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Semilla y su Programa para la Capacitación para el Trabajo

El objetivo del mismo es la formación y capacitación que estimulen la preparación de las personas para una exitosa inserción en aquellos sectores de la economía que tienen una oferta insatisfecha...

.
Lisardo Bolaños |
14 de septiembre, 2023

¿Qué propone Semilla para preparar jóvenes para el trabajo?

¿Qué proponen?

Semilla propone crear un Programa de Capacitación y Formación para el Trabajo con recursos por Q.1,000 millones. El objetivo del mismo es la formación y capacitación que estimulen la preparación de las personas para una exitosa inserción en aquellos sectores de la economía que tienen una oferta insatisfecha de trabajadores formados y aquellos que apoyen el aumento de la producción y la mejora de la productividad nacional, la industrialización y los servicios especializados.

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¿Hace sentido?

Sí. Existe literatura económica que enfatiza la importancia de la preparación laboral para atraer industrias más sofisticadas. Un ejemplo claro es el sudeste asiático en donde la preparación, especialmente en el nivel técnico permitió la rápido integración de trabajadores a fábricas. Esto va de la mano de ingresos más altos para los trabajadores y la posibilidad de entrar en segmentos de mercado que no se compite sólo por precio sino por diferenciación o enfoque.

¿Son adecuados los 1,000 millones para esto?

Como este es un programa con fondos para los cuatro años, su ejecución se estima en Q.250 millones por año. ¿Es mucho o es poco? Se me ocurren tres formas de analizar el monto.

Primero, el presupuesto 2023 del INTECAP, el Instituto Técnica de Capacitación y Productividad, alcanza Q.760 millones. El presupuesto multianual 2024-2027 equivale a Q.4,026. Claro, en el caso de INTECAP se subvenciona una parte de la capacitación. Esto da una idea que el monto propuesto no necesariamente es un “game changer”, pues el monto representa un crecimiento de 25% de lo que tendrá INTECAP.

Segundo, existe un programa de becas para empleabilidad desde el lado del Ministerio de Economía por Q.70 millones. El mismo se divide en: a) Q.60 millones para inglés; y, b) Q.10 millones para enfermería. En cuatro años esto equivaldría a Q.280 millones. Desde esta perspectiva, el brinco sí es significativo pues se estaría asignando 2.5 veces más del ritmo que actualmente se lleva.

Una tercera opción sería entender el monto asignado frente a la población objetivo. El plan no define la cantidad de población a atender. Hoy hay 1.7 millones de guatemaltecos trabajando como jornaleros, servicio doméstico o en trabajos no remunerados, cuyo salario promedio está por debajo del salario mínimo. Esto deja cerca de Q.600 por persona para capacitación si es que se busca llegar a toda esta población en los cuatro años. Este es un tamaño de población objetivo muy agresivo. Si se busca llegar a 150,000 trabajadores, esto permitiría generar un costo por persona por Q.6,666. Este es un monto que permitiría pagar por cierta capacitación e incluso permite incluir recursos para sufragar el costo de oportunidad y costos de transporte del estudiante.

¿A qué debe prestársele atención?

Hay tres temas que necesitan trabajarse: 1) la viabilidad política; 2) complementariedad con esfuerzos existentes; y, 3) facilitar el camino a la empleabilidad.

¿Qué se necesitaría para hacer exitosa la propuesta? 

Sobre la viabilidad política, este tipo de programas no requiere ser aprobado a nivel del Congreso de la República. Y, vía Acuerdos Gubernativos y Acuerdos Ministeriales, se podría conformar legal y presupuestariamente. Así que, es posible instaurar este programa, al menos durante los cuatro años de Gobierno de Arévalo. Sin embargo, esto implica: a) que su duración más allá del 2028 dependerá de decisión del próximo Presidente; y, b) la ejecución del programa se verá comprometida, cada año, por varias semanas, en lo que se realizan las transferencias necesarias. Así que, si bien es viable políticamente sin necesidad de acudir al Congreso de la República, su sostenibilidad y su operabilidad cada enero y febrero será cuesta arriba.

Sobre la complementariedad con programas existentes, es importante tomar en cuenta que existen dos esfuerzos existentes importantes. Primero, el más grande, INTECAP. El mismo, con un presupuesto de Q.760 millones para el 2023, resulta, hoy mismo, tres veces más grande que el programa propuesto. Claro, no todos esos recursos van a becas, pues se dedican al mantenimiento y construcción de nueva infraestructura. Además, que INTECAP requiere un copago por parte del beneficiario (con un considerable subsidio del mismo INTECAP, o, para ser más exacto, de las empresas y trabajadores formales).

Con INTECAP tiene clarificarse si se quiere aprovechar sus cursos y sus instalaciones, firmando un convenio que le permita a INTECAP cubrir sus costos (pues no se trata de desfinanciarlo sino de multiplicar los esfuerzos). De existir un interés, es importante definir la orientación de los recursos para un mayor impacto. Valdría la pena iniciar pidiéndole al INTECAP una propuesta de política de productividad, en donde clarifique una hoja de ruta sobre cómo apoyará los objetivos del Programa de Capacitación para el Trabajo. Algunos aspectos para incluir serían:

  1. Definición de sectores a priorizar.
  2. Mecanismos de coordinación con sector privado, especialmente inversión extranjera directa en los sectores priorizados para definir competencias a priorizar por año, modalidades de ejecución, monitoreo y evaluación del programa, etc.
  3. Establecer fondos para monitoreo y evaluación.
  4. Establecer mecanismos de mejora continua de la gestión del programa, desde los requisitos de los beneficiarios hasta las metodologías educativas.

El segundo programa existente que vale la pena señalar es el fondo de becas del Ministerio de Economía que se creó vía el Presupuesto General de Ingresos y Egresos de la Nación para el año 2022. Este programa de becas otorga becas que cubre la educación, así como un estipendio que, al cubrir parte del costo de oportunidad del beneficiario, facilita que el joven termine el programa. De cierta manera, este programa funciona como un proyecto piloto para lo que Semilla está planteando. Digo piloto porque el programa del MINECO sólo incluye inglés y enfermería. Y, es evidente que se requeriría poder ofrecer becas de otro tipo, en la medida que MINECO está enfocado, no en programas asistencialistas, sino en que las empresas extranjeras puedan instalarse y la inversión nacional crecer. Algunas de las lecciones que el programa del MINECO arroja son:

  1. Poner atención a los criterios de selección de los beneficiarios para incrementar la posibilidad de éxito de la empleabilidad.
  2. Generar una plataforma integrada MINECO – INTECAP - Sector Privado que permita hacer un monitoreo de la situación de todos los interesados en la beca, su avance educativo y si son contratados.
  3. Considerar una alianza con bancos o emisores de tarjeta de crédito que obligue a un uso secuencial de fondos de la beca para garantizar el uso más efectivo de los recursos.
  4. Orientar recursos para la evaluación de lo aprendido por los beneficiarios.
  5. Construir secuencia, de manera que las becas vayan construyendo poco a poco la capacidad de inglés con los estudiantes más prometedores.

Ahora bien, claro que existen otros programas de capacitación y becas, empezando con fondos importantes desde el Ministerio de Desarrollo Social. Sin embargo, al tener tan poco énfasis en la parte empresarial, esto los hace más de corte asistencialista, que de corte productivo. Si el Ejecutivo tiene la fuerza política, sería ideal que esos fondos pasen a consolidar el Programa para la Capacitación para el Trabajo.

Por último, está el camino a la empleabilidad. Quienes me hayan leído con anterioridad saben muy bien mi preocupación de que, dado el nivel educativo promedio del guatemalteco el salario mínimo actual resulta muy alto y ello termina limitando la creación de empleos formales especialmente a los jóvenes sin experiencia.[1] La razón es sencilla: nadie quiere contratar a alguien cuyos costos son más altos que su productividad, algo que ocurre durante los primeros meses, en lo que el joven aprende sus nuevas responsabilidades. El reto es que hay un límite para lo que la capacitación fuera del trabajo puede lograr para incrementar la productividad: siempre es necesario un componente fuerte de aprendizaje dentro de la empresa (algo que saben bien los alemanes con sus programas duales, por ejemplo). Por ello, se hace necesario un mecanismo que reduzca el costo que tiene para las empresas el contratar jóvenes sin experiencia durante los primeros meses en lo que logran aprender bien su nuevo puesto de trabajo. Esta es la idea del Programa Beca Mi Primer Empleo que se creó en bajo los Ministros Carlos Contreras y Carlos Ulbán,[2] entre el 2013 y el 2015, y que se rescató en este gobierno bajo el Ministro Rafael Rodríguez.[3]

Actualmente el programa ofrece, por cuatro meses, cubrir el 51% del costo que tiene para la empresa el salario base, bonificación incentivo, IGSS, IRTRA, INTECAP, así como también el pago de las prestaciones como vacaciones, bonificación incentivo, aguinaldo, e indemnización correspondiente.[4] Ampliar el tamaño de este programa sería importante, especialmente apoyando nuevos sectores económicos, nuevas líneas de productos, y expansiones importantes en el número de empleos dentro de las industrias. Coordinar esto con los esfuerzos de atracción de inversión extranjera ES ESENCIAL para dar un valor importante, como país, a los inversionistas extranjeros. Así pues, articular esfuerzos con MINECO-PRONACOM permitiría un adecuado uso de estos recursos. Si el próximo gobierno dedica recursos importantes a este programa permitiría que no sólo se logre resolver los retos de capacitación sino, más importante, los retos de creación de empleo formal para los jóvenes.

Semilla y su Programa para la Capacitación para el Trabajo

El objetivo del mismo es la formación y capacitación que estimulen la preparación de las personas para una exitosa inserción en aquellos sectores de la economía que tienen una oferta insatisfecha...

Lisardo Bolaños |
14 de septiembre, 2023
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¿Qué propone Semilla para preparar jóvenes para el trabajo?

¿Qué proponen?

Semilla propone crear un Programa de Capacitación y Formación para el Trabajo con recursos por Q.1,000 millones. El objetivo del mismo es la formación y capacitación que estimulen la preparación de las personas para una exitosa inserción en aquellos sectores de la economía que tienen una oferta insatisfecha de trabajadores formados y aquellos que apoyen el aumento de la producción y la mejora de la productividad nacional, la industrialización y los servicios especializados.

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¿Hace sentido?

Sí. Existe literatura económica que enfatiza la importancia de la preparación laboral para atraer industrias más sofisticadas. Un ejemplo claro es el sudeste asiático en donde la preparación, especialmente en el nivel técnico permitió la rápido integración de trabajadores a fábricas. Esto va de la mano de ingresos más altos para los trabajadores y la posibilidad de entrar en segmentos de mercado que no se compite sólo por precio sino por diferenciación o enfoque.

¿Son adecuados los 1,000 millones para esto?

Como este es un programa con fondos para los cuatro años, su ejecución se estima en Q.250 millones por año. ¿Es mucho o es poco? Se me ocurren tres formas de analizar el monto.

Primero, el presupuesto 2023 del INTECAP, el Instituto Técnica de Capacitación y Productividad, alcanza Q.760 millones. El presupuesto multianual 2024-2027 equivale a Q.4,026. Claro, en el caso de INTECAP se subvenciona una parte de la capacitación. Esto da una idea que el monto propuesto no necesariamente es un “game changer”, pues el monto representa un crecimiento de 25% de lo que tendrá INTECAP.

Segundo, existe un programa de becas para empleabilidad desde el lado del Ministerio de Economía por Q.70 millones. El mismo se divide en: a) Q.60 millones para inglés; y, b) Q.10 millones para enfermería. En cuatro años esto equivaldría a Q.280 millones. Desde esta perspectiva, el brinco sí es significativo pues se estaría asignando 2.5 veces más del ritmo que actualmente se lleva.

Una tercera opción sería entender el monto asignado frente a la población objetivo. El plan no define la cantidad de población a atender. Hoy hay 1.7 millones de guatemaltecos trabajando como jornaleros, servicio doméstico o en trabajos no remunerados, cuyo salario promedio está por debajo del salario mínimo. Esto deja cerca de Q.600 por persona para capacitación si es que se busca llegar a toda esta población en los cuatro años. Este es un tamaño de población objetivo muy agresivo. Si se busca llegar a 150,000 trabajadores, esto permitiría generar un costo por persona por Q.6,666. Este es un monto que permitiría pagar por cierta capacitación e incluso permite incluir recursos para sufragar el costo de oportunidad y costos de transporte del estudiante.

¿A qué debe prestársele atención?

Hay tres temas que necesitan trabajarse: 1) la viabilidad política; 2) complementariedad con esfuerzos existentes; y, 3) facilitar el camino a la empleabilidad.

¿Qué se necesitaría para hacer exitosa la propuesta? 

Sobre la viabilidad política, este tipo de programas no requiere ser aprobado a nivel del Congreso de la República. Y, vía Acuerdos Gubernativos y Acuerdos Ministeriales, se podría conformar legal y presupuestariamente. Así que, es posible instaurar este programa, al menos durante los cuatro años de Gobierno de Arévalo. Sin embargo, esto implica: a) que su duración más allá del 2028 dependerá de decisión del próximo Presidente; y, b) la ejecución del programa se verá comprometida, cada año, por varias semanas, en lo que se realizan las transferencias necesarias. Así que, si bien es viable políticamente sin necesidad de acudir al Congreso de la República, su sostenibilidad y su operabilidad cada enero y febrero será cuesta arriba.

Sobre la complementariedad con programas existentes, es importante tomar en cuenta que existen dos esfuerzos existentes importantes. Primero, el más grande, INTECAP. El mismo, con un presupuesto de Q.760 millones para el 2023, resulta, hoy mismo, tres veces más grande que el programa propuesto. Claro, no todos esos recursos van a becas, pues se dedican al mantenimiento y construcción de nueva infraestructura. Además, que INTECAP requiere un copago por parte del beneficiario (con un considerable subsidio del mismo INTECAP, o, para ser más exacto, de las empresas y trabajadores formales).

Con INTECAP tiene clarificarse si se quiere aprovechar sus cursos y sus instalaciones, firmando un convenio que le permita a INTECAP cubrir sus costos (pues no se trata de desfinanciarlo sino de multiplicar los esfuerzos). De existir un interés, es importante definir la orientación de los recursos para un mayor impacto. Valdría la pena iniciar pidiéndole al INTECAP una propuesta de política de productividad, en donde clarifique una hoja de ruta sobre cómo apoyará los objetivos del Programa de Capacitación para el Trabajo. Algunos aspectos para incluir serían:

  1. Definición de sectores a priorizar.
  2. Mecanismos de coordinación con sector privado, especialmente inversión extranjera directa en los sectores priorizados para definir competencias a priorizar por año, modalidades de ejecución, monitoreo y evaluación del programa, etc.
  3. Establecer fondos para monitoreo y evaluación.
  4. Establecer mecanismos de mejora continua de la gestión del programa, desde los requisitos de los beneficiarios hasta las metodologías educativas.

El segundo programa existente que vale la pena señalar es el fondo de becas del Ministerio de Economía que se creó vía el Presupuesto General de Ingresos y Egresos de la Nación para el año 2022. Este programa de becas otorga becas que cubre la educación, así como un estipendio que, al cubrir parte del costo de oportunidad del beneficiario, facilita que el joven termine el programa. De cierta manera, este programa funciona como un proyecto piloto para lo que Semilla está planteando. Digo piloto porque el programa del MINECO sólo incluye inglés y enfermería. Y, es evidente que se requeriría poder ofrecer becas de otro tipo, en la medida que MINECO está enfocado, no en programas asistencialistas, sino en que las empresas extranjeras puedan instalarse y la inversión nacional crecer. Algunas de las lecciones que el programa del MINECO arroja son:

  1. Poner atención a los criterios de selección de los beneficiarios para incrementar la posibilidad de éxito de la empleabilidad.
  2. Generar una plataforma integrada MINECO – INTECAP - Sector Privado que permita hacer un monitoreo de la situación de todos los interesados en la beca, su avance educativo y si son contratados.
  3. Considerar una alianza con bancos o emisores de tarjeta de crédito que obligue a un uso secuencial de fondos de la beca para garantizar el uso más efectivo de los recursos.
  4. Orientar recursos para la evaluación de lo aprendido por los beneficiarios.
  5. Construir secuencia, de manera que las becas vayan construyendo poco a poco la capacidad de inglés con los estudiantes más prometedores.

Ahora bien, claro que existen otros programas de capacitación y becas, empezando con fondos importantes desde el Ministerio de Desarrollo Social. Sin embargo, al tener tan poco énfasis en la parte empresarial, esto los hace más de corte asistencialista, que de corte productivo. Si el Ejecutivo tiene la fuerza política, sería ideal que esos fondos pasen a consolidar el Programa para la Capacitación para el Trabajo.

Por último, está el camino a la empleabilidad. Quienes me hayan leído con anterioridad saben muy bien mi preocupación de que, dado el nivel educativo promedio del guatemalteco el salario mínimo actual resulta muy alto y ello termina limitando la creación de empleos formales especialmente a los jóvenes sin experiencia.[1] La razón es sencilla: nadie quiere contratar a alguien cuyos costos son más altos que su productividad, algo que ocurre durante los primeros meses, en lo que el joven aprende sus nuevas responsabilidades. El reto es que hay un límite para lo que la capacitación fuera del trabajo puede lograr para incrementar la productividad: siempre es necesario un componente fuerte de aprendizaje dentro de la empresa (algo que saben bien los alemanes con sus programas duales, por ejemplo). Por ello, se hace necesario un mecanismo que reduzca el costo que tiene para las empresas el contratar jóvenes sin experiencia durante los primeros meses en lo que logran aprender bien su nuevo puesto de trabajo. Esta es la idea del Programa Beca Mi Primer Empleo que se creó en bajo los Ministros Carlos Contreras y Carlos Ulbán,[2] entre el 2013 y el 2015, y que se rescató en este gobierno bajo el Ministro Rafael Rodríguez.[3]

Actualmente el programa ofrece, por cuatro meses, cubrir el 51% del costo que tiene para la empresa el salario base, bonificación incentivo, IGSS, IRTRA, INTECAP, así como también el pago de las prestaciones como vacaciones, bonificación incentivo, aguinaldo, e indemnización correspondiente.[4] Ampliar el tamaño de este programa sería importante, especialmente apoyando nuevos sectores económicos, nuevas líneas de productos, y expansiones importantes en el número de empleos dentro de las industrias. Coordinar esto con los esfuerzos de atracción de inversión extranjera ES ESENCIAL para dar un valor importante, como país, a los inversionistas extranjeros. Así pues, articular esfuerzos con MINECO-PRONACOM permitiría un adecuado uso de estos recursos. Si el próximo gobierno dedica recursos importantes a este programa permitiría que no sólo se logre resolver los retos de capacitación sino, más importante, los retos de creación de empleo formal para los jóvenes.