Al detalle. Si se analizan los porcentajes de las dos elecciones anteriores, lo ocurrido en el actual proceso electoral no muestra apatía o desgano de la ciudadanía.

• En 2019 el abstencionismo fue de 38.16%, no tan lejos del 40% de la presente elección. Es decir, que el ciudadano sí fue a votar, que respalda el sistema electoral, pero ya no cree ni quiere a los partidos políticos y sus promesas de campaña.
• Los datos son elocuentes, no dejan dudas. Las dos últimas elecciones han venido sumando contra el sistema de partidos políticos que parece no ver el cansancio del votante.
• En 2015, el porcentaje de votos blancos y nulos fue del 9.2%, cuatro años más tarde, en 2019, subió a 13.14% ¡y ojo! en las elecciones del 25 de junio de 2023 el porcentaje se elevó a 24.4%.

Efecto Pineda. Otro mensaje que no fue visto o no se quiso ver, fue el resultado de la incursión de Carlos Pineda en el proceso electoral.

• El candidato creció como la espuma con su mensaje contra la clase política y las encuestas lo mostraban como el ganador. Incluso, en un momento hasta llamó al voto masivo, pues consideraba que podría ganar en la primera vuelta.
• Pineda tomó el control de las encuestas y de las redes sociales tras asegurar que no "tenía compromisos" y que "no era político". Es más, no tenía un partido político. Nació de la nada, pidiendo "jalón", que le ofreció Prosperidad Ciudadana.
• Pero tras quedar fuera de las elecciones, el presidenciable hizo un llamado al voto nulo para castigar a la clase política de la que renegaba.

La letra de la ley. En las elecciones del domingo 25 de junio los votos nulos y blancos suman más de 1,3 millones, casi 500 mil votos arriba de los obtenidos por Sandra Torres para ganar la primera vuelta.  

• Solo el voto nulo es superior en 100 mil votos a lo alcanzado por Torres con el 96.6% de votos escrutados.
• Por ahora este resultado no tiene efectos legales, pues la ley establece que para repetir una elección el voto nulo debe ser más de la mitad de los votos "válidamente emitidos".
• En todo caso "hecha la ley, hecha la trampa" y aunque se establece un efecto legal, de repetirse la elección, debe ser una sola vez y pueden participar los mismos candidatos.

El balance. Urge reformar la ley para que el mensaje de hartazgo de la población, hasta ahora expresado mediante el voto nulo, tenga verdadero efecto, con nuevos candidatos y nuevas propuestas.

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