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Semilla y su Fondo para Innovación y Transformación Productiva

Así pues, este monto sería un pequeño brinco en la dirección que necesitamos avanzar si el país realmente quiere desarrollarse y ser competitivo a nivel mundial.

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Lisardo Bolaños |
29 de agosto, 2023

¿Qué propone Semilla para modernizar la economía?

¿Qué proponen?

Semilla propone crear un Fondo Nacional para la Innovación y la Transformación Productiva con recursos por Q.1,800 millones. El objetivo del mismo es estimular el desarrollo y difusión de innovaciones tecnológicas para aumentar la productividad y la complejidad económica privilegiando la sostenibilidad ambiental y la economía circular. También se mencionan entre sus objetivos: garantizar la soberanía alimentaria; desarrollar sectores que fomenten el mercado interno y generen mayores encadenamientos en todo el territorio nacional; y promover una competitividad sistémica en la producción para la exportación.

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¿Hace sentido?

Sí. Existe literatura económica que enfatiza el desarrollo de incentivos no fiscales, especialmente vía subvenciones competitivas, para ayudar a las empresas a invertir más en investigación y desarrollo, condición esencial para la innovación y transformación productiva.

¿Son adecuados los 1,800 millones para esto?

Sí. En el 2019, Guatemala apenas invertía 0.03% de su producción nacional (sólo Q.177 millones) en investigación y desarrollo (R&D en inglés), mientras que Costa Rica invierte 11 veces más; el país promedio latinoamericano invierte 21 veces más; Estados Unidos 114 veces más; Corea del Sur invierte 159 veces más (Banco Mundial, 2022). En 1992, cuando Corea del Sur tenía el PIB per cápita PPP de Guatemala, invertía 56 más en R&D que nosotros hoy. Así pues, este monto sería un pequeño brinco en la dirección que necesitamos avanzar si el país realmente quiere desarrollarse y ser competitivo a nivel mundial.

¿A qué debe prestársele atención?

Hay cuatro temas que necesitan trabajarse: 1) la viabilidad política; 2) aclarar el mecanismo de otorgamiento de fondos; 3) no aclarar quienes pueden recibir los fondos; 4) existe el riesgo de que sea poco efectivo si no se interviene en el resto del ecosistema de innovación en Guatemala.

¿Qué se necesitaría para hacer exitosa la propuesta? 

Sobre la viabilidad política, este tipo de fondos requieren ser aprobados a nivel del Congreso de la República, ya sea como una Ley específica o como parte de los Presupuestos de la Nación. Dada la conformación del Congreso esto puede resultar cuesta arriba. Será de entender la estrategia de negociación que despliegue el Ejecutivo.

Sobre el mecanismo de otorgamiento de fondos, idealmente esto sería un fondo de subvenciones competitivas multianuales, es decir: a) es una transferencia monetaria, no un préstamo, lo cual facilita su ejecución y su impacto; b) es competitivo porque implica que los potenciales beneficiarios deben proponer proyectos atractivos que cumplen estándares mínimos de calidad y que deben competir contra las propuestas de otros potenciales beneficiarios; y, c) es multianual porque dado lo complejo del ciclo presupuestario gubernamental y lo complejo de los proyectos de innovación, el apoyo se requiere a lo largo de varios años.

Sobre quiénes son los potenciales beneficiarios del fondo, los potenciales beneficiarios debieran ser alianzas entre al menos una universidad (o instituto técnico) y un ente del sector privado (empresa o asociación empresarial o cooperativa), para así orientar a que el proyecto tenga utilidad económica y académica. Esto debiera permitir amplificar el beneficio de los fondos.

Sobre el riesgo de la poca efectividad del Fondo, lo que se necesita son una serie de intervenciones en el ecosistema de innovación en Guatemala. Me explico, en orden de viabilidad de corto a largo plazo.

Se necesita liderazgo en el ecosistema de innovación. Innovación y transformación productiva es un tema transversal que involucra varias entidades del sector público y que requiere del involucramiento activo de la academia y del sector privado. En ese sentido, MINECO debe coordinar una mesa de innovación con INTECAP, SENACYT, MINEX, academia nacional, academia internacional, institutos técnicos y el sector privado. Un primer paso podría ser recuperar la propuesta de política ministerial de innovación que trabajamos en el MINECO y se quedó sin publicar.

Se necesita subir a la academia internacional al barco. Muchas de las universidades del país ya han avanzado en alianzas con instituciones académicas internacionales de renombre. Contar con su apoyo en el diseño de la estrategia y el impulso de su incorporación en los proyectos a desarrollar puede ayudar a incrementar la confianza y la efectividad del ecosistema y del fondo en particular. Una labor importante podría ser ayudar en la evaluación de las propuestas que se someten al fondo de tal manera que existan actores imparciales en la dirección de los recursos.

Se necesita seguir avanzando en la agenda de simplificación y de digitalización a lo largo del Estado. Es difícil lograr resultados en innovación y tecnología si el Registro de la Propiedad Intelectual, quien otorga marcas y patentes, no otorga las mismas de forma ágil. Lo mismo sucede si el Registro Mercantil no es ágil, etc.

Se necesita aprender las lecciones del fideicomiso de SENACYT. Aún con los excelentes esfuerzos de la Secretaria actual, el fideicomiso de SENACYT es engorroso, producto de su diseño legal. Eso lleva a que, una vez ganado el concurso, puedan pasar años para que el investigador cuente con el equipo solicitado (porque lo tiene que comprar el Gobierno), cuando con una subvención ello pudo solucionarse en pocos meses. La próxima administración podría iniciar con estos fondos, tras realizar una modificación al contrato con el apoyo del MINFIN.

Se necesita una estrategia de productividad desde el INTECAP. No es posible expandir el impacto de la transformación productiva si no se tiene en la mesa al INTECAP al poder habilitar la preparación de la mano de obra de manera masiva. La coordinación que existió entre MINECO, INTECAP y cooperación internacional, para habilitar la preparación técnica de los trabajadores que iniciaron la operación de manufactura de arneses en San Marcos muestra que es posible y, sobre todo, que es necesario. Esto no debiera verse como una acción aislada sino como el inicio de una nueva dirección para el INTECAP.

Se necesitan habilitar líneas de innovación y tecnología de largo plazo. Dar subvenciones por dos o tres años no es suficiente para las grandes innovaciones y transformaciones productivas. Japón y Corea del Sur, entre otros, vieron la necesidad de conformar laboratorios de investigación que generen líneas de largo plazo. Así como en el pasado se contó con el Instituto Centroamericano de Investigación y Tecnología Industrial (ICAITI), hoy hace falta dos o tres laboratorios que permitan generar líneas de innovación de largo plazo que permitan, por ejemplo, generar las técnicas para producir textiles con desechos agrícolas o cofinanciar la compra de maquinaria para iniciar producción en nuevos sectores productivos como podrían ser juguetes electrónicos o, de manera más inmediata, facilitar la adopción y adaptación de tecnologías a procesos productivos en empresas actuales.

Se necesita reformar al SENACYT. No hay que tapar el sol con un dedo: el apoyo a la ciencia y tecnología en el país es víctima de un diseño institucional defectuoso: se asigna su liderazgo a la Vicepresidencia. Y, esto es un defecto porque en la práctica SENACYT cae víctima del conflicto entre Presidencia y Vicepresidencia, o peor aún, de la indiferencia que muestra el Ministro de Finanzas a la Vicepresidencia.

Semilla y su Fondo para Innovación y Transformación Productiva

Así pues, este monto sería un pequeño brinco en la dirección que necesitamos avanzar si el país realmente quiere desarrollarse y ser competitivo a nivel mundial.

Lisardo Bolaños |
29 de agosto, 2023
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¿Qué propone Semilla para modernizar la economía?

¿Qué proponen?

Semilla propone crear un Fondo Nacional para la Innovación y la Transformación Productiva con recursos por Q.1,800 millones. El objetivo del mismo es estimular el desarrollo y difusión de innovaciones tecnológicas para aumentar la productividad y la complejidad económica privilegiando la sostenibilidad ambiental y la economía circular. También se mencionan entre sus objetivos: garantizar la soberanía alimentaria; desarrollar sectores que fomenten el mercado interno y generen mayores encadenamientos en todo el territorio nacional; y promover una competitividad sistémica en la producción para la exportación.

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¿Hace sentido?

Sí. Existe literatura económica que enfatiza el desarrollo de incentivos no fiscales, especialmente vía subvenciones competitivas, para ayudar a las empresas a invertir más en investigación y desarrollo, condición esencial para la innovación y transformación productiva.

¿Son adecuados los 1,800 millones para esto?

Sí. En el 2019, Guatemala apenas invertía 0.03% de su producción nacional (sólo Q.177 millones) en investigación y desarrollo (R&D en inglés), mientras que Costa Rica invierte 11 veces más; el país promedio latinoamericano invierte 21 veces más; Estados Unidos 114 veces más; Corea del Sur invierte 159 veces más (Banco Mundial, 2022). En 1992, cuando Corea del Sur tenía el PIB per cápita PPP de Guatemala, invertía 56 más en R&D que nosotros hoy. Así pues, este monto sería un pequeño brinco en la dirección que necesitamos avanzar si el país realmente quiere desarrollarse y ser competitivo a nivel mundial.

¿A qué debe prestársele atención?

Hay cuatro temas que necesitan trabajarse: 1) la viabilidad política; 2) aclarar el mecanismo de otorgamiento de fondos; 3) no aclarar quienes pueden recibir los fondos; 4) existe el riesgo de que sea poco efectivo si no se interviene en el resto del ecosistema de innovación en Guatemala.

¿Qué se necesitaría para hacer exitosa la propuesta? 

Sobre la viabilidad política, este tipo de fondos requieren ser aprobados a nivel del Congreso de la República, ya sea como una Ley específica o como parte de los Presupuestos de la Nación. Dada la conformación del Congreso esto puede resultar cuesta arriba. Será de entender la estrategia de negociación que despliegue el Ejecutivo.

Sobre el mecanismo de otorgamiento de fondos, idealmente esto sería un fondo de subvenciones competitivas multianuales, es decir: a) es una transferencia monetaria, no un préstamo, lo cual facilita su ejecución y su impacto; b) es competitivo porque implica que los potenciales beneficiarios deben proponer proyectos atractivos que cumplen estándares mínimos de calidad y que deben competir contra las propuestas de otros potenciales beneficiarios; y, c) es multianual porque dado lo complejo del ciclo presupuestario gubernamental y lo complejo de los proyectos de innovación, el apoyo se requiere a lo largo de varios años.

Sobre quiénes son los potenciales beneficiarios del fondo, los potenciales beneficiarios debieran ser alianzas entre al menos una universidad (o instituto técnico) y un ente del sector privado (empresa o asociación empresarial o cooperativa), para así orientar a que el proyecto tenga utilidad económica y académica. Esto debiera permitir amplificar el beneficio de los fondos.

Sobre el riesgo de la poca efectividad del Fondo, lo que se necesita son una serie de intervenciones en el ecosistema de innovación en Guatemala. Me explico, en orden de viabilidad de corto a largo plazo.

Se necesita liderazgo en el ecosistema de innovación. Innovación y transformación productiva es un tema transversal que involucra varias entidades del sector público y que requiere del involucramiento activo de la academia y del sector privado. En ese sentido, MINECO debe coordinar una mesa de innovación con INTECAP, SENACYT, MINEX, academia nacional, academia internacional, institutos técnicos y el sector privado. Un primer paso podría ser recuperar la propuesta de política ministerial de innovación que trabajamos en el MINECO y se quedó sin publicar.

Se necesita subir a la academia internacional al barco. Muchas de las universidades del país ya han avanzado en alianzas con instituciones académicas internacionales de renombre. Contar con su apoyo en el diseño de la estrategia y el impulso de su incorporación en los proyectos a desarrollar puede ayudar a incrementar la confianza y la efectividad del ecosistema y del fondo en particular. Una labor importante podría ser ayudar en la evaluación de las propuestas que se someten al fondo de tal manera que existan actores imparciales en la dirección de los recursos.

Se necesita seguir avanzando en la agenda de simplificación y de digitalización a lo largo del Estado. Es difícil lograr resultados en innovación y tecnología si el Registro de la Propiedad Intelectual, quien otorga marcas y patentes, no otorga las mismas de forma ágil. Lo mismo sucede si el Registro Mercantil no es ágil, etc.

Se necesita aprender las lecciones del fideicomiso de SENACYT. Aún con los excelentes esfuerzos de la Secretaria actual, el fideicomiso de SENACYT es engorroso, producto de su diseño legal. Eso lleva a que, una vez ganado el concurso, puedan pasar años para que el investigador cuente con el equipo solicitado (porque lo tiene que comprar el Gobierno), cuando con una subvención ello pudo solucionarse en pocos meses. La próxima administración podría iniciar con estos fondos, tras realizar una modificación al contrato con el apoyo del MINFIN.

Se necesita una estrategia de productividad desde el INTECAP. No es posible expandir el impacto de la transformación productiva si no se tiene en la mesa al INTECAP al poder habilitar la preparación de la mano de obra de manera masiva. La coordinación que existió entre MINECO, INTECAP y cooperación internacional, para habilitar la preparación técnica de los trabajadores que iniciaron la operación de manufactura de arneses en San Marcos muestra que es posible y, sobre todo, que es necesario. Esto no debiera verse como una acción aislada sino como el inicio de una nueva dirección para el INTECAP.

Se necesitan habilitar líneas de innovación y tecnología de largo plazo. Dar subvenciones por dos o tres años no es suficiente para las grandes innovaciones y transformaciones productivas. Japón y Corea del Sur, entre otros, vieron la necesidad de conformar laboratorios de investigación que generen líneas de largo plazo. Así como en el pasado se contó con el Instituto Centroamericano de Investigación y Tecnología Industrial (ICAITI), hoy hace falta dos o tres laboratorios que permitan generar líneas de innovación de largo plazo que permitan, por ejemplo, generar las técnicas para producir textiles con desechos agrícolas o cofinanciar la compra de maquinaria para iniciar producción en nuevos sectores productivos como podrían ser juguetes electrónicos o, de manera más inmediata, facilitar la adopción y adaptación de tecnologías a procesos productivos en empresas actuales.

Se necesita reformar al SENACYT. No hay que tapar el sol con un dedo: el apoyo a la ciencia y tecnología en el país es víctima de un diseño institucional defectuoso: se asigna su liderazgo a la Vicepresidencia. Y, esto es un defecto porque en la práctica SENACYT cae víctima del conflicto entre Presidencia y Vicepresidencia, o peor aún, de la indiferencia que muestra el Ministro de Finanzas a la Vicepresidencia.