¿Por quién votar?
Ir a votar es de los actos más libres que tenemos. La libertad siempre va acompañada de responsabilidad pues, de lo contrario, es libertinaje.
Este es el tema del momento. Es la conversación en cualquier ambiente, sea laboral, de amigos, universidad, familia y en las plataformas de redes sociales, especialmente whatsapp. Sin embargo, pareciera que veintitrés binomios presidenciales no son suficientes pues las posiciones definidas y abiertas, por parte de los votantes, son pocas.
Las discusiones son interminables. Una de las razones es que a diario surgen rumores, argumentos, acusaciones y cuanta cosa, en contra de varios candidatos, no siempre los mismos. Son como “oleadas”. Un día se habla del candidato X, otro día del Z, y así van pasando los días.
Las encuestas son alimento para estas discusiones. Han salido un montón, con pocas coincidencias entre unas y otras. Esto contribuye a la indecisión, sumado a las “noticias” de las que siempre se duda, los rumores y el pasado de los candidatos, tergiversado o no.
Uno de los comentarios recurrentes es que la intención de algunos, o muchos, votantes está hacia quienes “no tienen posibilidades” de ganar, pues aparecen muy alejados de las primeras posiciones en las encuestas. Esto los obliga a buscar otra opción. ¡Para nada! Si usted considera que “perico de los palotes” es la mejor opción para Guatemala, ¡vote por el perico! Si usted, que cree en ese candidato, no vota por él, ¡definitivamente no tendrá posibilidades de ganar! Adicionalmente, ¿quién garantiza la pureza, transparencia y veracidad de las encuestas?
Otro tema en juego es la confiabilidad de la información que circula en redes sociales. Dicen que el tal “perico” es bolo, corrupto, ladrón, le pega a la mujer, se ha casado siete veces, tiene hijos no reconocidos, dicen que es de izquierda, robó cuando ocupó tal o cual cargo, y un largo etcétera. El chisme es el deporte favorito de nosotros los chapines. No es el futbol, es el chisme, y en esta época, le damos rienda suelta a esta entretención.
Así como muchísimas personas leen, creen y distribuyen toda la información que les llega por cualquier vía, ¿por qué no nos detenemos un momento y tratamos de constatar lo más posible? Estamos poniendo en juego nuestro futuro. Considero que debemos invertir un poco de nuestro tiempo en averiguar más.
Debemos recordar algo: sin importar quien gane las elecciones, será muy difícil lograr los cambios radicales que nuestra Guate necesita. Yo realmente deseo que, quien salga favorecido con el voto popular, tenga las agallas para hacerlos, empezando por reducir dramáticamente el tamaño de ese gigantesco aparato burocrático llamado gobierno. Hay cientos de “oficinitas” por todos lados, además de algunos ministerios, como el de desarrollo, que no sirven para nada.
El poner límites a la acción sindical sería otro cambio extraordinario. Lo que hay ahora es libertinaje, desorden y abuso extremo, además de extorsión a los funcionarios de turno.
El próximo 25 de junio usted estará en una pequeña “cabina” con las papeletas frente a sus ojos y con un crayón en la mano. Nadie, en lo absoluto, sabrá por quién votó. No habrá alguien hablándole al oído u obligándolo a marcar tal o cual casilla. Ir a votar es de los actos más libres que tenemos. La libertad siempre va acompañada de responsabilidad pues, de lo contrario, es libertinaje.
¿Por quién votar?
Ir a votar es de los actos más libres que tenemos. La libertad siempre va acompañada de responsabilidad pues, de lo contrario, es libertinaje.
Este es el tema del momento. Es la conversación en cualquier ambiente, sea laboral, de amigos, universidad, familia y en las plataformas de redes sociales, especialmente whatsapp. Sin embargo, pareciera que veintitrés binomios presidenciales no son suficientes pues las posiciones definidas y abiertas, por parte de los votantes, son pocas.
Las discusiones son interminables. Una de las razones es que a diario surgen rumores, argumentos, acusaciones y cuanta cosa, en contra de varios candidatos, no siempre los mismos. Son como “oleadas”. Un día se habla del candidato X, otro día del Z, y así van pasando los días.
Las encuestas son alimento para estas discusiones. Han salido un montón, con pocas coincidencias entre unas y otras. Esto contribuye a la indecisión, sumado a las “noticias” de las que siempre se duda, los rumores y el pasado de los candidatos, tergiversado o no.
Uno de los comentarios recurrentes es que la intención de algunos, o muchos, votantes está hacia quienes “no tienen posibilidades” de ganar, pues aparecen muy alejados de las primeras posiciones en las encuestas. Esto los obliga a buscar otra opción. ¡Para nada! Si usted considera que “perico de los palotes” es la mejor opción para Guatemala, ¡vote por el perico! Si usted, que cree en ese candidato, no vota por él, ¡definitivamente no tendrá posibilidades de ganar! Adicionalmente, ¿quién garantiza la pureza, transparencia y veracidad de las encuestas?
Otro tema en juego es la confiabilidad de la información que circula en redes sociales. Dicen que el tal “perico” es bolo, corrupto, ladrón, le pega a la mujer, se ha casado siete veces, tiene hijos no reconocidos, dicen que es de izquierda, robó cuando ocupó tal o cual cargo, y un largo etcétera. El chisme es el deporte favorito de nosotros los chapines. No es el futbol, es el chisme, y en esta época, le damos rienda suelta a esta entretención.
Así como muchísimas personas leen, creen y distribuyen toda la información que les llega por cualquier vía, ¿por qué no nos detenemos un momento y tratamos de constatar lo más posible? Estamos poniendo en juego nuestro futuro. Considero que debemos invertir un poco de nuestro tiempo en averiguar más.
Debemos recordar algo: sin importar quien gane las elecciones, será muy difícil lograr los cambios radicales que nuestra Guate necesita. Yo realmente deseo que, quien salga favorecido con el voto popular, tenga las agallas para hacerlos, empezando por reducir dramáticamente el tamaño de ese gigantesco aparato burocrático llamado gobierno. Hay cientos de “oficinitas” por todos lados, además de algunos ministerios, como el de desarrollo, que no sirven para nada.
El poner límites a la acción sindical sería otro cambio extraordinario. Lo que hay ahora es libertinaje, desorden y abuso extremo, además de extorsión a los funcionarios de turno.
El próximo 25 de junio usted estará en una pequeña “cabina” con las papeletas frente a sus ojos y con un crayón en la mano. Nadie, en lo absoluto, sabrá por quién votó. No habrá alguien hablándole al oído u obligándolo a marcar tal o cual casilla. Ir a votar es de los actos más libres que tenemos. La libertad siempre va acompañada de responsabilidad pues, de lo contrario, es libertinaje.