Ahora que las votaciones han finalizado es bueno reconocer más que la victoria del Presidente electo. Además del Presidente, elegimos a la vicepresidente, diputados al Congreso de la República, diputados al Parlamento Centroamericano y a Corporaciones Municipales.

Todos ellos en su conjunto forman la base indispensable para el funcionamiento del Estado, porque no solo deben realizar labores propias de sus cargos sino también elegir a muchos otros funcionario, vitales para el desarrollo del país, como por ejemplo, la Corte Suprema de Justicia y las Salas de la Corte de Apelaciones. Estas cortes debieron haber sido electas por el Congreso hace más de tres años, pero no lo hicieron y ya. Así de simple, el Congreso no eligió a uno de los tres poderes del Estado y ya, no pasa nada, la justicia para otro día.

Con esto quiero señalar que para la mayoría de los habitantes de nuestro país no tener a uno de los tres poderes del Estado no es tan grave, pues no se ha salido a las calles, no se han dado grandes manifestaciones ni se ha alzado la voz exigiendo el cumplimiento de deberes por parte del Congreso. Así como ese gran punto se ha quedado en el olvido y la indiferencia, no dejemos que los compromisos que las nuevas autoridades ofrecieron en sus campañas también se vayan al olvido y a la indiferencia.

Si no votó a quien quedó electo, también es bueno recordar que ofreció quien si quedó electo, sobre todo si es contrario a su forma de pensar, porque en guerra avisada no se vale alegar por los muertos.

No se debe caer en la tentación de pensar que electo el funcionario se acabó la necesidad de actuar, todo lo contrario, esto de hacer país es diario, constante y sin pausa, cada día y en cada momento debemos estar atentos, sobre todo de los temas que construyen o destruyen de verdad. Me refiero a que si el alcalde quiere poner un nuevo túmulo es, relativamente, intrascendente; si el diputado no llega a más de una sesión, es, de nuevo, relativamente intrascendente; si el Ejecutivo suma cinco quetzales a un trámite, siempre es, relativamente, intrascendente. Ahora bien, mejorar el manejo de la basura en el municipio si es importante. Cambiar las leyes penales en defensa de quien defiende su casa y a su familia, es trascendente. Buscar cambiar la constitución, puede ser destructor o revitalizante.

No perdamos de vista las acciones, porque tristemente la realidad nos enseña que los políticos de nuestro país dicen una cosa y hacen otra. A la vez seamos positivos, porque ser positivo no es sinónimo de ser ingenuo, debiendo prepararnos para lo peor esperando siempre lo mejor. Nuevos funcionarios y nuevas posibilidades.

Cambiemos a Guatemala, usted y yo estimado lector, no con grandes hazañas, no saliendo a vivir la vida como un Quijote moderno sino haciendo lo mejor que podemos en lo cotidiano de cada día.

Debemos informarnos, continuar hablando de la realidad con nuestro amigos, compañeros de trabajo y familiares, siendo una influencia positiva, no tirando más leños a la hoguera sino sabiendo con prudencia como estimular la sana crítica y alentando a creer, una vez más, que el país lo vale y que el funcionario puede que sí y puede que no, por ello debemos seguir atentos.