Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

Imagen o realidad

La desconfianza es hoy uno de los signos negativos intangibles más claro en los que las sociedades modernas buscamos superarnos.

.
Juan Francisco Callejas |
20 de diciembre, 2023
El contenido en la sección de Opinión es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la postura o la línea editorial de República.
 

De acuerdo a la Real Academia de la Lengua Española, imagen es: Figura, representación, semejanza y apariencia de algo. Note las ideas fuerza como semejanza y apariencia de algo y extensivamente de alguien. En todo caso, es algo que, relativo a una persona, no necesariamente es en la realidad, sino, lo que aparentamos ser.

Por otro lado, realidad, según la misma fuente es: Existencia real y efectiva de algo. Verdad, existencia, materialidad, objetividad, sustantividad. Verdad, lo que ocurre verdaderamente. Lo que es efectivo o tiene valor práctico, en contraposición con lo fantástico e ilusorio.

Una curiosidad de la vida, ciertamente paradójica, es darnos cuenta que en esta llamada postmodernidad que nos está tocando vivir, las personas, las instituciones, las empresas y todo lo que se “mercadea” – incluyendo la religión y la política – y empezando por las mismas personas, funcionamos para proyectar y que las otras personas perciban una imagen de lo que creemos ser, pero nunca de la realidad objetiva. Buscamos vender nuestra imagen e incluso hoy se habla de la marca/persona o de la marca/país.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER
Dicho de otra manera, luce algo así como que la verdad no nos gusta, no llama nuestra atención y antes bien, le huimos y tememos enfrentarnos con la realidad tal cual puede ser, simple y llana. En el caso de un país, meditemos sobre el nombre: Guatemala y conectémosla con la realidad que venimos viviendo desde la época precolombina. ¿Qué le dice?

En lo individual, lo metrosexual como mínimo, enterró el valor de la masculinidad y así progresivamente vamos aceptando arquetipos virtuales, pero no reales. El feminismo termino con la hermosa y bella feminidad de la mujer. En lo social, las clases, no solo las enunciadas en su tiempo por Carlos Marx, filósofo Alemán generador de las ideas socialistas/marxistas, entendidas como sociedad de masas y tan bien expuesto por José Ortega y Gasset, estableció conexiones asimétricas socialmente aceptadas que tristemente abandonaron el valor de la dignidad humana en lo personal, familiar y social.

Uno de los mejores ejemplos lo encontramos magnificado en las ahora omnipresentes redes sociales. Es más, Facebook es sin duda, la mejor vitrina de esa cultura de la imagen de lo políticamente correcto que nos esmeramos en publicar, tanto de las persona misma, como de sus familias, instituciones, empresas, gobiernos, iglesias etc. etc., con el serio agravante que lo tenemos tan interiorizado que aceptamos vivir en esta hipocresía de lo virtual y publicable. Casi nada es entera verdad, casi nada es real. El amor al igual que las noticias, resultan ser fakes (falsas). Las propuestas políticas al igual que las propuestas comerciales, también resultan ser fakes

Cuando inicie esta columna tuve a bien escribir una primera entrega bajo el título: Ama la verdad…vive la verdad. De esta columna, tomo tres párrafos iniciales porque creo que el momento en el que como sociedad nacional y por qué no mundial nos encontramos, lo amerita. Cito:

En búsqueda de la verdad

“Ama la VERDAD, vive la VERDAD, lucha por la VERDAD. No existe otro camino para quien persigue ser algo más que un accidente en la alegre realidad de esta vida, y estoy seguro de que usted amado lector, persigue ser bastante más que un accidente. Es por ello por lo que teniendo los dones con que ha sido creado tiene la opción en el mejor uso de su vida y su libertad, de escoger influir con sus perspectivas de futuro, la ruta que como individuo que se entiende parte de una familia y dentro de ella, parte de un clan familiar y a su vez parte viva de la vida y el destino de su comunidad y su nación.

Sin duda, la invasión de esa mentalidad de la corrección política que atrapó – y que aún mantiene atrapado a muchos - al individuo, a la familia y a las organizaciones intermedias en la sociedad, tanto en el ámbito empresarial como político, religioso y social - nos llevó al más profundo estado de mediocridad que quizá hayamos vivido y que aún nos mantiene capturado en un letargo mental, físico y hasta espiritual.

Este letargo no solo nos tiene frenados como individuos, familias y nación, sino que impide que asumamos la cuota de responsabilidad que la libertad de la cual gozamos demanda; estamos igualmente aletargados y quizá valga la analogía, drogados, a tal punto que somos partícipes de escoger en un marco jurídico poco demandante a pseudo líderes que han usado el poder político para adueñarse de uno de los tesoros más preciados en la vida del ser humano: su esperanza”.

La desconfianza es hoy uno de los signos negativos intangibles más claro en los que las sociedades modernas buscamos superarnos. Todos, desconfiamos de todos y es claramente uno de los signos de los tiempos que limitan el cumplimiento de un mandato tan simple como el contenido que para los cristianos de verdad debe tener el: ˝fructificar, multiplicarnos y aprender a gobernarnos˝

Frente a estas realidades de crisis de confianza, credibilidad y falta de pasión por la verdad, solamente queda la vieja, pero efectiva sentencia bíblica: “Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. “Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas”.

Ánimo, Dios está con nosotros.

 

El autor de esta columna es Juan Francisco Callejas,

Imagen o realidad

La desconfianza es hoy uno de los signos negativos intangibles más claro en los que las sociedades modernas buscamos superarnos.

Juan Francisco Callejas |
20 de diciembre, 2023
.
El contenido en la sección de Opinión es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la postura o la línea editorial de República.
 

De acuerdo a la Real Academia de la Lengua Española, imagen es: Figura, representación, semejanza y apariencia de algo. Note las ideas fuerza como semejanza y apariencia de algo y extensivamente de alguien. En todo caso, es algo que, relativo a una persona, no necesariamente es en la realidad, sino, lo que aparentamos ser.

Por otro lado, realidad, según la misma fuente es: Existencia real y efectiva de algo. Verdad, existencia, materialidad, objetividad, sustantividad. Verdad, lo que ocurre verdaderamente. Lo que es efectivo o tiene valor práctico, en contraposición con lo fantástico e ilusorio.

Una curiosidad de la vida, ciertamente paradójica, es darnos cuenta que en esta llamada postmodernidad que nos está tocando vivir, las personas, las instituciones, las empresas y todo lo que se “mercadea” – incluyendo la religión y la política – y empezando por las mismas personas, funcionamos para proyectar y que las otras personas perciban una imagen de lo que creemos ser, pero nunca de la realidad objetiva. Buscamos vender nuestra imagen e incluso hoy se habla de la marca/persona o de la marca/país.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER
Dicho de otra manera, luce algo así como que la verdad no nos gusta, no llama nuestra atención y antes bien, le huimos y tememos enfrentarnos con la realidad tal cual puede ser, simple y llana. En el caso de un país, meditemos sobre el nombre: Guatemala y conectémosla con la realidad que venimos viviendo desde la época precolombina. ¿Qué le dice?

En lo individual, lo metrosexual como mínimo, enterró el valor de la masculinidad y así progresivamente vamos aceptando arquetipos virtuales, pero no reales. El feminismo termino con la hermosa y bella feminidad de la mujer. En lo social, las clases, no solo las enunciadas en su tiempo por Carlos Marx, filósofo Alemán generador de las ideas socialistas/marxistas, entendidas como sociedad de masas y tan bien expuesto por José Ortega y Gasset, estableció conexiones asimétricas socialmente aceptadas que tristemente abandonaron el valor de la dignidad humana en lo personal, familiar y social.

Uno de los mejores ejemplos lo encontramos magnificado en las ahora omnipresentes redes sociales. Es más, Facebook es sin duda, la mejor vitrina de esa cultura de la imagen de lo políticamente correcto que nos esmeramos en publicar, tanto de las persona misma, como de sus familias, instituciones, empresas, gobiernos, iglesias etc. etc., con el serio agravante que lo tenemos tan interiorizado que aceptamos vivir en esta hipocresía de lo virtual y publicable. Casi nada es entera verdad, casi nada es real. El amor al igual que las noticias, resultan ser fakes (falsas). Las propuestas políticas al igual que las propuestas comerciales, también resultan ser fakes

Cuando inicie esta columna tuve a bien escribir una primera entrega bajo el título: Ama la verdad…vive la verdad. De esta columna, tomo tres párrafos iniciales porque creo que el momento en el que como sociedad nacional y por qué no mundial nos encontramos, lo amerita. Cito:

En búsqueda de la verdad

“Ama la VERDAD, vive la VERDAD, lucha por la VERDAD. No existe otro camino para quien persigue ser algo más que un accidente en la alegre realidad de esta vida, y estoy seguro de que usted amado lector, persigue ser bastante más que un accidente. Es por ello por lo que teniendo los dones con que ha sido creado tiene la opción en el mejor uso de su vida y su libertad, de escoger influir con sus perspectivas de futuro, la ruta que como individuo que se entiende parte de una familia y dentro de ella, parte de un clan familiar y a su vez parte viva de la vida y el destino de su comunidad y su nación.

Sin duda, la invasión de esa mentalidad de la corrección política que atrapó – y que aún mantiene atrapado a muchos - al individuo, a la familia y a las organizaciones intermedias en la sociedad, tanto en el ámbito empresarial como político, religioso y social - nos llevó al más profundo estado de mediocridad que quizá hayamos vivido y que aún nos mantiene capturado en un letargo mental, físico y hasta espiritual.

Este letargo no solo nos tiene frenados como individuos, familias y nación, sino que impide que asumamos la cuota de responsabilidad que la libertad de la cual gozamos demanda; estamos igualmente aletargados y quizá valga la analogía, drogados, a tal punto que somos partícipes de escoger en un marco jurídico poco demandante a pseudo líderes que han usado el poder político para adueñarse de uno de los tesoros más preciados en la vida del ser humano: su esperanza”.

La desconfianza es hoy uno de los signos negativos intangibles más claro en los que las sociedades modernas buscamos superarnos. Todos, desconfiamos de todos y es claramente uno de los signos de los tiempos que limitan el cumplimiento de un mandato tan simple como el contenido que para los cristianos de verdad debe tener el: ˝fructificar, multiplicarnos y aprender a gobernarnos˝

Frente a estas realidades de crisis de confianza, credibilidad y falta de pasión por la verdad, solamente queda la vieja, pero efectiva sentencia bíblica: “Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. “Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas”.

Ánimo, Dios está con nosotros.

 

El autor de esta columna es Juan Francisco Callejas,