Verde Ver es el blog de ecología de Zulena Escobedo y República lo publica los domingos (Más información en : [email protected])
El colibrí… pequeño, rápido como el viento, fuerte como un guerrero y a la luz del sol brilla como una piedra preciosa.
El Dr. Oswaldo Chinchilla, arqueólogo y curador del Museo Popol Vuh, expone que existen evidencias arqueológicas relacionadas con el colibrí. También conocido como Tz´unun como le llamaban los mayas y aztecas. Esta pequeña ave, en Mesoamérica prehispánica, era asociada a los guerreros, al sol, a la sexualidad y la fertilidad.
Los mayas cuentan muchas historias de cómo los dioses crearon todas las criaturas sobre la tierra, y como de una piedra de jade tallada cobró vida el colibrí. Una tarea le fue encomendada a este pequeño, llevar pensamientos y deseos de un lugar a otro.
El Dr. Chinchilla explica que, generalmente, los nombres mayas en las aves se relacionan con el sonido que producen, por eso Tz´unun le llamaron al colibrí.
Un hábitat diverso
En Guatemala se les puede ver tanto en zonas urbanas como en los bosques, siempre que tengan disponible el alimento necesario, poseen un hábitat diverso. Estas pequeñas aves viven entre árboles, arbustos y enredaderas, son territoriales y procuran vigilar la zona de en la que ubican alimento. Además, algunos ornitólogos afirman que poseen una memoria excepcional, recuerdan muy bien cada una de las plantas en las que suelen alimentarse y reconocer los ciclos de floración, van y vienen según dichos ciclos.
Algunas personas siempre consultan qué plantas atraen al colibrí, depende la zona, clima y espacio; las heliconias por ejemplo llaman la atención de estas aves, principalmente por el color y el néctar. También, les atraen los geranios, claveles, fucsias, thumbergias, calandrias, aves del paraíso, iris, entre otras.
35 especies
Según Peterson Field Guide to Birds of Northern Central America, en Guatemala se pueden observar alrededor de 35 especies de colibrí, entre endémicas, residentes y migratorias.
Dependiendo el área, entre los más comunes en nuestro país, están: Lampornis viridipallens (Green-throated Mountain Gem), Lampornis sybillae (Green-breasted Mountain Gem), Eugenes fulgens (Rivoli´s Hummingbird), Hylocharis leucotis (White-eared Hummingbird), Amazilia cyanocephala (Azure-crowned Hummingbird), Amazilia rutila (Cinnamon Hummingbird), por mencionar algunas.
Otras especies que es un espectáculo observarlas, como: Atthis ellioti (Wine-throated Hummingbird), Tilmatura dupontii (Sparkling-tailed Hummingbird), Campylopterus hemileucurus (Violet Sabrewing), Florisuga mellivora (White-Necked Jacobin) y Lamprolaima rhami (Garnet-Troated Hummingbird), entre otras.
Los hay que habitan zonas cálidas y frías; sin embargo, los expertos opinan que el cambio climático también afecta al colibrí, puede hacer que migren a zonas más altas o se desplacen a otras por condiciones de fenómenos como huracanes, tormentas o sequías.
Un ejemplo de estas migraciones se da recién hace un par de semanas. En la zona de las Verapaces, se alertó del avistamiento de colibrí Esmeralda Hondureño (Amazilia Luciae), endémico de Honduras. Se tomó el registro y estará en monitoreo para conocer si está establecido o solo de paso por el área.
Para observar
En Guatemala existe un sin número de lugares y espacios naturales para observación de aves, de los que he visitado y se puede observar fácilmente varias especies de colibrís, recomiendo: Finca El Pilar (San Cristóbal el Bajo), Cabaña Suiza (carretera Interamericana camino a San Lucas Sacatepéquez), Ranchitos del Quetzal (Purulhá, Baja Verapaz) y Rincón Suizo (Tecpán Guatemala).
Sin lugar a dudas Tz´unun o los colibrís son un regalo de la naturaleza que nos alegran con sus sonidos y colores.
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El Dr. Oswaldo Chinchilla, arqueólogo y curador del Museo Popol Vuh, expone que existen evidencias arqueológicas relacionadas con el colibrí. También conocido como Tz´unun como le llamaban los mayas y aztecas. Esta pequeña ave, en Mesoamérica prehispánica, era asociada a los guerreros, al sol, a la sexualidad y la fertilidad.
Los mayas cuentan muchas historias de cómo los dioses crearon todas las criaturas sobre la tierra, y como de una piedra de jade tallada cobró vida el colibrí. Una tarea le fue encomendada a este pequeño, llevar pensamientos y deseos de un lugar a otro.
El Dr. Chinchilla explica que, generalmente, los nombres mayas en las aves se relacionan con el sonido que producen, por eso Tz´unun le llamaron al colibrí.
Un hábitat diverso
En Guatemala se les puede ver tanto en zonas urbanas como en los bosques, siempre que tengan disponible el alimento necesario, poseen un hábitat diverso. Estas pequeñas aves viven entre árboles, arbustos y enredaderas, son territoriales y procuran vigilar la zona de en la que ubican alimento. Además, algunos ornitólogos afirman que poseen una memoria excepcional, recuerdan muy bien cada una de las plantas en las que suelen alimentarse y reconocer los ciclos de floración, van y vienen según dichos ciclos.
Algunas personas siempre consultan qué plantas atraen al colibrí, depende la zona, clima y espacio; las heliconias por ejemplo llaman la atención de estas aves, principalmente por el color y el néctar. También, les atraen los geranios, claveles, fucsias, thumbergias, calandrias, aves del paraíso, iris, entre otras.
35 especies
Según Peterson Field Guide to Birds of Northern Central America, en Guatemala se pueden observar alrededor de 35 especies de colibrí, entre endémicas, residentes y migratorias.
Dependiendo el área, entre los más comunes en nuestro país, están: Lampornis viridipallens (Green-throated Mountain Gem), Lampornis sybillae (Green-breasted Mountain Gem), Eugenes fulgens (Rivoli´s Hummingbird), Hylocharis leucotis (White-eared Hummingbird), Amazilia cyanocephala (Azure-crowned Hummingbird), Amazilia rutila (Cinnamon Hummingbird), por mencionar algunas.
Otras especies que es un espectáculo observarlas, como: Atthis ellioti (Wine-throated Hummingbird), Tilmatura dupontii (Sparkling-tailed Hummingbird), Campylopterus hemileucurus (Violet Sabrewing), Florisuga mellivora (White-Necked Jacobin) y Lamprolaima rhami (Garnet-Troated Hummingbird), entre otras.
Los hay que habitan zonas cálidas y frías; sin embargo, los expertos opinan que el cambio climático también afecta al colibrí, puede hacer que migren a zonas más altas o se desplacen a otras por condiciones de fenómenos como huracanes, tormentas o sequías.
Un ejemplo de estas migraciones se da recién hace un par de semanas. En la zona de las Verapaces, se alertó del avistamiento de colibrí Esmeralda Hondureño (Amazilia Luciae), endémico de Honduras. Se tomó el registro y estará en monitoreo para conocer si está establecido o solo de paso por el área.
Para observar
En Guatemala existe un sin número de lugares y espacios naturales para observación de aves, de los que he visitado y se puede observar fácilmente varias especies de colibrís, recomiendo: Finca El Pilar (San Cristóbal el Bajo), Cabaña Suiza (carretera Interamericana camino a San Lucas Sacatepéquez), Ranchitos del Quetzal (Purulhá, Baja Verapaz) y Rincón Suizo (Tecpán Guatemala).
Sin lugar a dudas Tz´unun o los colibrís son un regalo de la naturaleza que nos alegran con sus sonidos y colores.