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El divino derecho de votar

Adriana Lopez
15 de agosto, 2015

Revisando la historia de nuestra Guatemala y los sucesos que involucran a sus ciudadanas he encontrado varias fechas importantes que han marcado directamente nuestra realidad actual. Las mujeres guatemaltecas tenemos derecho a votar desde hace mas o menos 70 años que han sido de altibajos.

En la página de Analistas Independientes de Guatemala se puede encontrar un ensayo de Douglas Abadía Cárdenas que explica varios sucesos ligados al sufragio femenino a través de los años en Guatemala. Por ejemplo, en 1945 le fue permitido votar a las mujeres, sólo a las mujeres que sabían leer y escribir cuando el 47% de la población femenina era en ése tiempo analfabeta. A pesar de ésto, hasta 1954 nuestras paisanas vivieron la quimera de la libertad, pues ésta década se registra como un tiempo de participación social y política de las mujeres.

De 1954 en adelante, en el momento de la contrarrevolución y el conflicto armado, las mujeres tomaron su papel de valientes y obstinadas al involucrarse en movimientos revolucionarios y algunas terminaron en el exilio. Después de esto la lucha se apagó y por los próximos treinta años solamente cinco mujeres figuraron en un puesto público.

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Y ha sido hasta en las últimas décadas que hemos sido testigos del crecimiento de la participación de las mujeres en organismos del estado y partidos políticos. Algunas brillando con sus capacidades, otras provocándonos pena ajena, pero al final de todo: presentes.

Aun cuando la lucha de éstos últimos meses ha sido llamar al pueblo en general a involucrarse y defender sus derechos, uno de los llamados más importantes que también debe hacerse es para las mujeres. No hay razón para que ellas dejen de ejercer plenamente sus derechos ciudadanos y políticos.

Si, es cierto, nuestras últimas representantes han sido vulnerables y equívocas en su accionar. Pero no hay que preocuparse, los hombres lo han hecho por igual. No hay que permitir que el sufragio femenino se humille, se debilite o se haga de menos. Mujer, que tu confidente apoye a un partido político no significa que tu debes hacerlo también, que en tu casa se hable del posible voto que se dará, no significa que tu debes pensar igual, no tienes que votar por quien tus amigas te sugieren, o por quién sea mejor a los ojos de tus vecinos; tienes que votar pensando por ti misma, es tú decisión, es tú voto.

El divino derecho de votar

Adriana Lopez
15 de agosto, 2015

Revisando la historia de nuestra Guatemala y los sucesos que involucran a sus ciudadanas he encontrado varias fechas importantes que han marcado directamente nuestra realidad actual. Las mujeres guatemaltecas tenemos derecho a votar desde hace mas o menos 70 años que han sido de altibajos.

En la página de Analistas Independientes de Guatemala se puede encontrar un ensayo de Douglas Abadía Cárdenas que explica varios sucesos ligados al sufragio femenino a través de los años en Guatemala. Por ejemplo, en 1945 le fue permitido votar a las mujeres, sólo a las mujeres que sabían leer y escribir cuando el 47% de la población femenina era en ése tiempo analfabeta. A pesar de ésto, hasta 1954 nuestras paisanas vivieron la quimera de la libertad, pues ésta década se registra como un tiempo de participación social y política de las mujeres.

De 1954 en adelante, en el momento de la contrarrevolución y el conflicto armado, las mujeres tomaron su papel de valientes y obstinadas al involucrarse en movimientos revolucionarios y algunas terminaron en el exilio. Después de esto la lucha se apagó y por los próximos treinta años solamente cinco mujeres figuraron en un puesto público.

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Aun cuando la lucha de éstos últimos meses ha sido llamar al pueblo en general a involucrarse y defender sus derechos, uno de los llamados más importantes que también debe hacerse es para las mujeres. No hay razón para que ellas dejen de ejercer plenamente sus derechos ciudadanos y políticos.

Si, es cierto, nuestras últimas representantes han sido vulnerables y equívocas en su accionar. Pero no hay que preocuparse, los hombres lo han hecho por igual. No hay que permitir que el sufragio femenino se humille, se debilite o se haga de menos. Mujer, que tu confidente apoye a un partido político no significa que tu debes hacerlo también, que en tu casa se hable del posible voto que se dará, no significa que tu debes pensar igual, no tienes que votar por quien tus amigas te sugieren, o por quién sea mejor a los ojos de tus vecinos; tienes que votar pensando por ti misma, es tú decisión, es tú voto.