Fortalecimiento institucional, igualdad de oportunidades y, en especial, una fuerte apuesta por la libertad económica, son los pilares de este nuevo proyecto. 

Qué destacar. Peña, de 44 años, es un economista formado en la Universidad Católica de la Asunción de Paraguay, con una maestría en Administración Pública de la Universidad de Columbia, en Nueva York. 

• Ha trabajado en proyectos para el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central de Paraguay, además de haber sido Ministro de Hacienda del presidente Horacio Cartes en 2017.
   
• Además del respaldo de un partido histórico e institucional —el Partido Colorado— Peña trae consigo un discurso tecnócrata, enfocado en impulsar el desarrollo económico, alejado de riñas ideológicas.
   
• Su propuesta representa a una derecha nueva, pero no del todo, ya que recuerda a grandes líderes del liberalismo pos Guerra Fría, como Alfredo Cristiani de El Salvador y Álvaro Arzú de Guatemala.

Cómo funciona. Mientras que en Paraguay triunfan modelos de derecha joven, modernizadora y profesional, en Guatemala sigue sin haber un proyecto de derecha atractivo para la ciudadanía. 

• La mal llamada derecha guatemalteca se ha caracterizado por partidos que utilizan el discurso ideológico para buscar rentas dentro del poder. Una vez dentro, en poco representan los principios y valores que dicen defender, sean liberales o conservadores. 
   
• La derecha guatemalteca está estancada en un discurso conservador y nostálgico de los choques ideológicos de la Guerra Fría: un mensaje poco atractivo para la generación posguerra y para la generación Z. Reflejo de ello es que, aunque solo un 6% de los guatemaltecos se identifica con la izquierda, tanto el presidente electo como su rival en segunda vuelta eran de izquierda.
   
• Un 41% de la población que se identifica con el centro y la derecha votó a la izquierda, debido a la falta de opciones atractivas por parte de la derecha, evidenciando que a pesar de su alta demanda, la oferta no convence. De ese 41%, un 28% se identifica directamente con la derecha: sumados, son la base para un liderazgo como el de Peña.

En conclusión. Las ideologías deben ser mecanismos de cohesión, no de división. Alejarse de los fantasmas de la Guerra Fría; dejar de usar la ideología para la confrontación, y perseguir la corrupción a toda costa son los primeros pasos para conseguir lo que hoy se tiene en Paraguay.