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Anika Porras: “Guatemala es un referente en la palmicultura sostenible”

Anika Porras, analista de proyectos de sostenibilidad en NaturAceites.
Braulio Palacios
04 de marzo, 2024

La analista de proyectos de sostenibilidad en NaturAceites, Anika Porras, conversó con República Empresa, en el marco del IV Congreso Palmero, que se realizó la semana pasada, sobre los buenos resultados que tiene la producción nacional de aceite de palma en cuestiones medioambientales.   

El que el 70% la producción nacional cuente con una certificación marca un gran diferencial respecto a productores con mayor peso global. Incluso, pese a no llegar al 2% de la producción mundial, sus estándares de sostenibilidad lo convierten en un referente en todo el sector.   

Gran parte de la producción nacional de aceite de palma está certificada, ¿qué nos dice eso de los productores guatemaltecos? 

— La certificación es un sello que nos avala las buenas prácticas agrícolas y las buenas prácticas de sostenibilidad de las empresas. El motivo número uno es que hacer las cosas bien nos ha resultado rentable. Por ejemplo, utilizar alternativas naturales sobre los agroquímicos y fertilizantes químicos significa un ahorro. Ya no es que se hagan las cosas por se es amigable con el medioambiente, sino porque es rentable ser responsables por naturaleza. 

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¿Y el mercado lo reconoce así? ¿Se ve como un valor agregado para las empresas tener ese tipo de criterios? 

— Sí, totalmente. La sostenibilidad ya no es simplemente una certificación. Es un valor agregado que te permite exportar y diferenciarte de la de más industria. El 85% del aceite de palma que se produce en el mundo es el Sudeste Asiático, en Malasia e Indonesia. Y poco porcentaje, no me atrevo a decirte números exactos, cuenta con certificación. El aceite latinoamericano, y específicamente el de Guatemala, se encuentra certificado. Eso nos permite competir internacionalmente.  

Anika Porras destaca que el 68% de la fruta procesada por NaturAceites, proveniente de terceras partes, está certificada bajo RSPO.

Las nuevas regulaciones, este nuevo boom del cuidado ambiente y los derechos humanos, está muy presente ya en el consumidor final. Entonces, si nosotros como productores de materia prima no empezamos a tener esas buenas prácticas desde nuestra labor, el consumidor lo sabrá.  

El 70% que le mencioné es de la industria nacional, ¿de NaturAceites tiene alguna medición? 

— El 68% de nuestra fruta procesada, proveniente de terceras partes, está certificada bajo RSPO (Roundtable on Sustainable Palm Oil). El otro 32% está en plan de certificación. Esto quiere decir que los productores asociados están en proceso de certificarse. Ya cumplen con algunos principios y criterios de la RSPO gracias al acompañamiento técnico que NaturAceites les brinda. Además, el 100% de las plantaciones propias de NaturAceites están certificadas.

¿Eso es como eso hace mucho más fácil que compradores en otros continentes importen su materia?  

— Sí. La certificación de RSPO es un diferenciador que hace que nuestros clientes finales pueden consumir tranquilamente con que nuestro aceite estuvo producido con buenas prácticas ambientales.  

Se dicen muchas cosas negativas de la industria de la palma, contrasta con lo que presentó GREPALMA. ¿Por qué sucede? 

— Al final de cuentas son muchos factores que van sumando, pero yo creería que la principal razón es la desinformación. Este boom ambiental y de derechos humanos es relativamente reciente. Sin embargo, la industria agrícola lleva milenios existiendo. Esto no significa que se hicieron las cosas mal en un principio, no, pero sí se han incorporado mejores prácticas a la agroindustria, específicamente al gremio palmicultor.  

En los años 70, en Indonesia y Malasia, que es donde se produce el 85% del aceite de palma en el Mundo, sí, hubo ciertas malas prácticas. Hubo deforestaciones por temas de expansión y por políticas públicas. Con eso bastó para salpicarnos al resto del gremio del otro lado del mundo. Se tomó como una generalidad.  

Pero ahora se debe hacer una diferenciación entre el aceite producido a la antigua, sin estándares ni criterios medioambientales, y el aceite producido sosteniblemente.  

Guatemala tiene una enorme ventaja, según sus números. Su peso en la producción mundial no supera el 2%, pero gran parte es sostenible… 

— En Latinoamérica, Guatemala sí es un referente en temas de sostenibilidad en la industria. Eso es porque nuestro aceite en un 80% se destina a la exportación.  Que el 70% de nuestra producción cuente con una certificación es lo que nos da ese diferenciador, en contraste con los demás países. 

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Anika Porras: “Guatemala es un referente en la palmicultura sostenible”

Anika Porras, analista de proyectos de sostenibilidad en NaturAceites.
Braulio Palacios
04 de marzo, 2024

La analista de proyectos de sostenibilidad en NaturAceites, Anika Porras, conversó con República Empresa, en el marco del IV Congreso Palmero, que se realizó la semana pasada, sobre los buenos resultados que tiene la producción nacional de aceite de palma en cuestiones medioambientales.   

El que el 70% la producción nacional cuente con una certificación marca un gran diferencial respecto a productores con mayor peso global. Incluso, pese a no llegar al 2% de la producción mundial, sus estándares de sostenibilidad lo convierten en un referente en todo el sector.   

Gran parte de la producción nacional de aceite de palma está certificada, ¿qué nos dice eso de los productores guatemaltecos? 

— La certificación es un sello que nos avala las buenas prácticas agrícolas y las buenas prácticas de sostenibilidad de las empresas. El motivo número uno es que hacer las cosas bien nos ha resultado rentable. Por ejemplo, utilizar alternativas naturales sobre los agroquímicos y fertilizantes químicos significa un ahorro. Ya no es que se hagan las cosas por se es amigable con el medioambiente, sino porque es rentable ser responsables por naturaleza. 

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¿Y el mercado lo reconoce así? ¿Se ve como un valor agregado para las empresas tener ese tipo de criterios? 

— Sí, totalmente. La sostenibilidad ya no es simplemente una certificación. Es un valor agregado que te permite exportar y diferenciarte de la de más industria. El 85% del aceite de palma que se produce en el mundo es el Sudeste Asiático, en Malasia e Indonesia. Y poco porcentaje, no me atrevo a decirte números exactos, cuenta con certificación. El aceite latinoamericano, y específicamente el de Guatemala, se encuentra certificado. Eso nos permite competir internacionalmente.  

Anika Porras destaca que el 68% de la fruta procesada por NaturAceites, proveniente de terceras partes, está certificada bajo RSPO.

Las nuevas regulaciones, este nuevo boom del cuidado ambiente y los derechos humanos, está muy presente ya en el consumidor final. Entonces, si nosotros como productores de materia prima no empezamos a tener esas buenas prácticas desde nuestra labor, el consumidor lo sabrá.  

El 70% que le mencioné es de la industria nacional, ¿de NaturAceites tiene alguna medición? 

— El 68% de nuestra fruta procesada, proveniente de terceras partes, está certificada bajo RSPO (Roundtable on Sustainable Palm Oil). El otro 32% está en plan de certificación. Esto quiere decir que los productores asociados están en proceso de certificarse. Ya cumplen con algunos principios y criterios de la RSPO gracias al acompañamiento técnico que NaturAceites les brinda. Además, el 100% de las plantaciones propias de NaturAceites están certificadas.

¿Eso es como eso hace mucho más fácil que compradores en otros continentes importen su materia?  

— Sí. La certificación de RSPO es un diferenciador que hace que nuestros clientes finales pueden consumir tranquilamente con que nuestro aceite estuvo producido con buenas prácticas ambientales.  

Se dicen muchas cosas negativas de la industria de la palma, contrasta con lo que presentó GREPALMA. ¿Por qué sucede? 

— Al final de cuentas son muchos factores que van sumando, pero yo creería que la principal razón es la desinformación. Este boom ambiental y de derechos humanos es relativamente reciente. Sin embargo, la industria agrícola lleva milenios existiendo. Esto no significa que se hicieron las cosas mal en un principio, no, pero sí se han incorporado mejores prácticas a la agroindustria, específicamente al gremio palmicultor.  

En los años 70, en Indonesia y Malasia, que es donde se produce el 85% del aceite de palma en el Mundo, sí, hubo ciertas malas prácticas. Hubo deforestaciones por temas de expansión y por políticas públicas. Con eso bastó para salpicarnos al resto del gremio del otro lado del mundo. Se tomó como una generalidad.  

Pero ahora se debe hacer una diferenciación entre el aceite producido a la antigua, sin estándares ni criterios medioambientales, y el aceite producido sosteniblemente.  

Guatemala tiene una enorme ventaja, según sus números. Su peso en la producción mundial no supera el 2%, pero gran parte es sostenible… 

— En Latinoamérica, Guatemala sí es un referente en temas de sostenibilidad en la industria. Eso es porque nuestro aceite en un 80% se destina a la exportación.  Que el 70% de nuestra producción cuente con una certificación es lo que nos da ese diferenciador, en contraste con los demás países.