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Terapia de choque

A lo largo de los años, muy pocos políticos se han animado a tomar acciones radicales para cambiar el rumbo de algún aspecto de la economía, de la sociedad o del país.

Terapia de choque
Carolina Castellanos |
06 de enero, 2023

En economía, la “terapia de choque” se refiere a “la liberación repentina de los precios y controles de divisas, la retirada de los subsidios estatales, y la apertura comercial inmediata dentro de un país, por lo general también incluida la privatización a gran escala de los activos anteriormente de propiedad pública. El término fue acuñado por el economista Jeffrey Sachs. Milton Friedman ya había hablado de política de choque. La diferencia está en el grado de liberalización de la economía” (Wikipedia).

Sea terapia, política, acción, plan o cuaquier otr cosa, me prece que nuestra Guate necesita una intervención de choque. A lo largo de los años, muy pocos políticos se han animado a tomar acciones radicales para cambiar el rumbo de algún aspecto de la economía, de la sociedad o del país. Siguen el mismo curso a pesar de haber ofrecido “el cielo y la tierra” durante la campaña. Ya estamos acostumbrados a las promesas vacías.

Me parece que fue Álvaro Arzú el único en hacerlo, en la época moderna. Ubico lo fue, teniendo la “ventaja” de haber sido dictador, y no producto de un proceso electoral democrático.  Los abuelitos, los visabuelitos, y los historiadores, hablan grandezas, siendo una de ellas la seguridad. Los demás disfrutamos de las obras de infraestructura que él hizo, entre otras cosas.

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Arzú, QEPD, privatizó todo lo relacionado a la energía eléctrica. Esto sí que fue terapia de choque. Acostumbrados a los apagones y a la pésima calidad, ahora ya ni pensamos en eso. Esa sola acción ha generado una gran cantidad de empresas, empleos y una cobertura de más del 95% del país.

Es urgente iniciar con la implementación de una intensiva terapia de choque. Lo llamo así pues nuestro país requiere de tratamientos intensivos para iniciar el camino a la recuperación social. Gracias a la libertad de empresa que tenemos, la economía está bastante bien.

Este año es perfecto pues es el último del gobierno actual, momento en que ya no importarían las acciones de los gobernantes pues ya se van y no tienen relevo. No hay reelección, ya pagaron la mayoría o todos los favores que debían y, como suele suceder, podrán irse a vivir a otro país donde no los alcance la justicia. La “piedra en el zapato” está en el congreso pues la mayoría irá a la reelección y no querrán arriesgarse. Sin embargo, pueden seguir ofreciendo un renacimiento y, como terapia de shock para ellos, ¡cumplir con algo de lo prometido!

Por ejemplo, podrían aprobar una ley donde se prohíban los sindicatos en el Estado. Esto suena casi a sacrilegio, pero uno de los grandes problemas es la inamovilidad de los empleados públicos, los chantajes para lograr mejoras salariales, huelgas, abusos, robos y cuanta cosa. La posibilidad de contratar y despedir mejoraría la calidad de los servicios.

Otra acción de choque sería la reducción drástica del tamaño del gobierno. Se necesitaría menos presuesto, se podría empezar a pagar la deuda pública que, en estos tres años casi se duplicó.  No habría excusa para incrementar el presupuesto cada año sino, por el contrario, reducirlo. La acción de shock más importante estaría en dirigir los millones de quetzales asignados al Ministerio de Educación hacia mejorar la infraestructura, la calidad de los materiales educativos  y, por sobre todo, contratar mejores maestros.

Otra acción de shock tiene que ser la recuperación de nuestra independencia. Esto se logría poniendo un alto a la injerencia extranjera. Hay que recordarle a todos los diplomáticos que somos un país independiente y que, aún si sus países nos dan millones de dólares y euros, eso no les da derecho a intrometerse en asuntos internos.

Hoy es el Día de los Reyes Magos. Se vale soñar. Si dejamos de hacerlo, Guatemala irá directo a la morgue.

 

 

El contenido en la sección de Opinión es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la postura o la línea editorial de República.

 

Terapia de choque

A lo largo de los años, muy pocos políticos se han animado a tomar acciones radicales para cambiar el rumbo de algún aspecto de la economía, de la sociedad o del país.

Carolina Castellanos |
06 de enero, 2023
Terapia de choque

En economía, la “terapia de choque” se refiere a “la liberación repentina de los precios y controles de divisas, la retirada de los subsidios estatales, y la apertura comercial inmediata dentro de un país, por lo general también incluida la privatización a gran escala de los activos anteriormente de propiedad pública. El término fue acuñado por el economista Jeffrey Sachs. Milton Friedman ya había hablado de política de choque. La diferencia está en el grado de liberalización de la economía” (Wikipedia).

Sea terapia, política, acción, plan o cuaquier otr cosa, me prece que nuestra Guate necesita una intervención de choque. A lo largo de los años, muy pocos políticos se han animado a tomar acciones radicales para cambiar el rumbo de algún aspecto de la economía, de la sociedad o del país. Siguen el mismo curso a pesar de haber ofrecido “el cielo y la tierra” durante la campaña. Ya estamos acostumbrados a las promesas vacías.

Me parece que fue Álvaro Arzú el único en hacerlo, en la época moderna. Ubico lo fue, teniendo la “ventaja” de haber sido dictador, y no producto de un proceso electoral democrático.  Los abuelitos, los visabuelitos, y los historiadores, hablan grandezas, siendo una de ellas la seguridad. Los demás disfrutamos de las obras de infraestructura que él hizo, entre otras cosas.

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Arzú, QEPD, privatizó todo lo relacionado a la energía eléctrica. Esto sí que fue terapia de choque. Acostumbrados a los apagones y a la pésima calidad, ahora ya ni pensamos en eso. Esa sola acción ha generado una gran cantidad de empresas, empleos y una cobertura de más del 95% del país.

Es urgente iniciar con la implementación de una intensiva terapia de choque. Lo llamo así pues nuestro país requiere de tratamientos intensivos para iniciar el camino a la recuperación social. Gracias a la libertad de empresa que tenemos, la economía está bastante bien.

Este año es perfecto pues es el último del gobierno actual, momento en que ya no importarían las acciones de los gobernantes pues ya se van y no tienen relevo. No hay reelección, ya pagaron la mayoría o todos los favores que debían y, como suele suceder, podrán irse a vivir a otro país donde no los alcance la justicia. La “piedra en el zapato” está en el congreso pues la mayoría irá a la reelección y no querrán arriesgarse. Sin embargo, pueden seguir ofreciendo un renacimiento y, como terapia de shock para ellos, ¡cumplir con algo de lo prometido!

Por ejemplo, podrían aprobar una ley donde se prohíban los sindicatos en el Estado. Esto suena casi a sacrilegio, pero uno de los grandes problemas es la inamovilidad de los empleados públicos, los chantajes para lograr mejoras salariales, huelgas, abusos, robos y cuanta cosa. La posibilidad de contratar y despedir mejoraría la calidad de los servicios.

Otra acción de choque sería la reducción drástica del tamaño del gobierno. Se necesitaría menos presuesto, se podría empezar a pagar la deuda pública que, en estos tres años casi se duplicó.  No habría excusa para incrementar el presupuesto cada año sino, por el contrario, reducirlo. La acción de shock más importante estaría en dirigir los millones de quetzales asignados al Ministerio de Educación hacia mejorar la infraestructura, la calidad de los materiales educativos  y, por sobre todo, contratar mejores maestros.

Otra acción de shock tiene que ser la recuperación de nuestra independencia. Esto se logría poniendo un alto a la injerencia extranjera. Hay que recordarle a todos los diplomáticos que somos un país independiente y que, aún si sus países nos dan millones de dólares y euros, eso no les da derecho a intrometerse en asuntos internos.

Hoy es el Día de los Reyes Magos. Se vale soñar. Si dejamos de hacerlo, Guatemala irá directo a la morgue.

 

 

El contenido en la sección de Opinión es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la postura o la línea editorial de República.