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¡Qué paren el mundo que me quiero bajar! (autor desconocido, aunque se le ha atribuido a Mafalda)

Literalmente, estamos entre la espada y la pared, entre “lo menos y lo más peor”, entre la libertad y la prisión dentro de nuestro propio país.

.
Carolina Castellanos |
21 de julio, 2023

Por lo menos que paren Guate porque esto ya se salió de control. Los historiadores podrán decirnos si ha habido alguna época en la que la legislación ha sido manipulada, tergiversada, interpretada al sabor y antojo de los políticos y aplicada según la conveniencia de quien tiene más poder, influencia o acceso a las primeras planas de los medios de comunicación, formales e informales.

Hemos pasado guerras, como el conflicto armado interno y los conflictos sociales que surgieron para oponerse a los proyectos de inversión y desarrollo, como hidroeléctricas, así como las grandes plantaciones de palma africana, caña de azúcar y muchos otros cultivos.

En esas ocasiones, teníamos bien claro quiénes eran los enemigos de Guatemala, quiénes dirigían el país y tomaban las decisiones y hasta quiénes financiaban a los revoltosos. Ahora, es difícil saber quiénes son los enemigos.

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La falta de liderazgo de dos de los tres poderes del Estado es nefasta. Solo la señora Fiscal General ha dado la cara y tomado acciones de acuerdo a su mandato y con la ley en la mano. El resto, nada. Guatemala se desquebraja y lo único que buscan es mantener su cargo, salario y beneficios y pasar medio desapercibidos para que no se los lleve el huracán.

La intromisión extranjera ha sido el extremo. Ya perdieron la diplomacia y se les olvidó que ellos no están aquí para opinar ni meterse en asuntos que no les competen. Felicito y agradezco al Canciller por haberlos puesto en su lugar. Sin embargo, esto no significa que ya no se sigan metiendo. Con toda seguridad se están reuniendo con esa izquierda desesperada por llegar al poder, con fraude, mentiras y lo que sea necesario para lograr ese nefasto objetivo. Ya no nos debiera sorprender que congresistas del norte, de pacotilla, nos amenacen con todo tipo de sanciones.

Esta es una lucha entre el bien y el mal que se está dando en el campo de batalla, sin un marco legal claro que pueda poner las cosas en orden. Sigo convencida que una de las principales causas, si no la mayor, de este relajo, es la interpretatividad de nuestra legislación. Una ley, mil opiniones, todas con tinte ideológico a lo largo del espectro.

La desventaja que tenemos los que defendemos y abogamos por la libertad, las reglas claras, el imperio de la ley y la construcción de una República con independencia de poderes, es que la izquierda tiene tomado prácticamente todo el mapa de América Latina. La influencia y el poder que han logrado ha sido por medio del fraude y la tergiversación de las leyes en cada país. Han tenido éxito. Guatemala les hacía falta y ahora nos tienen agarrados “del pescuezo”, aprovechando la falta de liderazgo de nuestros dirigentes que han permitido esa intromisión extranjera, la tergiversación de la legislación y el surgimiento de todo tipo de organizaciones que logran penetrar utilizando las redes sociales.

¿Perdimos el enfoque? ¿O estamos peleando batallas pequeñas, resolviendo lo que surge cada día, a manera de sobrevivir? Se nos viene un vendaval el próximo 20 de agosto. Literalmente, estamos entre la espada y la pared, entre “lo menos y lo más peor”, entre la libertad y la prisión dentro de nuestro propio país.

Con ataduras, limitaciones, amenazas y lo que sea, debemos seguir peleando por nuestra libertad, cada uno desde su “trinchera”, con los medios que tenemos a nuestro alcance, no solo redes sociales sino nuestra propia voz. Debemos seguir sacando a la luz pública cualquier cosa que veamos. A eso le llamo “estrategia cucaracha”, pues esos desagradables insectos se esconden cuando se enciende la luz.

Lo que sigue es la fumigación, con la ley en la mano, la verdad por delante y la defensa de nuestra libertad como objetivo principal. ¡Nos toca luchar, con todo! Yo no me bajo. ¿Y usted?

¡Qué paren el mundo que me quiero bajar! (autor desconocido, aunque se le ha atribuido a Mafalda)

Literalmente, estamos entre la espada y la pared, entre “lo menos y lo más peor”, entre la libertad y la prisión dentro de nuestro propio país.

Carolina Castellanos |
21 de julio, 2023
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Por lo menos que paren Guate porque esto ya se salió de control. Los historiadores podrán decirnos si ha habido alguna época en la que la legislación ha sido manipulada, tergiversada, interpretada al sabor y antojo de los políticos y aplicada según la conveniencia de quien tiene más poder, influencia o acceso a las primeras planas de los medios de comunicación, formales e informales.

Hemos pasado guerras, como el conflicto armado interno y los conflictos sociales que surgieron para oponerse a los proyectos de inversión y desarrollo, como hidroeléctricas, así como las grandes plantaciones de palma africana, caña de azúcar y muchos otros cultivos.

En esas ocasiones, teníamos bien claro quiénes eran los enemigos de Guatemala, quiénes dirigían el país y tomaban las decisiones y hasta quiénes financiaban a los revoltosos. Ahora, es difícil saber quiénes son los enemigos.

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La falta de liderazgo de dos de los tres poderes del Estado es nefasta. Solo la señora Fiscal General ha dado la cara y tomado acciones de acuerdo a su mandato y con la ley en la mano. El resto, nada. Guatemala se desquebraja y lo único que buscan es mantener su cargo, salario y beneficios y pasar medio desapercibidos para que no se los lleve el huracán.

La intromisión extranjera ha sido el extremo. Ya perdieron la diplomacia y se les olvidó que ellos no están aquí para opinar ni meterse en asuntos que no les competen. Felicito y agradezco al Canciller por haberlos puesto en su lugar. Sin embargo, esto no significa que ya no se sigan metiendo. Con toda seguridad se están reuniendo con esa izquierda desesperada por llegar al poder, con fraude, mentiras y lo que sea necesario para lograr ese nefasto objetivo. Ya no nos debiera sorprender que congresistas del norte, de pacotilla, nos amenacen con todo tipo de sanciones.

Esta es una lucha entre el bien y el mal que se está dando en el campo de batalla, sin un marco legal claro que pueda poner las cosas en orden. Sigo convencida que una de las principales causas, si no la mayor, de este relajo, es la interpretatividad de nuestra legislación. Una ley, mil opiniones, todas con tinte ideológico a lo largo del espectro.

La desventaja que tenemos los que defendemos y abogamos por la libertad, las reglas claras, el imperio de la ley y la construcción de una República con independencia de poderes, es que la izquierda tiene tomado prácticamente todo el mapa de América Latina. La influencia y el poder que han logrado ha sido por medio del fraude y la tergiversación de las leyes en cada país. Han tenido éxito. Guatemala les hacía falta y ahora nos tienen agarrados “del pescuezo”, aprovechando la falta de liderazgo de nuestros dirigentes que han permitido esa intromisión extranjera, la tergiversación de la legislación y el surgimiento de todo tipo de organizaciones que logran penetrar utilizando las redes sociales.

¿Perdimos el enfoque? ¿O estamos peleando batallas pequeñas, resolviendo lo que surge cada día, a manera de sobrevivir? Se nos viene un vendaval el próximo 20 de agosto. Literalmente, estamos entre la espada y la pared, entre “lo menos y lo más peor”, entre la libertad y la prisión dentro de nuestro propio país.

Con ataduras, limitaciones, amenazas y lo que sea, debemos seguir peleando por nuestra libertad, cada uno desde su “trinchera”, con los medios que tenemos a nuestro alcance, no solo redes sociales sino nuestra propia voz. Debemos seguir sacando a la luz pública cualquier cosa que veamos. A eso le llamo “estrategia cucaracha”, pues esos desagradables insectos se esconden cuando se enciende la luz.

Lo que sigue es la fumigación, con la ley en la mano, la verdad por delante y la defensa de nuestra libertad como objetivo principal. ¡Nos toca luchar, con todo! Yo no me bajo. ¿Y usted?