Bernardo Arévalo, de Semilla, irrumpe en segunda vuelta de las presidenciales con casi el 12% del voto escrutado, canalizando el deseo de cambio de un segmento de la población joven, urbana y progresista.

• Se medirá con Sandra Torres (UNE), representante de la continuidad y del establishment, quien obtuvo el 15% de los votos. El balotaje es el 20 de agosto.

Al detalle. La UNE proyectaba una victoria hasta 10 puntos mayor a lo conseguido. Finalmente, obtuvo casi medio millón de votos menos que en 2019. Semilla, en cambio, quintuplicó sus proyecciones.

• La lentitud del TSE fue una larga tortura para aquellos que se negaban a aceptar lo que se veía en el escrutinio.

Entre líneas. La figura del rechazo al oficialismo se traspasó de Carlos Pineda a Bernardo Arévalo, para sorpresa de la mayoría.

• Eso nos indica algo importante: el voto por Arévalo no es necesariamente de izquierda, sino solamente en contra del statu quo.

En perspectiva. Se cumple la Ley de Hierro de la política guatemalteca: el oficialismo nunca repite en el gobierno. La diferencia es que esta vez, el candidato revelación no viene de los grupos que se han alternado en el poder.

• El establishment fue incapaz de anticipar las demandas de cambio y el sentimiento de inconformidad con el statu quo.
• Guatemala, un país tradicionalmente conservador, eligió en los primeros lugares a dos partidos que se presentan como de izquierda no necesariamente por su ideología, sino por su supuesta labor opositora.

La clave. El ingreso de cuatro nuevas generaciones al padrón electoral hizo crecer a Semilla, cuyo electorado se conforma especialmente por jóvenes del área metropolitana: los distritos de mayor magnitud del país.

• El auge de Carlos Pineda presagiaba las demandas de cambio de esta generación, pero la cancelación de su candidatura obligó a postergar este proceso.
• No obstante, Semilla adelantó este proceso cuatro años a lo esperado, captando parte de su apoyo.
• El cambio generacional es de carácter progresista y la derecha debe encontrar la manera de atraer a ese segmento demográfico, si quiere volver a tomar la iniciativa.

Decepcionante. Edmond Mulet y Zury Ríos, tras haber sido proyectados como segunda y tercera posición, respectivamente, quedaron por debajo de la expectativa. 

• Con menos del 5% de actas escrutadas, Mulet se declaró, imprudentemente, en segunda vuelta, pero falló en su predicción.
• Las casas encuestadoras, los medios de comunicación y los opinadores no vieron venir nunca un resultado como el de ayer.
• El oficialismo se percibe como el catalizador de un proceso que se esperaba para dentro de cuatro años. El desastroso gobierno de VAMOS es corresponsable de llevar a un partido antiestablishment como Semilla a segunda vuelta.

El mapa electoral en Guatemala

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