El documental “El cartel de la miseria”, destaca cómo la manipulación y la desinformación, entre otros, contribuyen a un ciclo de conflictos que parece no tener fin. Al reflejar estas dinámicas con tanta claridad, este documental se convierte en una herramienta esencial no solo para cualquier persona interesada en desentrañar las causas y consecuencias de la conflictividad social en Guatemala, sino también para todo empresario que pone en riesgo su capital en algún emprendimiento industrial en el interior de la república y en entornos urbanos igualmente conflictivos.

A menudo, el vox populi presenta los conflictos como un clamor legítimo de grupos sociales. Sin embargo, esta percepción es, en muchos casos, falaz. En la práctica, detrás de cada conflicto suele haber uno o varios ideólogos, un equipo de formadores de ideas que manipulan a grupos sociales y, en última instancia, los movilizan de manera violenta contra su objetivo. 

Aquí reside una paradoja: aunque la lógica podría dictar que el manifestante es la víctima, en realidad, las verdaderas víctimas son el empresario, trabajadores y, en última instancia, los funcionarios del orden público movilizados para contener la violencia, volviendo a los grupos sociales y a sus manipuladores, en los victimarios.

Se podría considerar que todo este activismo deriva de un sentido de altruismo. Esa idea quizás tenga cabida en un mundo ideal, pero la realidad es cruda. Tanto el promotor como el ideólogo del conflicto, buscan beneficio económico.

Alguien dijo: "el nombre del juego es dinero". Este financiamiento puede provenir de un mecenas externo o, de manera más sutil, a través de la colecta de fondos dentro de las comunidades bajo el pretexto de defender sus derechos. Curiosamente, estos mismos actores luego suelen acercarse al empresario solicitando fondos para "controlar" a la comunidad que ellos han agitado.

Surge la interrogante: ¿qué conexión existe entre el documental y las operaciones diarias de empresarios y mandos altos? La conexión es directa, puesto que dichos conflictos tienen el potencial de afectar la viabilidad y sostenibilidad financiera de cualquier proyecto o empresa industrial establecida. 

Por lo anterior, el documental ofrece perspectivas valiosas para comprender el conflicto. Una lección clave es la importancia de un enfoque provocativo, es decir, detectar a aquellos que promueven el conflicto bajo el argumento de la defensa de algún derecho (social, ancestral, medioambiental o los que se inventen en el camino). Los conflictos son muy fáciles de incitar. Solo se necesita de un grupo de “desinformadores” para encender la llama de inmediato.

"El cartel de la miseria" no es solo un documental, es un manual implícito para entender y enfrentar la conflictividad social que amenaza la estabilidad y la prosperidad en Guatemala.