El emperador Naruhito de Japón proclamó este martes su ascenso al Trono del Crisantemo. La ceremonia se realizó en el Palacio Imperial de Tokio ante invitados de todo el mundo.
En una jornada lluviosa y declarada festividad nacional, el nuevo emperador protagonizó un acto solemne de unos treinta minutos de duración.
Con dicho acto se completan los principales fastos de su entronización tras heredar el cargo de su padre, Akihito, en mayo de este año.
Momentos clave
Tres gritos de “larga vida al emperador” y 21 salvas de cañón convirtieron a Naruhito de Japón en el 126º ocupante del trono del Crisantemo. Naruhito se sentó en el trono y se comprometió a trabajar por “la felicidad del pueblo y la paz en el mundo”.
Dos mil invitados asistieron a la ceremonia que tuvo lugar en el palacio real de Tokio. La intensa lluvia y el frío restó vistosidad a la ceremonia. La guardia de honor que debía formarse en el centro de un patio situado en el interior del recinto del palacio, tuvo que refugiarse.
La ceremonia de entronización comenzó cuando, a modo de telón teatral, se abrieron las cortinas colgadas de un dosel que escondían el Takamikura. Trono milenario desde donde Naruhito fue autoproclamado emperador vestido con un traje ceremonial de varias capas, naranja oscuro la que estaba a la vista. Bajo un dosel más reducido y sentada en el trono más pequeño se encontraba la emperatriz Masako, quien vistió un kimono de doce capas.
El emperador Naruhito de Japón proclamó este martes su ascenso al Trono del Crisantemo. La ceremonia se realizó en el Palacio Imperial de Tokio ante invitados de todo el mundo.
En una jornada lluviosa y declarada festividad nacional, el nuevo emperador protagonizó un acto solemne de unos treinta minutos de duración.
Con dicho acto se completan los principales fastos de su entronización tras heredar el cargo de su padre, Akihito, en mayo de este año.
Momentos clave
Tres gritos de “larga vida al emperador” y 21 salvas de cañón convirtieron a Naruhito de Japón en el 126º ocupante del trono del Crisantemo. Naruhito se sentó en el trono y se comprometió a trabajar por “la felicidad del pueblo y la paz en el mundo”.
Dos mil invitados asistieron a la ceremonia que tuvo lugar en el palacio real de Tokio. La intensa lluvia y el frío restó vistosidad a la ceremonia. La guardia de honor que debía formarse en el centro de un patio situado en el interior del recinto del palacio, tuvo que refugiarse.
La ceremonia de entronización comenzó cuando, a modo de telón teatral, se abrieron las cortinas colgadas de un dosel que escondían el Takamikura. Trono milenario desde donde Naruhito fue autoproclamado emperador vestido con un traje ceremonial de varias capas, naranja oscuro la que estaba a la vista. Bajo un dosel más reducido y sentada en el trono más pequeño se encontraba la emperatriz Masako, quien vistió un kimono de doce capas.