Ayer se celebró la Tercera Reunión Ministerial de la Declaración de Los Ángeles sobre Migración y Protección, con sede en Guatemala. Destacó la presencia del presidente Bernardo Arévalo y el secretario de Estado de EE. UU. Antony Blinken. En la reunión, que contó con la presencia de 20 países, se abordaron los mecanismos de cooperación para “hacer de la migración un fenómeno más seguro y organizado”.  

• No obstante, detrás de ella se encuentra un país acorralado por cifras históricas de migración ilegal que preocupan cada vez más a su electorado.  

Por qué importa. La visita de altos mandatarios del gobierno de Joe Biden se dio en un momento crítico para Guatemala. Menos de 48 horas antes de la reunión, el presidente Arévalo anunció en cadena nacional la presentación de una iniciativa de ley, con el fin de generar un marco legal para remover a la fiscal general Consuelo Porras. Ante la llegada de Blinken y su delegación, 11 congresistas estadounidenses denunciaron la intromisión de las autoridades de su país en la agenda del Congreso de Guatemala.  

• Los congresistas republicanos firmaron una carta donde denunciaron la intención de Blinken y de Samantha Power –la administradora de USAID- de “obligar a los legisladores guatemaltecos a votar en un sentido u otro”, a través de “herramientas sancionatorias”.  

• La carta se hizo pública el mismo día que el Congreso guatemalteco debía conocer la iniciativa presentada por Arévalo. No obstante, el oficialismo no contó con el apoyo necesario por la ausencia de 107 diputados. 

Entre líneas. EE. UU. —y la comunidad internacional en general— fueron un pilar clave para la transición de mando que permitió que Arévalo asumiera la presidencia. Ante los intentos de grupos que buscaron desacreditar los resultados electorales, la administración de Biden, además de organizaciones como la OEA, ejercieron presión en los funcionarios para asegurar una transición respetuosa del sistema republicano del país.  

• Desde entonces, la relación entre Arévalo y EE. UU. ha sido inmejorable, anunciando en febrero a Guatemala como sede para la reunión ministerial de ayer.  

• En lo que va de 2024, el país ha recibido a más de 23 mil guatemaltecos deportados con el apoyo de México, quien se posicionó como aliado fiel para EE. UU. en temas migratorios. 

• Con México como una extensión del país para el freno a la migración, EE. UU. sabe que su nueva frontera sur es con Guatemala; de ahí la importancia de la nación para un presidente que batalla desesperadamente por su reelección. 

El balance. El encuentro de ministros se llevó a cabo a puerta cerrada, con una conferencia de prensa en la cual se enfatizó la importancia de estos esfuerzos bilaterales. Se esclareció poco sobre las acciones a tomar para mitigar la crisis. A las preguntas por parte de República sobre “¿a qué se comprometió Guatemala para frenar la migración?”, el ministro de Relaciones Exteriores, Carlos Ramiro Martínez, contestó “a seguir trabajando… a coordinar mejor nuestra capacidad de respuesta en el tema de los retornados”.  

• También se preguntó sobre qué medidas se tomarán desde el Triángulo Norte para detener a los grupos de migrantes que llegan a Nicaragua vía vuelos chárter, a lo que el Martínez contestó que no se abordó el tema y que Nicaragua no forma parte de la Declaración de Los Ángeles.

• La visita de Blinken a Guatemala parece haber servido de doble propósito: brindar apoyo diplomático al gobierno de Arévalo en su agenda política y, a su vez, seguir defendiendo sus intereses en materia de combate a la migración.