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Agenda Empresarial
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Certeza de castigo

Redacción República
08 de octubre, 2014

En este espacio he defendido con empeño la
necesidad urgente de aclarar los derechos de propiedad entorno al subsuelo. He
sostenido que la propiedad privada debe ser defendida, defendible y
transferible para que exista una cooperación pacífica y voluntaria entre los
individuos que viven en sociedad. He sostenido también que el papel del
gobierno se supedita únicamente a dirimir los eventuales conflictos que surjan
del incumplimiento de los contratos privados entorno a los recursos naturales.


Pero lo ocurrido hace dos semanas en Los
Pajoques, San Juan Sacatepéquez, supera cualquier intento de análisis bajo aquellos
términos, los ambientales; aflora la impotencia, el dolor y hasta el desprecio
por aquellos hombres que no respetan la libertad, la vida y la propiedad de los
demás.


Porque podrían estar claros los derechos de
propiedad; incluso podrían ser defendidos, defendibles y transferibles, como
entiendo pudo haber estado la propiedad de Marcelo Pajoc y su familia, pero ¿porqué
no respetar su decisión legítima de decidir sobre lo que es suyo? ¡Si existen
hombres o grupos que no aceptan esos términos, bajo los cuales se organiza una
sociedad civilizada, y arremeten con saña contra los derechos individuales,
estos deben recibir el castigo que merecen, de manera pronta y enérgica!

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Por ello me sumo a los guatemaltecos indignados
ante esta atrocidad y exijo a las autoridades de justicia hacer que impere la certeza de castigo, buscando a los
responsables intelectuales y materiales de estos hechos, así haya que llegar,
si es necesario, a diputados y líderes sociales que suponen preocuparse por las
minorías; así haya que llegar a los organismos internacionales y países
“amigos” que financian la agitación y la violencia en nuestro país. Exijo
además que se deduzcan responsabilidades por no prevenir el delito pues
existían ya varias denuncias de amenazas que fueron ignoradas. ¡Que paguen los
responsables su ineptitud y negligencia!


Y en aras de prevenir otro hecho como este es
necesario recordar que la justicia debe ser ante todo resarcitoria pero en este
caso de irreparable pérdida para la esposa y los 7 hijos de Pajoc Matz no creo
que exista pena que valga…o tal vez sí. Quizás sea el momento de abrir nuevamente
el debate serio sobre la pena de muerte…y hagamos ver al mundo que detrás de
esta descomposición social aparente existen todavía algunos rasgos de
civilización. O quizás primero debamos refundar nuestro sistema de justicia que
hoy más que nunca se encuentra tan debilitado por la intromisión perversa de la
CICIG y los tergiversados derechos humanos que generalmente se inclinan más por
los victimarios que por la víctima.


‘Desde el momento en que se acepta en una
sociedad de que la propiedad privada no es sagrada como las leyes de Dios, y
que no hay un imperativo legal ni de justicia pública de protegerla, comienza
la anarquía y la tiranía” (Firmante de la declaración de los Estados Unidos).- Ya
somos un Estado fallido…¿qué más queremos demostrar? Espero que este hecho no
quede nuevamente impune, y que los ciudadanos adviertan sus verdaderas causas:
el frágil sistema de justicia que, ahora por cierto, ha sido permeado otra vez
por interéses políticos espurios. ¡Buen juicio Guatemala!


Agrónomo y maestro en economía ambiental. Empresario y director
de Rana. Miembro del CEES y del PERC.



Certeza de castigo

Redacción República
08 de octubre, 2014

En este espacio he defendido con empeño la
necesidad urgente de aclarar los derechos de propiedad entorno al subsuelo. He
sostenido que la propiedad privada debe ser defendida, defendible y
transferible para que exista una cooperación pacífica y voluntaria entre los
individuos que viven en sociedad. He sostenido también que el papel del
gobierno se supedita únicamente a dirimir los eventuales conflictos que surjan
del incumplimiento de los contratos privados entorno a los recursos naturales.


Pero lo ocurrido hace dos semanas en Los
Pajoques, San Juan Sacatepéquez, supera cualquier intento de análisis bajo aquellos
términos, los ambientales; aflora la impotencia, el dolor y hasta el desprecio
por aquellos hombres que no respetan la libertad, la vida y la propiedad de los
demás.


Porque podrían estar claros los derechos de
propiedad; incluso podrían ser defendidos, defendibles y transferibles, como
entiendo pudo haber estado la propiedad de Marcelo Pajoc y su familia, pero ¿porqué
no respetar su decisión legítima de decidir sobre lo que es suyo? ¡Si existen
hombres o grupos que no aceptan esos términos, bajo los cuales se organiza una
sociedad civilizada, y arremeten con saña contra los derechos individuales,
estos deben recibir el castigo que merecen, de manera pronta y enérgica!

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Por ello me sumo a los guatemaltecos indignados
ante esta atrocidad y exijo a las autoridades de justicia hacer que impere la certeza de castigo, buscando a los
responsables intelectuales y materiales de estos hechos, así haya que llegar,
si es necesario, a diputados y líderes sociales que suponen preocuparse por las
minorías; así haya que llegar a los organismos internacionales y países
“amigos” que financian la agitación y la violencia en nuestro país. Exijo
además que se deduzcan responsabilidades por no prevenir el delito pues
existían ya varias denuncias de amenazas que fueron ignoradas. ¡Que paguen los
responsables su ineptitud y negligencia!


Y en aras de prevenir otro hecho como este es
necesario recordar que la justicia debe ser ante todo resarcitoria pero en este
caso de irreparable pérdida para la esposa y los 7 hijos de Pajoc Matz no creo
que exista pena que valga…o tal vez sí. Quizás sea el momento de abrir nuevamente
el debate serio sobre la pena de muerte…y hagamos ver al mundo que detrás de
esta descomposición social aparente existen todavía algunos rasgos de
civilización. O quizás primero debamos refundar nuestro sistema de justicia que
hoy más que nunca se encuentra tan debilitado por la intromisión perversa de la
CICIG y los tergiversados derechos humanos que generalmente se inclinan más por
los victimarios que por la víctima.


‘Desde el momento en que se acepta en una
sociedad de que la propiedad privada no es sagrada como las leyes de Dios, y
que no hay un imperativo legal ni de justicia pública de protegerla, comienza
la anarquía y la tiranía” (Firmante de la declaración de los Estados Unidos).- Ya
somos un Estado fallido…¿qué más queremos demostrar? Espero que este hecho no
quede nuevamente impune, y que los ciudadanos adviertan sus verdaderas causas:
el frágil sistema de justicia que, ahora por cierto, ha sido permeado otra vez
por interéses políticos espurios. ¡Buen juicio Guatemala!


Agrónomo y maestro en economía ambiental. Empresario y director
de Rana. Miembro del CEES y del PERC.