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Las dictaduras de la minoría

Betty Marroquin
02 de noviembre, 2018

En este mundo en que la información fluye con mayor facilidad que antes, pudiendo ver ejemplos ajenos, no creo que se trate de tener que hacer algo tan complejo como inventar la rueda, que en su momento seguro fue algo sumamente innovador. Tenemos ejemplos de lo que las distintas ideologías hacen en el mundo, y es difícil para mí decir que existen verdades absolutas, pero sin duda, hay tendencias claras.

Nuestros sentidos son bombardeados constantemente, a diario, por todas las vías, y está en nosotros que absorber y que no. Es nuestra responsabilidad informarnos, y no partir con la primera. El que hoy no investiga es porque no quiere o no sabe como. Inclusive en el interior del país, a pesar de tanta dificultad, veo a la gente con su teléfono inteligente, y eso indica que es posible, cuando se quiere, aprender y ampliar los horizontes.

Pero en lugar de copiar la disciplina de los coreanos, el patriotismo de los rusos o de los chinos, el sentido empresarial y creativo de Israel o China ¿qué copiamos en Guatemala? La vulva, LGBT, atentar contra la familia, y cada vez ser más y más presos de las dictaduras de la minoría.

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“La democracia se presume, porque no es verdad absoluta es un sistema en el que las mayorías populares imponen su voluntad por medio de la expresión electoral, y las minorías deben ser respetadas, pero guardando proporcionalmente el acatamiento debido a los electores que suman mayor número. En nuestro país (España) está ocurriendo (en 1992) todo lo contrario. Se destaca notoriamente con la celebración de los 500 años del Descubrimiento. Debido a la prudencia oficial y a los temores que despertaron los anuncios de gráves desórdenes, los indígenas debidamente aleccionados y encabezados por escondidos dirigentes políticos se tomaron la vocería y protagonizaron algunas marchas para quejarse con duras y muy fuertes palabras de la dictadura ejercida en torno de respetables grupos étnicos. Uno de ellos dijo que jamás en este país se había gobernado para los colombianos sino para los extranjeros, y tildó a los ilustres hombres que han pasado por la Presidencia de la República con toda clase de epítetos agraviante.” ( https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-224885)

Ese artículo escrito en 1992 en España, pareciera escrito ayer y podría aplicarse a Guatemala, a los Estados Unidos, o a cualquier parte en el mundo occidental. Vivimos en sociedades en las que el individuo es libre de insultar (no difamar y hay diferencia) en la peor forma al Presidente de la República, o a cualquier persona, y nadie puede decir mayor cosa, pero la izquierda se queja de falta de libertad de expresión. Ya no se puede defender el matrimonio entre un hombre y una mujer y defender a la familia tradicional porque lo tachan de homofóbico. Si es nacionalista, lo tachan de fascista o neo fascista. Si es anti inmigración ilegal, lo tachan de racista.

Sólo las minorías pueden preservar su cultura, tradiciones y costumbres, y la mayoría debe abstenerce de practicar las suyas. Esas minorías pueden ser violentas, que no pasa nada. Esas minorías pueden ser desconsideradas, que para la corriente que viene invadiendo están en su derecho.

En Brasil acaba de ganar un candidato que se atrevió a desafiar todo eso que las minorías promueven. En Colombia ganó un candidato que promovió los valores tradicionales. En Argentina y Ecuador sucedió lo mismo, con candidatos que no hablaron de la retórica populista que promueven las dictaduras de la minoría. ¿Tendremos un candidato así en Guatemala? ¿Tendremos la convicción de luchar por preservar nuestra identidad, valores, cultura y amor patrio?

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Las dictaduras de la minoría

Betty Marroquin
02 de noviembre, 2018

En este mundo en que la información fluye con mayor facilidad que antes, pudiendo ver ejemplos ajenos, no creo que se trate de tener que hacer algo tan complejo como inventar la rueda, que en su momento seguro fue algo sumamente innovador. Tenemos ejemplos de lo que las distintas ideologías hacen en el mundo, y es difícil para mí decir que existen verdades absolutas, pero sin duda, hay tendencias claras.

Nuestros sentidos son bombardeados constantemente, a diario, por todas las vías, y está en nosotros que absorber y que no. Es nuestra responsabilidad informarnos, y no partir con la primera. El que hoy no investiga es porque no quiere o no sabe como. Inclusive en el interior del país, a pesar de tanta dificultad, veo a la gente con su teléfono inteligente, y eso indica que es posible, cuando se quiere, aprender y ampliar los horizontes.

Pero en lugar de copiar la disciplina de los coreanos, el patriotismo de los rusos o de los chinos, el sentido empresarial y creativo de Israel o China ¿qué copiamos en Guatemala? La vulva, LGBT, atentar contra la familia, y cada vez ser más y más presos de las dictaduras de la minoría.

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“La democracia se presume, porque no es verdad absoluta es un sistema en el que las mayorías populares imponen su voluntad por medio de la expresión electoral, y las minorías deben ser respetadas, pero guardando proporcionalmente el acatamiento debido a los electores que suman mayor número. En nuestro país (España) está ocurriendo (en 1992) todo lo contrario. Se destaca notoriamente con la celebración de los 500 años del Descubrimiento. Debido a la prudencia oficial y a los temores que despertaron los anuncios de gráves desórdenes, los indígenas debidamente aleccionados y encabezados por escondidos dirigentes políticos se tomaron la vocería y protagonizaron algunas marchas para quejarse con duras y muy fuertes palabras de la dictadura ejercida en torno de respetables grupos étnicos. Uno de ellos dijo que jamás en este país se había gobernado para los colombianos sino para los extranjeros, y tildó a los ilustres hombres que han pasado por la Presidencia de la República con toda clase de epítetos agraviante.” ( https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-224885)

Ese artículo escrito en 1992 en España, pareciera escrito ayer y podría aplicarse a Guatemala, a los Estados Unidos, o a cualquier parte en el mundo occidental. Vivimos en sociedades en las que el individuo es libre de insultar (no difamar y hay diferencia) en la peor forma al Presidente de la República, o a cualquier persona, y nadie puede decir mayor cosa, pero la izquierda se queja de falta de libertad de expresión. Ya no se puede defender el matrimonio entre un hombre y una mujer y defender a la familia tradicional porque lo tachan de homofóbico. Si es nacionalista, lo tachan de fascista o neo fascista. Si es anti inmigración ilegal, lo tachan de racista.

Sólo las minorías pueden preservar su cultura, tradiciones y costumbres, y la mayoría debe abstenerce de practicar las suyas. Esas minorías pueden ser violentas, que no pasa nada. Esas minorías pueden ser desconsideradas, que para la corriente que viene invadiendo están en su derecho.

En Brasil acaba de ganar un candidato que se atrevió a desafiar todo eso que las minorías promueven. En Colombia ganó un candidato que promovió los valores tradicionales. En Argentina y Ecuador sucedió lo mismo, con candidatos que no hablaron de la retórica populista que promueven las dictaduras de la minoría. ¿Tendremos un candidato así en Guatemala? ¿Tendremos la convicción de luchar por preservar nuestra identidad, valores, cultura y amor patrio?

República es ajena a la opinión expresada en este artículo