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Me gustaría tener una aventura como los Goonies

Luis Gonzalez
30 de junio, 2018

Me gustaría tener una aventura como los Goonies, ESTE ES EL TEMA EN EL BLOG DE HISTORIAS URBANAS DE JOSÉ VICENTE SOLÓRZANO AGUILAR.

Recién vi completa la película The Goonies (1985), comedia escrita por Chris
Columbus a partir de la historia que ideó el productor ejecutivo Steven Spielberg y
dirigida por Richard Donner, responsable del primer episodio de Superman (1978).

Cuando niño vi el avance en la televisión, de ahí pesqué algunos fragmentos a través del
cable, y estuve buen tiempo preguntándome qué pasó con la cantante Cindy Lauper al
final del video de The Goonies ‘R’ Good Enough, tema compuesto para el film.

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Cindy Lauper quedó acorralada entre dos grupos de piratas perseguidores. Casi
se resbalaba del tronco que oscilaba encima de dos rocas, separadas por una cascada. En
eso aumentó la corriente y Cindy Lauper, o acaso su doble, quedó bañaba en espuma a
punto de que el agua la arrastrara.

La segunda parte del video apenas se emitió en los programas Musicales del 13 y Musivisión, transmitidos por Canal 13, y a los años identifiqué a los luchadores Rowdy Roddy Piper, The Iron Sheik, Nikolai Volkoff, André el Gigante y Faboulous Moolah, junto con los apoderados Captain Lou Albano y Classy Freddie Blassie, como los protagonistas).

Me hubiera gustado tener una aventura como los Goonies. A punto de separarse,
debido a que el vecindario donde viven será derruido para construir un exclusivo club
campestre, los cuatro muchachos de la tropa descubren el mapa que los conducirá al
tesoro enterrado por el pirata One-Eyed Billy.

Deciden buscarlo; sortearán trampas mortales, pasadizos estrechos, túneles resbalosos y la persecución de los hermanos Fratelli, bajo el mando de su férrea mamma, hasta dar con el punto trazado en el viejo pergamino que permaneció un par de siglos oculto en un viejo cuadro.

Todo cambió

Los peligros y hallazgos estrechan aún más la amistad del niño buen corazón, el hablador ocurrente, el científico inventor y el gordito comelón; también facilita la cercanía entre el hermano mayor del personaje central y la porrista más guapa del high school. Cada época tiene su magia y su inocencia, sus modos de impresionar a los demás y de quererse; los Goonies supieron reflejarla.

Ahora, como me lo recordó mi socio Gabriel Arana Fuentes, ya no se puede tener amigos tan cercanos. Los bosques donde nuestros mayores salieron de excursión fueron erradicados para construir colonias imposibles de alcanzar a menos que se tenga
carro.

El exceso de tareas escolares y el abuso del internet captado en los celulares acabaron con el tiempo libre para salir a jugar, andar en bicicleta y corretear hasta cansarse. Ya no quedan barrancos donde meterse a riesgo de salir arañado por los chiriviscos y quemados por el chichicaste.

Tampoco hay riachuelos donde sacar pupos para meterlos dentro de un frasco de compota, sin imaginar que mutarán en ranas o sapos. Salir de paseo al campo equivale a exponerse a asaltos y violaciones.

El ingenio y las trampas no bastan para escapar a narcotraficantes y pandilleros.
Con todo, los Goonies me aseguran que la aventura es posible y en algún cuadro
apolillado de mi casa se oculta el mapa del tesoro enterrado en la época colonial que permita recompensar a los justos y darle su merecido a los codiciosos.

Me enseñan que la amistad puede ser un lazo imperecedero, a salvo de cálculos e intereses, y el amor se encuentra por ahí, cerquita. Merecemos, cada quien, tener nuestra aventura como los Goonies.

Primera parte

Segunda parte

Me gustaría tener una aventura como los Goonies

Luis Gonzalez
30 de junio, 2018

Me gustaría tener una aventura como los Goonies, ESTE ES EL TEMA EN EL BLOG DE HISTORIAS URBANAS DE JOSÉ VICENTE SOLÓRZANO AGUILAR.

Recién vi completa la película The Goonies (1985), comedia escrita por Chris
Columbus a partir de la historia que ideó el productor ejecutivo Steven Spielberg y
dirigida por Richard Donner, responsable del primer episodio de Superman (1978).

Cuando niño vi el avance en la televisión, de ahí pesqué algunos fragmentos a través del
cable, y estuve buen tiempo preguntándome qué pasó con la cantante Cindy Lauper al
final del video de The Goonies ‘R’ Good Enough, tema compuesto para el film.

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Cindy Lauper quedó acorralada entre dos grupos de piratas perseguidores. Casi
se resbalaba del tronco que oscilaba encima de dos rocas, separadas por una cascada. En
eso aumentó la corriente y Cindy Lauper, o acaso su doble, quedó bañaba en espuma a
punto de que el agua la arrastrara.

La segunda parte del video apenas se emitió en los programas Musicales del 13 y Musivisión, transmitidos por Canal 13, y a los años identifiqué a los luchadores Rowdy Roddy Piper, The Iron Sheik, Nikolai Volkoff, André el Gigante y Faboulous Moolah, junto con los apoderados Captain Lou Albano y Classy Freddie Blassie, como los protagonistas).

Me hubiera gustado tener una aventura como los Goonies. A punto de separarse,
debido a que el vecindario donde viven será derruido para construir un exclusivo club
campestre, los cuatro muchachos de la tropa descubren el mapa que los conducirá al
tesoro enterrado por el pirata One-Eyed Billy.

Deciden buscarlo; sortearán trampas mortales, pasadizos estrechos, túneles resbalosos y la persecución de los hermanos Fratelli, bajo el mando de su férrea mamma, hasta dar con el punto trazado en el viejo pergamino que permaneció un par de siglos oculto en un viejo cuadro.

Todo cambió

Los peligros y hallazgos estrechan aún más la amistad del niño buen corazón, el hablador ocurrente, el científico inventor y el gordito comelón; también facilita la cercanía entre el hermano mayor del personaje central y la porrista más guapa del high school. Cada época tiene su magia y su inocencia, sus modos de impresionar a los demás y de quererse; los Goonies supieron reflejarla.

Ahora, como me lo recordó mi socio Gabriel Arana Fuentes, ya no se puede tener amigos tan cercanos. Los bosques donde nuestros mayores salieron de excursión fueron erradicados para construir colonias imposibles de alcanzar a menos que se tenga
carro.

El exceso de tareas escolares y el abuso del internet captado en los celulares acabaron con el tiempo libre para salir a jugar, andar en bicicleta y corretear hasta cansarse. Ya no quedan barrancos donde meterse a riesgo de salir arañado por los chiriviscos y quemados por el chichicaste.

Tampoco hay riachuelos donde sacar pupos para meterlos dentro de un frasco de compota, sin imaginar que mutarán en ranas o sapos. Salir de paseo al campo equivale a exponerse a asaltos y violaciones.

El ingenio y las trampas no bastan para escapar a narcotraficantes y pandilleros.
Con todo, los Goonies me aseguran que la aventura es posible y en algún cuadro
apolillado de mi casa se oculta el mapa del tesoro enterrado en la época colonial que permita recompensar a los justos y darle su merecido a los codiciosos.

Me enseñan que la amistad puede ser un lazo imperecedero, a salvo de cálculos e intereses, y el amor se encuentra por ahí, cerquita. Merecemos, cada quien, tener nuestra aventura como los Goonies.

Primera parte

Segunda parte