Estimado Lector.
Debemos ser responsables y acostumbrarnos a serlo porque, a menos que vivamos en una cueva alejados del mundo, tendremos cada día interacciones que demandarán una respuesta.
Uno de los aspectos más complicados de vivir, en mi opinión, es vivir en libertad porque ello conlleva de forma inmanente ser responsable de las decisiones que se toman.
Ser responsable de aquello que hace levantar la frente y sentir orgullo es bellísimo pero apechugar en lo que nos quita el sueño y que quisiéramos ocultar bajo una roca es imprescindible. Ambos son aspectos de la responsabilidad. La responsabilidad es la forma en que reconocemos y respondemos a las consecuencias (buenas y malas) de las decisiones que tomamos.
No se debe desfallecer o sentirse abrumado por aquello que conlleva vivir en libertad.. Qué “yo” sea responsable, así en primera persona, es esencial para la vida en sociedad. No se vale pedir que los demás sean responsables cuando uno mismo no lo es. Primero debemos organizar nuestra casa antes de salir a criticar la del vecino.
La construcción de una mejor realidad común, irónicamente, comienza en lo particular y privado de la vida cotidiana de cada persona. Una mejor y más tranquila circulación en las calles, avenidas y carreteras del país no comienza en el congreso y en las leyes, sino en la respuesta que cada persona da a esas leyes, al sentido común, y a las decisiones que se toman en consecuencia a las acciones de las demás personas.
Las leyes de trabajo no son las responsables de una mejor forma convivencia laboral, es la respuesta que se dan el trabajador y el empleador mutuamente, hacia el cliente y hacia el trabajo en si mismo lo que define desde la calidad del ambiente de trabajo hasta la productividad de la empresa. Las leyes son pero pueden ser camino a ser irresponsables, como las leyes para permitir la esclavitud antigua o moderna, por lo que las leyes todas merecen cumplimiento luego de conocerlas y tenerlas por correctas, gusten o no.
Lo más importante es hacer propia la responsabilidad, que es parte de la vida en libertad y en común, es también un elemento indispensable para la justicia y la caridad.
Debemos ser responsables y acostumbrarnos a serlo porque, a menos que vivamos en una cueva alejados del mundo, tendremos cada día interacciones que demandarán una respuesta.
Estimado Lector.
Debemos ser responsables y acostumbrarnos a serlo porque, a menos que vivamos en una cueva alejados del mundo, tendremos cada día interacciones que demandarán una respuesta.
Uno de los aspectos más complicados de vivir, en mi opinión, es vivir en libertad porque ello conlleva de forma inmanente ser responsable de las decisiones que se toman.
Ser responsable de aquello que hace levantar la frente y sentir orgullo es bellísimo pero apechugar en lo que nos quita el sueño y que quisiéramos ocultar bajo una roca es imprescindible. Ambos son aspectos de la responsabilidad. La responsabilidad es la forma en que reconocemos y respondemos a las consecuencias (buenas y malas) de las decisiones que tomamos.
No se debe desfallecer o sentirse abrumado por aquello que conlleva vivir en libertad.. Qué “yo” sea responsable, así en primera persona, es esencial para la vida en sociedad. No se vale pedir que los demás sean responsables cuando uno mismo no lo es. Primero debemos organizar nuestra casa antes de salir a criticar la del vecino.
La construcción de una mejor realidad común, irónicamente, comienza en lo particular y privado de la vida cotidiana de cada persona. Una mejor y más tranquila circulación en las calles, avenidas y carreteras del país no comienza en el congreso y en las leyes, sino en la respuesta que cada persona da a esas leyes, al sentido común, y a las decisiones que se toman en consecuencia a las acciones de las demás personas.
Las leyes de trabajo no son las responsables de una mejor forma convivencia laboral, es la respuesta que se dan el trabajador y el empleador mutuamente, hacia el cliente y hacia el trabajo en si mismo lo que define desde la calidad del ambiente de trabajo hasta la productividad de la empresa. Las leyes son pero pueden ser camino a ser irresponsables, como las leyes para permitir la esclavitud antigua o moderna, por lo que las leyes todas merecen cumplimiento luego de conocerlas y tenerlas por correctas, gusten o no.
Lo más importante es hacer propia la responsabilidad, que es parte de la vida en libertad y en común, es también un elemento indispensable para la justicia y la caridad.
Debemos ser responsables y acostumbrarnos a serlo porque, a menos que vivamos en una cueva alejados del mundo, tendremos cada día interacciones que demandarán una respuesta.