institucionales no la tuvieron fácil y el General Héctor Alejandro Gramajo Morales, ministro de la Defensa Nacional, menos.

Mientras tanto, la vida democrática institucional tomaba forma. El aislacionismo en el que se había colocado a Guatemala requería de romperse. Estratégicamente, el siguiente paso era ni más ni menos que el inicio del proceso de paz. Ya había una democracia y había que actuar en el marco de la misma. Contactos más y un activo accionar permitieron los primeros contactos para que Guatemala fuese abriéndose espacios en el Concierto de Naciones.

La primera gira de Vinicio Cerezo como presidente fue a Centroamérica en lo que fue la continuación de los esfuerzos de Contadora, que fue un esfuerzo multilateral para promover la paz en América Central. Los esfuerzo del gobierno militar, liderado por Mejía Víctores, permitieron al canciller Andrade Díaz Durán ser parte de ese esfuerzo. El Grupo Contadora, que se conformaba al margen de los intereses de los Estados Unidos, el que incluso llegó no ver con buenos ojos su conformación, no obstante sería el origen del llamado Acuerdo de Esquipulas, el que se dio a los cinco meses de la toma de posesión de Cerezo Arévalo.

El diseño de la política exterior era cuestión estratégica. El periplo de Vinicio por Europa era música de democracia, como decía el propio Vinicio. Pero representaba precisamente la obtención de los objetivos estratégicos contra insurgentes, que daría paso los Acuerdos de Paz Firme y Duradera años más tarde.

Recuerdo un episodio de Vinicio. Era un 15 de Septiembre y el desfile terminó en el Estadio Mateo Flores (como se llamaba). El estadio casi se llenó.  Cuando se hizo sonar La Granadera al ingreso del Presidente Constitucional de la República se escuchó una sonora chifladera. La gente no estaba contenta. La esperanza que había desencadenado el primer gobierno democrático había quedado muy grande para la capacidad de satisfacerla. En la gramilla del Estadio la prensa tuvo acceso al presidente Cerezo y le preguntaron que pensaba de la chiflada que le habían dado, a lo que Vinicio respondió: música de la democracia. ¡Hasta la próxima!