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¿Qué ira a cambiar?

.
Juan Francisco Callejas |
09 de enero, 2024
El contenido en la sección de Opinión es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la postura o la línea editorial de República.

“Y todo será un milagro. Y todo será un legado. Y se respetará la vida, la vida que hemos ganado. Cuando la tormenta pase te pido Dios, apenado, que nos devuelvas mejores, como nos habías soñado.”

Las anteriores son las dos ultimas estrofas del poema Esperanza del uruguayo Mario Benedetti QEPD y con el cual cerré mi invitación a reflexionar en el último artículo del año 2023, consciente como creo hemos de estar, de las circunstancias que rodean las decisiones que individual y familiarmente estaremos tomando los ciudadanos en medio de procesos políticos en los que la sociedad económica, la sociedad política y la sociedad civil organizada están actuando y que sean las que sean, van a impactar el futuro de nuestra nación.

Un saldo positivo del proceso electoral que venimos viviendo y que en su primer etapa culminará el 14 a las 14, es el despertar de un grupo de ciudadanos que gracias a las circunstancias que se vienen planteando, todas revestidas como se estila en los golpes de estado moderno, de la legalidad constitucional que abogados de un bando saben plantear para sortear, interpretar y darle sentido al sistema legal del país de tal forma que sigamos viviendo en la fachada hipócrita de una institucionalidad que intenta sostenerse para continuar el latrocinio del Estado, pero que claramente fracasa en el cumplimiento de mínimos que una sociedad democrática, republicana y constitucional deben proveer a sus ciudadanos.

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Hoy, hay sectores de población de nuestros pueblos originarios, cansados ya de vivir en la ignominia, es decir,vivir de cara a la ofensa pública que sufre el honor y la dignidad que como persona individual y grupos étnicos han sufrido con deshonor y descrédito de quienes usurpando el poder han perdido el respeto de sus autoridades quienes actúan indigna o vergonzosamente para mantener privilegios que el Poder del Estado usurpado les otorga. La ignominia es sinónimo de injuria y vergüenza.

De esta misma manera, con esperanza, también pueden verse sectores de jóvenes que con alguna luz especial, se ven iluminados para interesarse por su nación y su futuro, puesto que la indiferencia, el desgano y el yoquepierdismo con que sus colegas de generaciones anteriores han vivido de cara a las necesidades del país, han heredado un saldo sumamente negativo para su futuro y el futuro de una nación rica como Guatemala.

De similar manera, también se pueden ver brotes de ciudadanos que dejando la comodidad del mundo académico y/o de áreas laborales y profesionales únicamente, se arriesgan un poco más para emitir sus criterios, dar sus aportes e incorporarse a una lucha en la que cada quien que se sume, de verdad suma.

Comprender que el cambio y la transformación estructural de Guatemala, solamente puede venir del cambio en nuestra propia actitud. Si yo no cambio, es imposible que pueda esperar que mi familia cambie y si esta, la familia como célula de nuestra sociedad , está se dispone acambiar nuestra forma de vivir, podremos tener un nivel de influencia en la sociedad en la que vivimos, puesto que algo también está quedándonos claro: hoy vivimos las consecuencias de la indiferencia, el egoísmo y el individualismo con que nuestras generación de padres procesaron su etapa de vida productiva.

“Cuando la tormenta pase te pido Dios, apenado, que nos devuelvas mejores, como nos habías soñado.” Mas claro, ni el agua.

La tormenta nacional

Venimos viviendo una tormenta nacional en medio de otra gran tormenta y dolores de parto mundiales que hacen más profunda la crisis que se genera y hace que nuestra ya brumosa visión del futuro, se vuelva mas opaca. 

Es aquí donde el poeta, en esa dosis de humanidad iluminada se vuelve a quien debe volverse, al Dios creador para pedirle que si nos otorga la vida, nos devuelva mejores, es decir, nacidos de nuevo como nos había soñado y será a partir de ese nacimiento de nuevo que cielos nuevos, tierra nueva y recursos nuevos y renovados serán puestos nuevamente frente a nosotros, para fructificar, multiplicarnos y nuevamente probar si aprendemos a gobernarnos.

¡Entonces!, ¿Qué ira a cambiar?. De mi parte, quien escribe asume su parte para seguir cambiando, para seguir trabajando en mis áreas de influencia familiar, empresarial, social y comunitariamente con la promoción y vigencia de un sistema democrático, republicano y constitucional que se encause detrás del derrotero del bien común. Ánimo, haga usted su parte.

 

El autor de esta columna es Juan Callejas Vargas. 
 

¿Qué ira a cambiar?

Juan Francisco Callejas |
09 de enero, 2024
.
El contenido en la sección de Opinión es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la postura o la línea editorial de República.

“Y todo será un milagro. Y todo será un legado. Y se respetará la vida, la vida que hemos ganado. Cuando la tormenta pase te pido Dios, apenado, que nos devuelvas mejores, como nos habías soñado.”

Las anteriores son las dos ultimas estrofas del poema Esperanza del uruguayo Mario Benedetti QEPD y con el cual cerré mi invitación a reflexionar en el último artículo del año 2023, consciente como creo hemos de estar, de las circunstancias que rodean las decisiones que individual y familiarmente estaremos tomando los ciudadanos en medio de procesos políticos en los que la sociedad económica, la sociedad política y la sociedad civil organizada están actuando y que sean las que sean, van a impactar el futuro de nuestra nación.

Un saldo positivo del proceso electoral que venimos viviendo y que en su primer etapa culminará el 14 a las 14, es el despertar de un grupo de ciudadanos que gracias a las circunstancias que se vienen planteando, todas revestidas como se estila en los golpes de estado moderno, de la legalidad constitucional que abogados de un bando saben plantear para sortear, interpretar y darle sentido al sistema legal del país de tal forma que sigamos viviendo en la fachada hipócrita de una institucionalidad que intenta sostenerse para continuar el latrocinio del Estado, pero que claramente fracasa en el cumplimiento de mínimos que una sociedad democrática, republicana y constitucional deben proveer a sus ciudadanos.

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Hoy, hay sectores de población de nuestros pueblos originarios, cansados ya de vivir en la ignominia, es decir,vivir de cara a la ofensa pública que sufre el honor y la dignidad que como persona individual y grupos étnicos han sufrido con deshonor y descrédito de quienes usurpando el poder han perdido el respeto de sus autoridades quienes actúan indigna o vergonzosamente para mantener privilegios que el Poder del Estado usurpado les otorga. La ignominia es sinónimo de injuria y vergüenza.

De esta misma manera, con esperanza, también pueden verse sectores de jóvenes que con alguna luz especial, se ven iluminados para interesarse por su nación y su futuro, puesto que la indiferencia, el desgano y el yoquepierdismo con que sus colegas de generaciones anteriores han vivido de cara a las necesidades del país, han heredado un saldo sumamente negativo para su futuro y el futuro de una nación rica como Guatemala.

De similar manera, también se pueden ver brotes de ciudadanos que dejando la comodidad del mundo académico y/o de áreas laborales y profesionales únicamente, se arriesgan un poco más para emitir sus criterios, dar sus aportes e incorporarse a una lucha en la que cada quien que se sume, de verdad suma.

Comprender que el cambio y la transformación estructural de Guatemala, solamente puede venir del cambio en nuestra propia actitud. Si yo no cambio, es imposible que pueda esperar que mi familia cambie y si esta, la familia como célula de nuestra sociedad , está se dispone acambiar nuestra forma de vivir, podremos tener un nivel de influencia en la sociedad en la que vivimos, puesto que algo también está quedándonos claro: hoy vivimos las consecuencias de la indiferencia, el egoísmo y el individualismo con que nuestras generación de padres procesaron su etapa de vida productiva.

“Cuando la tormenta pase te pido Dios, apenado, que nos devuelvas mejores, como nos habías soñado.” Mas claro, ni el agua.

La tormenta nacional

Venimos viviendo una tormenta nacional en medio de otra gran tormenta y dolores de parto mundiales que hacen más profunda la crisis que se genera y hace que nuestra ya brumosa visión del futuro, se vuelva mas opaca. 

Es aquí donde el poeta, en esa dosis de humanidad iluminada se vuelve a quien debe volverse, al Dios creador para pedirle que si nos otorga la vida, nos devuelva mejores, es decir, nacidos de nuevo como nos había soñado y será a partir de ese nacimiento de nuevo que cielos nuevos, tierra nueva y recursos nuevos y renovados serán puestos nuevamente frente a nosotros, para fructificar, multiplicarnos y nuevamente probar si aprendemos a gobernarnos.

¡Entonces!, ¿Qué ira a cambiar?. De mi parte, quien escribe asume su parte para seguir cambiando, para seguir trabajando en mis áreas de influencia familiar, empresarial, social y comunitariamente con la promoción y vigencia de un sistema democrático, republicano y constitucional que se encause detrás del derrotero del bien común. Ánimo, haga usted su parte.

 

El autor de esta columna es Juan Callejas Vargas.