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Europa de regreso al medioevo

.
Warren Orbaugh |
07 de febrero, 2024
El contenido en la sección de Opinión es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la postura o la línea editorial de República.

 

Gracias a hombres como Francisco de Vitoria (Burgos, 1483 – Salamanca, 1546), que contribuyó a la abolición de la esclavitud con sus relecciones, donde al modo escolástico analizó varios temas que comprenden los derechos, el poder del gobernante, el del Papa y la guerra justa, es que salimos de la barbarie y nos encaminamos a un mundo civilizado. Y fue gracias a sus reflexiones que la esclavitud se abolió primero en el mundo en la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Santiago de los Caballeros del Reino de Goathemala, un año después de su fundación en 1543 en el Valle de Panchoy, por las “Leyes Nuevas”, promulgadas en noviembre de 1542 por el Gobierno de Carlos V, y pregonadas en la Ciudad de Santiago en mayo de 1544, y que se hicieron cumplir por la recién fundada nueva corte, la Audiencia de los Confines, llamada después, la Audiencia de Guatemala, a cargo del licenciado Alonso López de Cerrato, recomendado por Fray Bartolomé de las Casas.

Concibió la teoría del derecho de gentes basado directamente el ius Naturae (ius significa justo, correcto, recto, derecho) un cuerpo de primeros principios evidentes en sí mismos, que ningún ser racional puede dejar de ver. Entre estos principios están la ley del dominio de la propia persona, la ley de sociabilidad y comunicación del hombre – obligado por naturaleza a vivir en sociedad, apoyándose unos a otros, para sobrevivir – el principio de hacer con los demás como uno quiere que hagan con uno, el poder y derecho de autodefensa, por tanto, no debe matar a hombre inocente alguno, el derecho de viajar y el derecho de predicar, es decir, derecho a la libre expresión.

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Concibió así mismo, la República universal, un Estado de Derecho, que incluye a los pueblos paganos (indios) bajo el ius Gentium (derecho de gentes), fundamentado directamente en el principio primero – haz a los otros como quieras que te hagan a ti – de la ley de la naturaleza.

Las ideas de Francisco de Vitoria fueron recopiladas primero por Beltrán de Heredia, y luego en 1554, Bartolomé Sánchez hizo una versión revisada. La primera edición impresa se publicó en Lyon por Jacques Boyer en 1557. Y en 1563, el fraile Dominico Alonso Muñoz de Tevar, alumno de Vitoria, publicó la segunda edición en Salamanca. Sus ideas se conocieron en el mundo europeo continental y anglosajón debido a que numerosas ediciones impresas de sus lecciones aparecieron en el siglo diez y seis y los subsecuentes en Ingoldstadt, Lyon, Venecia, Antwerp, Colonia, Heidelberg, Oxford. En 1605 Lonardo Lesio, un jesuita, publica un resumen de todas estas ideas en su libro De iustitia et iure cæterisque virtutibus cardinalibus, libri IV. El florentino Bernardo Davanzati llevó estas ideas a Italia. Y Hugo Grocio difunde en 1609 a través de sus obras las ideas de Vitoria por el mundo protestante. Samuel von Puffendorf, quien lee a Grotius, las difunde por Alemania, Austria, Prussia, particularmente a Immanuel Kant. Las ideas allí vertidas formaron parte importante de los Dos Tratados de Gobierno de John Locke, quien lee directamente a Covarrubias y a Juan de Mariana, tratados éstos que a su vez influenciaron a los independentistas norteamericanos. Se estableció así el imperio de la ley, el gobierno republicano en el resto de occidente.

Sin embargo, hoy, 482 años después, parece que Europa retrocede 1300 años a aquella época en que el islam se enseñoreaba por allí con el Califato Omeya y Carlomagno con su código de leyes iniciaba la persecución de las brujas.

Hoy el islam conquista Europa por penetración pacífica, dominación numérica por reproducción, hasta que “democráticamente” imponga la sharía y mande al traste los valores ilustrados de occidente. Y al igual que en la persecución de brujas, los burócratas de la Unión Europea condenan y sancionan, violando todo derecho de defensa y sin aportar pruebas, a la Fiscal General Consuelo Porras, al secretario de la Fiscalía Ángel Pineda, al fiscal Rafael Curruchiche, al juez Fredy Orellana y a otros funcionarios por hacer su trabajo de defender el imperio de la ley, el derecho y la razón. Ojalá nosotros no claudiquemos y seamos civilizados, fieles a nuestra tradición de respeto a los derechos que estableció Francisco de Vitoria.

 

El autor de esta columna es Warren Orbraugh.

Europa de regreso al medioevo

Warren Orbaugh |
07 de febrero, 2024
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El contenido en la sección de Opinión es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la postura o la línea editorial de República.

 

Gracias a hombres como Francisco de Vitoria (Burgos, 1483 – Salamanca, 1546), que contribuyó a la abolición de la esclavitud con sus relecciones, donde al modo escolástico analizó varios temas que comprenden los derechos, el poder del gobernante, el del Papa y la guerra justa, es que salimos de la barbarie y nos encaminamos a un mundo civilizado. Y fue gracias a sus reflexiones que la esclavitud se abolió primero en el mundo en la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Santiago de los Caballeros del Reino de Goathemala, un año después de su fundación en 1543 en el Valle de Panchoy, por las “Leyes Nuevas”, promulgadas en noviembre de 1542 por el Gobierno de Carlos V, y pregonadas en la Ciudad de Santiago en mayo de 1544, y que se hicieron cumplir por la recién fundada nueva corte, la Audiencia de los Confines, llamada después, la Audiencia de Guatemala, a cargo del licenciado Alonso López de Cerrato, recomendado por Fray Bartolomé de las Casas.

Concibió la teoría del derecho de gentes basado directamente el ius Naturae (ius significa justo, correcto, recto, derecho) un cuerpo de primeros principios evidentes en sí mismos, que ningún ser racional puede dejar de ver. Entre estos principios están la ley del dominio de la propia persona, la ley de sociabilidad y comunicación del hombre – obligado por naturaleza a vivir en sociedad, apoyándose unos a otros, para sobrevivir – el principio de hacer con los demás como uno quiere que hagan con uno, el poder y derecho de autodefensa, por tanto, no debe matar a hombre inocente alguno, el derecho de viajar y el derecho de predicar, es decir, derecho a la libre expresión.

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Concibió así mismo, la República universal, un Estado de Derecho, que incluye a los pueblos paganos (indios) bajo el ius Gentium (derecho de gentes), fundamentado directamente en el principio primero – haz a los otros como quieras que te hagan a ti – de la ley de la naturaleza.

Las ideas de Francisco de Vitoria fueron recopiladas primero por Beltrán de Heredia, y luego en 1554, Bartolomé Sánchez hizo una versión revisada. La primera edición impresa se publicó en Lyon por Jacques Boyer en 1557. Y en 1563, el fraile Dominico Alonso Muñoz de Tevar, alumno de Vitoria, publicó la segunda edición en Salamanca. Sus ideas se conocieron en el mundo europeo continental y anglosajón debido a que numerosas ediciones impresas de sus lecciones aparecieron en el siglo diez y seis y los subsecuentes en Ingoldstadt, Lyon, Venecia, Antwerp, Colonia, Heidelberg, Oxford. En 1605 Lonardo Lesio, un jesuita, publica un resumen de todas estas ideas en su libro De iustitia et iure cæterisque virtutibus cardinalibus, libri IV. El florentino Bernardo Davanzati llevó estas ideas a Italia. Y Hugo Grocio difunde en 1609 a través de sus obras las ideas de Vitoria por el mundo protestante. Samuel von Puffendorf, quien lee a Grotius, las difunde por Alemania, Austria, Prussia, particularmente a Immanuel Kant. Las ideas allí vertidas formaron parte importante de los Dos Tratados de Gobierno de John Locke, quien lee directamente a Covarrubias y a Juan de Mariana, tratados éstos que a su vez influenciaron a los independentistas norteamericanos. Se estableció así el imperio de la ley, el gobierno republicano en el resto de occidente.

Sin embargo, hoy, 482 años después, parece que Europa retrocede 1300 años a aquella época en que el islam se enseñoreaba por allí con el Califato Omeya y Carlomagno con su código de leyes iniciaba la persecución de las brujas.

Hoy el islam conquista Europa por penetración pacífica, dominación numérica por reproducción, hasta que “democráticamente” imponga la sharía y mande al traste los valores ilustrados de occidente. Y al igual que en la persecución de brujas, los burócratas de la Unión Europea condenan y sancionan, violando todo derecho de defensa y sin aportar pruebas, a la Fiscal General Consuelo Porras, al secretario de la Fiscalía Ángel Pineda, al fiscal Rafael Curruchiche, al juez Fredy Orellana y a otros funcionarios por hacer su trabajo de defender el imperio de la ley, el derecho y la razón. Ojalá nosotros no claudiquemos y seamos civilizados, fieles a nuestra tradición de respeto a los derechos que estableció Francisco de Vitoria.

 

El autor de esta columna es Warren Orbraugh.