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Ni los líderes ni las familias de EE. UU. parecen llegar a un acuerdo sobre abrir el país frente al Covid-19

Redacción República
05 de julio, 2020

El tema de cómo vivir bajo las nuevas normas que ha impuesto el coronavirus Covid-19, está haciendo que incluso las relaciones familiares y entre amigos se vean forzadas. “Niños están demasiado cerca de la abuela”, por ejemplo.

Cuando las restricciones que obligaban a quedarse en casa disminuyeron en mayo en Gurnee, Illinois, lo primero que pensó Laura Davis fue: ¿Cuándo podrán venirme a visitar las personas? La madre y las dos hermanas de esta maestra viven a poca distancia, dijo, y su patio trasero está apto para respetar las medidas de distanciamiento social.

Pero, resultó que no iba a ser fácil.

Davis, de 38 años, tuvo una discusión con su hermana mayor sobre los términos de una reunión. Su hermana y su madre tienen problemas de salud que las ponen en riesgo de sufrir complicaciones por el nuevo coronavirus y dijeron que la visitarían solo si podían sentarse afuera, si nadie comía y si todos usaban máscaras, incluidos los nueve niños.

A Davis esto le pareció excesivo y no podía entender por qué la comida que preparaba ella en casa sería más riesgosa que la comida llevada por restaurantes. Su hermana y su madre ni se inmutaron ante el cuestionamiento.

“Esto ha sido un acto extraño de equilibrio. Y mucho compromiso y tensión”, dijo. “Estoy tratando de entenderlos, pero también los presiono un poco”. No pueden mantenerse por años así, hasta que se encuentre una vacuna”, agregó.

La cuestión de cómo retomar aspectos de la vida cotidiana meses después de la primera muerte por el coronavirus registrada en Estados Unidos ha generado confusión en las empresas y está convulsionado las políticas estatales y nacionales. También está forzando las relaciones entre amigos y familiares.

El reciente aumento de casos confirmados en muchos estados ha hecho que la pregunta sea más urgente, sobre si volver a retomar los planes de reapertura, o instar a varios estados a revertir el curso que venían llevando, o simplemente hacer una completa pausa. El desacuerdo entre los funcionarios federales, gobernadores y alcaldes ha llevado a cambiar los mensajes oficiales y también las reglas sobre cómo mantenerse a salvo.

El comportamiento que un amigo o pariente considera esencial alrededor de otras personas (por ejemplo, usar máscara) es considerado excesivo por otros. Las diferencias sobre las medidas de seguridad dividen a algunas familias en líneas partidistas, al igual que dividen al país en partes.

Un verano pesado

El verano es especialmente intenso, porque trae consigo planes de vacaciones y de repente un debate sobre el riesgo versus la cercanía y la tradición. Cada verano, la hija de 12 años de Dani Duncanva visita a sus abuelos desde su ciudad natal de Jacksonville, Florida, a Daytona Beach durante un mes.

Este año, ella y su esposo no creen que sea seguro y dijeron que no al tradicional viaje. Sus suegros se ofendieron: “Dijeron: ‘No confías en nosotros para estar con ella'”. Su marido respondió: “Obviamente, nosotros sí”, dijo Duncan, de 49 años, pero la disputa “Se volvió personal”.

La hija de la señora Duncan ya pasa una noche a la semana con sus suegros, que viven a una milla y media de distancia, y vio un viaje a Daytona como innecesariamente arriesgado, pues es un área turística donde la familia suele cenar a menudo. Su suegro sugirió un viaje de fin de semana en lugar de un mes, pero ella no estaba de acuerdo tampoco con eso.

Su hija estaba molesta por el cambio de planes, dijo, y sus suegros se sintieron heridos. Agregó que su suegro declinó hacer comentarios.

Mientras Anthony Fauci, el principal experto en enfermedades infecciosas del gobierno de Estados Unidos continúa advirtiendo sobre el resurgimiento de Covid-19, familias como la de Tom Ross están debatiendo si deberían plegarse los planes de mantenerse en casa, ante el riesgo de una posible segunda ola.

Detrás de toda la confusión hay miles de conversaciones y argumentos todos los días en los hogares de todo Estados Unidos sobre cómo hacer lo correcto, con desacuerdos sobre precisamente qué es lo correcto a este punto.

El joven Ross, de 29 años, que vive en Golden, Colorado, y su prometida Katie Carter, también de 29 años, tenían planeado casarse el 20 de junio. En abril, todavía tenían la esperanza de poder llevar a cabo la boda y les dijeron a sus familiares en una llamada de Skype que la ceremonia seguía en pie.

Después de la llamada, ambos pensaron: “¿Viste la reacción de todos?” Dijo Ross.

“No querían decirnos nada grosero”, agregó, “pero todos pensaron que era imposible que se llevara a cabo” también creo que pensaron que no quisieran venir a la boda bajo estas condiciones.

La pareja, que planea casarse en Pittsburgh, pospuso su boda hasta el 6 de septiembre. Están conscientes de que algunos miembros de la familia, especialmente los mayores, se negarán a asistir.

Los padres de Carter presionaron para que eligieran una fecha aún más tarde, preocupados de que tengan que posponer nuevamente. Pero la pareja se niega a aplazarla más. “Llevamos tanto tiempo comprometidos”, dijo Ross, “estamos ansiosos por casarnos”.

Su prima, Vicki Ross, de 40 años, no está segura de que pueda asistir, está preocupada por un posible segundo brote del virus. “Creemos que es inevitable que nos vayan a confinar en casa de nuevo”, dijo.

“Debido a que las personas no están acatando las normas de distanciamiento social, no están haciendo lo que deben hacer para ayudar a recuperar un poco de normalidad”.

El gran enigma social de hoy en día, es cuándo se debería retomar la actividad laboral, y esta incertidumbre se está trasladando a las relaciones sociales persona a persona.

Tal es el caso del señor Klock, un maestro de Chicago de 47 años, tiene asma crónica e hipertensión. Él y su esposa dijeron que estaban filosóficamente alineados sobre cómo manejar la exposición potencial a la enfermedad.

Su esposa regresó hace aproximadamente un mes a su trabajo como bibliotecaria, donde no se aplica el uso de máscaras. Ambos sintieron que su ambiente de trabajo podría ponerlos en peligro. Pero discutieron sobre qué hacer, dijo Klock: “¿Debería simplemente renunciar a su trabajo o debería correr riesgos que previamente acordamos que no eran aceptables?”

Él ha alentado a su esposa a abogar por sí misma, pero ella no quiere causar problemas. “Me siento incómodo con su permanencia en una situación en la que no se respeta su salud y seguridad”, dijo.

La mujer, quien decidió permanecer en el anonimato, dijo que: “Fue muy molesto, fue una gran pelea matrimonial”.

Ni los líderes ni las familias de EE. UU. parecen llegar a un acuerdo sobre abrir el país frente al Covid-19

Redacción República
05 de julio, 2020

El tema de cómo vivir bajo las nuevas normas que ha impuesto el coronavirus Covid-19, está haciendo que incluso las relaciones familiares y entre amigos se vean forzadas. “Niños están demasiado cerca de la abuela”, por ejemplo.

Cuando las restricciones que obligaban a quedarse en casa disminuyeron en mayo en Gurnee, Illinois, lo primero que pensó Laura Davis fue: ¿Cuándo podrán venirme a visitar las personas? La madre y las dos hermanas de esta maestra viven a poca distancia, dijo, y su patio trasero está apto para respetar las medidas de distanciamiento social.

Pero, resultó que no iba a ser fácil.

Davis, de 38 años, tuvo una discusión con su hermana mayor sobre los términos de una reunión. Su hermana y su madre tienen problemas de salud que las ponen en riesgo de sufrir complicaciones por el nuevo coronavirus y dijeron que la visitarían solo si podían sentarse afuera, si nadie comía y si todos usaban máscaras, incluidos los nueve niños.

A Davis esto le pareció excesivo y no podía entender por qué la comida que preparaba ella en casa sería más riesgosa que la comida llevada por restaurantes. Su hermana y su madre ni se inmutaron ante el cuestionamiento.

“Esto ha sido un acto extraño de equilibrio. Y mucho compromiso y tensión”, dijo. “Estoy tratando de entenderlos, pero también los presiono un poco”. No pueden mantenerse por años así, hasta que se encuentre una vacuna”, agregó.

La cuestión de cómo retomar aspectos de la vida cotidiana meses después de la primera muerte por el coronavirus registrada en Estados Unidos ha generado confusión en las empresas y está convulsionado las políticas estatales y nacionales. También está forzando las relaciones entre amigos y familiares.

El reciente aumento de casos confirmados en muchos estados ha hecho que la pregunta sea más urgente, sobre si volver a retomar los planes de reapertura, o instar a varios estados a revertir el curso que venían llevando, o simplemente hacer una completa pausa. El desacuerdo entre los funcionarios federales, gobernadores y alcaldes ha llevado a cambiar los mensajes oficiales y también las reglas sobre cómo mantenerse a salvo.

El comportamiento que un amigo o pariente considera esencial alrededor de otras personas (por ejemplo, usar máscara) es considerado excesivo por otros. Las diferencias sobre las medidas de seguridad dividen a algunas familias en líneas partidistas, al igual que dividen al país en partes.

Un verano pesado

El verano es especialmente intenso, porque trae consigo planes de vacaciones y de repente un debate sobre el riesgo versus la cercanía y la tradición. Cada verano, la hija de 12 años de Dani Duncanva visita a sus abuelos desde su ciudad natal de Jacksonville, Florida, a Daytona Beach durante un mes.

Este año, ella y su esposo no creen que sea seguro y dijeron que no al tradicional viaje. Sus suegros se ofendieron: “Dijeron: ‘No confías en nosotros para estar con ella'”. Su marido respondió: “Obviamente, nosotros sí”, dijo Duncan, de 49 años, pero la disputa “Se volvió personal”.

La hija de la señora Duncan ya pasa una noche a la semana con sus suegros, que viven a una milla y media de distancia, y vio un viaje a Daytona como innecesariamente arriesgado, pues es un área turística donde la familia suele cenar a menudo. Su suegro sugirió un viaje de fin de semana en lugar de un mes, pero ella no estaba de acuerdo tampoco con eso.

Su hija estaba molesta por el cambio de planes, dijo, y sus suegros se sintieron heridos. Agregó que su suegro declinó hacer comentarios.

Mientras Anthony Fauci, el principal experto en enfermedades infecciosas del gobierno de Estados Unidos continúa advirtiendo sobre el resurgimiento de Covid-19, familias como la de Tom Ross están debatiendo si deberían plegarse los planes de mantenerse en casa, ante el riesgo de una posible segunda ola.

Detrás de toda la confusión hay miles de conversaciones y argumentos todos los días en los hogares de todo Estados Unidos sobre cómo hacer lo correcto, con desacuerdos sobre precisamente qué es lo correcto a este punto.

El joven Ross, de 29 años, que vive en Golden, Colorado, y su prometida Katie Carter, también de 29 años, tenían planeado casarse el 20 de junio. En abril, todavía tenían la esperanza de poder llevar a cabo la boda y les dijeron a sus familiares en una llamada de Skype que la ceremonia seguía en pie.

Después de la llamada, ambos pensaron: “¿Viste la reacción de todos?” Dijo Ross.

“No querían decirnos nada grosero”, agregó, “pero todos pensaron que era imposible que se llevara a cabo” también creo que pensaron que no quisieran venir a la boda bajo estas condiciones.

La pareja, que planea casarse en Pittsburgh, pospuso su boda hasta el 6 de septiembre. Están conscientes de que algunos miembros de la familia, especialmente los mayores, se negarán a asistir.

Los padres de Carter presionaron para que eligieran una fecha aún más tarde, preocupados de que tengan que posponer nuevamente. Pero la pareja se niega a aplazarla más. “Llevamos tanto tiempo comprometidos”, dijo Ross, “estamos ansiosos por casarnos”.

Su prima, Vicki Ross, de 40 años, no está segura de que pueda asistir, está preocupada por un posible segundo brote del virus. “Creemos que es inevitable que nos vayan a confinar en casa de nuevo”, dijo.

“Debido a que las personas no están acatando las normas de distanciamiento social, no están haciendo lo que deben hacer para ayudar a recuperar un poco de normalidad”.

El gran enigma social de hoy en día, es cuándo se debería retomar la actividad laboral, y esta incertidumbre se está trasladando a las relaciones sociales persona a persona.

Tal es el caso del señor Klock, un maestro de Chicago de 47 años, tiene asma crónica e hipertensión. Él y su esposa dijeron que estaban filosóficamente alineados sobre cómo manejar la exposición potencial a la enfermedad.

Su esposa regresó hace aproximadamente un mes a su trabajo como bibliotecaria, donde no se aplica el uso de máscaras. Ambos sintieron que su ambiente de trabajo podría ponerlos en peligro. Pero discutieron sobre qué hacer, dijo Klock: “¿Debería simplemente renunciar a su trabajo o debería correr riesgos que previamente acordamos que no eran aceptables?”

Él ha alentado a su esposa a abogar por sí misma, pero ella no quiere causar problemas. “Me siento incómodo con su permanencia en una situación en la que no se respeta su salud y seguridad”, dijo.

La mujer, quien decidió permanecer en el anonimato, dijo que: “Fue muy molesto, fue una gran pelea matrimonial”.