Es noticia. El ingreso de divisas por remesas familiares alcanzó el año pasado US$19,804M. Si bien es un valor inferior al proyectado por el BANGUAT, significó un crecimiento del 9.8% respecto a 2022. El 92.9% proviene de EE. UU.

• La histórica cifra representa alrededor del 19% del PIB, casi el doble del valor registrado en 2015, cuando fue 10.1%.
• El mes con más remesas recibidas fue junio, con US$1,861M. Un récord mensual que debe atribuirse a los migrantes guatemaltecos y el buen desempeño del mercado laboral de los EE. UU.
• Para 2024 se prevé un aumento entre el 8 y 11%, que se traducirá en cerca de US$21,927M, algo nunca antes visto. Si bien no se cuestiona el crecimiento, sería menos dinámico que los tres años anteriores.

En perspectiva. El presidente del BANGUAT, Álvaro González Ricci, indicó que, a pesar de la reducción de la tasa de variación de las remesas, los flujos en dólares son relevantes.

• Solo en diciembre, el ingreso de remesas alcanzó US$1,765M, lo que significó un aumento de US$123.4M en comparación con el mismo mes en 2022.
• De acuerdo con autoridades del BANGUAT, estos recursos ayudan a dinamizar la economía local porque se destinan, entre otros, al consumo, construcción y comercio.
• Ricci destacó que, según datos de la OIM, de cada US$100 en remesas recibidas durante el 2023 (casi US$20,000M), 18 se dedicaron a vivienda. El valor podría alcanzar la cifra de US$3,604M.

Voces. Para David Casasola, consultor del CIEN, a nivel micro, especialmente los consumidores, las remesas representan un alivio para quienes no encuentran una oportunidad laboral. “Son un respiro para las familias que las reciben”.

• A nivel macro, da disponibilidad de dólares a Guatemala. Un país importador que casi compra el doble de lo que vende. “Son las remesas las que financian este tipo de consumo”, explica el economista.
• Los datos del Banco Central señalan que durante 2022 las exportaciones FOB alcanzaron US$15,656M en 2022 y las importaciones CIF US$32,123M. En tanto, las divisas enviadas sumaron US$18,040M.
• “Sin duda alguna, en el corto plazo, es mejor un mundo con remesas”, agrega el experto.

Qué destacar. Durante el año pasado, retornaron 79,697 connacionales por vía aérea y terrestre, provenientes de EE. UU. y México, con base a datos del Instituto Guatemalteco de Migración (IGM).

• Este mes, reanudaron las deportaciones, con un primer vuelo que transportó 89 migrantes chapines. En esta ocasión, la mayoría menores de edad (47).
• Pese a los riesgos en el tránsito a EE. UU., una encuesta refleja que casi el 86% de los migrantes guatemaltecos lo hicieron para encontrar una oportunidad de trabajo o mejorar sus ingresos.
• Los guatemaltecos son el grupo centroamericano que más dinero envía de forma individual. Sus transferencias rozan los US$500 mensuales. Le siguen salvadoreños (US$370) y hondureños (US$330).

Sí, pero. La otra cara del auge del envío de dólares es la exportación del capital humano. Representa desintegración familiar, receptores del dinero desmotivados para incursionar en el mercado laboral, menor interés por aprender. También hace que el tipo de cambio en Guatemala sea menos favorable para exportar bienes y servicios.

• Casasola añade que es una variable que no depende del país. “Así como las remesas ha crecido a dos dígitos, en algún momento el modelo se va a ir agotando”.
• Por ello, es necesario prepararse antes de que el ingreso comience a tomar una dinámica diferente, refiere el analista del CIEN.
• “Tenemos un modelo donde exportamos personas… no es sostenible… a la vez desgasta o genera pérdida de competitividad, fortalece el quetzal frente al dólar y encarece nuestros productos”, enfatiza.

Ecos regionales. América Latina y el Caribe alcanzarían un récord de US$156,000M en 2023, según el BID. Representa un incremento de 9.5% comparado con los US$142,000M de 2022. Este comportamiento consolida 15 años consecutivos de crecimiento.

• El documento muestra un aumento moderado entre 2017 y 2019. Destaca el 26.7% de 2021 debido a la pandemia.
• Las cifras de 2023 vienen dadas por los países de Centroamérica (13,2%), México (9,8%) y Sudamérica (7,9%), de acuerdo con el BID.
• Así, el monto durante el año refleja un mayor ingreso de los migrantes, quienes mejoraron sus tasas de empleo y el avance del proceso migratorio de periodos previos.

En conclusión. El flujo de dinero enviado implica que “el país no tiene modelo de desarrollo, sino uno de sobrevivencia económica”, señala Casasola.

• Para el economista, esto lleva a la necesidad de implementar una estrategia mucho más agresiva de atracción de inversiones. Es esencial para que empresas se ubiquen en el territorio, generen empleo y exporten.
• Las remesas contribuyen a la estabilidad macroeconómica, pero esa dependencia es un callejón sin salida. Queda mucho camino por recorrer para atraer inversión extranjera y capacitar al recurso humano.
• “Es fundamental empezar ahora. Reconocer su importancia más no acomodarse… sino que apostar por un nuevo modelo económico”, concluye.