“La Tortola me ha hecho ser una mujer más luchadora, fuerte, capaz, y ver la vida de otra manera”, de esta forma el relato de su emprendimiento María José Rubio. Una mujer entregada a las personas, extrovertida, amigable y responsable, que en 2012 decidió comenzar un servicio de catering para empresas enfocado en alimentos con alto contenido en vitaminas y minerales.
El emprendimiento nace un momento en el que el auge por la comida saludable aún no era una tendencia de consumo en las personas. Durante reuniones y capacitaciones laborales la emprendedora visualizó la necesidad de ofrecer refrigerios de carácter saludable, fue así como comenzó a crear ideas y recetas a base de frutas, verduras, salsas, para generar un factor diferenciador en sus productos.
Bajo las aristas de lo saludable y lo dulce, este negocio de comida busca ofrecer a los clientes calidad en los productos beneficiosos para la salud, pero que también se sientan como un abrazo al corazón gracias a la dedicación personal y manual que lleva cada plato de La Tortola.
El significado detrás del nombre
La emprendedora recuerda que desde pequeña anhelaba tener un negocio, pero el miedo solía apoderarse de esos sueños: “Esto nace con mi pareja, una vez estábamos en la casa de su papá y él vio una tortolita que le llamó mucho la atención. Cuando creamos el emprendimiento me dijo que quería que se llamará así porque su significado es que vienen tiempos mejores”.
En 2016, la pareja de María José falleció, y a pesar de llegar al punto de no querer seguir en el negocio, supo que tenía que continuar, que por algún motivo él llegó a su vida, y por esa razón existe su negocio, así que continuó.
La Tortola se generó con los ahorros de la emprendedora, durante 10 años de operaciones ha tenido que atravesar altibajos, cambios de imagen, reinventar productos e inclusive una pandemia. Pese a ello, la marca se ha logrado establecer en el mercado y fidelizar a sus clientes.
Sobre el negocio
Actualmente, su negocio ofrece dos líneas de productos, la primera enfocada en comida saludable con panes y wraps, que destacan por siempre llevar una receta de hummus y salsa especial, yogurt con fruta, infusiones naturales, y vasos de vegetales o frutas. La otra vertical se enfoca en dar a los clientes opciones dulces para consentir y compartir con los demás.
En Sweet Bites ofrece manzanas, pretzels y fresas con chocolate, estas últimas también se ofrecen en forma de arreglos, productos que resaltaron más durante la pandemia: “Cuando uno es emprendedor y lo hace con amor la gente lo siente, y creo que eso sucede con mi negocio”.
María José y La Tortola han crecido juntas, y ha sido una vía para lograr las metas que se ha trazado, y quiere continuar hasta tener una producción grande y quioscos en diversos centros comerciales del país.
Conectar con el negocio
“Muchas veces el tema económico es complejo al comenzar un emprendimiento, pero yo sí le recomendaría a un emprendedor no endeudarse. Esa es una de las claves que yo les dejaría. También es importante rodearse de personas que puedan sentirse identificados con el emprendimiento, que les guste el modelo de negocio, y sientan amor y pasión por el mismo”, recalca Rubio.
Durante su vuelo, La Tortola ha logrado encontrar a una persona con la misma pasión que la emprendedora. Don Roland, quien comenzó en el negocio unos meses después, para él, ser parte del sector alimenticio es una de las recompensas más gratificantes de su trabajo.
“Yo me encargo de realizar y empaquetar todos los platos y productos. Me gustó el reto de entrar en este negocio, y en estos 10 años ser parte de La Tórtola me ha hecho aprender y crecer para bien. Es una sensación muy bonita”, describe el trabajador del negocio.